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Cómo prevenir la «gripe porcina»

Evitar aglomeraciones, lavarse las manos frecuentemente, evitar los saludos de mano y de beso, no compartir los alimentos ni los utensilios de comer, usar mascarillas adecuadas. El problema es que algunas de estas medidas atentan contra lo que culturalmente se considera buena educación…


Por Ricardo Fábrega*

Hace años que los expertos vienen alertando sobre una posible nueva pandemia de gripe. No sería la primera. En el siglo pasado hubo tres pandemias, la más grave en los años 20, con millones de muertos en el mundo. El problema ahora es que la gran cantidad de viajes en avión hace que estas gripes se difundan  más rápido y que no se alcancen a desarrollar vacunas o a comprobar esquemas de tratamiento efectivos. Adicionalmente, al venir de cepas de animales, la inmunidad del ser humano sería menor.  

Ante las advertencias de los expertos, en el Ministerio de Salud en los últimos años se prepararon planes de contingencia e incluso se adquirieron medicamentos en un número razonable para controlar brotes de influenza. Dichos planes siguen todas las recomendaciones internacionales y permiten detectar y aislar focos de enfermedad y lograrían contener la difusión de la enfermedad en escenarios leves o moderados. Pero por supuesto, hay escenarios duros o catastróficos en que no hay plan que resista, ni infraestructura capaz de contener el número de enfermos. Todo eso era una amenaza potencial, ubicada en un futuro lejano y difuso…hasta ahora. 

Lo cierto es que ya estamos ante una gripe de origen animal, que se trasmite de humano a humano y que ha causado muertes en un número significativo en México y numerosas hospitalizaciones. Además ya hay casos positivos, aunque no mortales en Canadá, Estados Unidos y España. Es decir, parte de las peores predicciones de los científicos y epidemiólogos se están cumpliendo.

Lo que falta saber mejor: ¿Cuál es la tasa de ataque? ¿Cuántos son los días de incubación? ¿Cuán agresiva es? ¿A qué tratamiento responde? ¿Cuál es la letalidad con tratamiento? Todo ello permitirá saber mejor hasta donde resistiría el sistema de salud cuando llegue la enfermedad. 

Porque hay algo que parece evidente, la enfermedad va a llegar, más tarde o más temprano. Ello es así porque estamos en un país muy abierto al contacto con el extranjero y la enfermedad la traen las personas que viajan.  Además hay varios días de incubación en que la persona está asintomática y puede entrar sin problemas al país y empezar a contagiar antes de que tome conciencia de que está enfermo de algo que no es un resfriado común.  El otro factor es que como falta información sobre la gravedad de la amenaza, nadie está dispuesto a dejar de concurrir a sus labores habituales y no se puede generar una sobre reacción que cause más problemas que la enfermedad que se pretende combatir. 

¿Qué se debe esperar del gobierno y en general de los prestadores de salud?

Que apliquen las barreras que son posibles y que por esta vía disminuyan o retrasen la llegada de un número significativo de infectados. Que estén listos para tratar las neumonías por influenza que aparezcan. Que tengan montado el sistema de exámenes que detecte la aparición de los casos y que aísle a los enfermos y controle a sus contactos principales. Es importante la cooperación del sector privado dado que muchos de los que viajan pertenecen a este sector y consultarán al presentar síntomas si no fueron detectados a su llegada al país. 

Y sobre todo es esperable que las autoridades actúen con trasparencia e información veraz, para que la población vaya acompañando el desarrollo de los acontecimientos tomando medidas proporcionales a la gravedad de la situación. 

¿Qué pueden hacer las personas?

Aplicar todas las medidas de prevención conocidas y que son de gran utilidad.

Evitar aglomeraciones, lavarse las manos frecuentemente, evitar los saludos de mano y de beso, no compartir los alimentos ni los utensilios de comer, usar mascarillas adecuadas. El problema es que algunas de estas medidas atentan contra lo que culturalmente se considera buena educación. Son por lo tanto difíciles de seguir… Pero puede llegar un momento en que sea absolutamente necesario saludarse simplemente con una reverencia. 

Me toco dirigir las tres últimas campañas de invierno. Fueron duras, pero de muy exitosos resultados. En Chile en época de invierno se trabaja al límite y si en Mayo llega esta nueva cepa, serán necesarios esfuerzos aun más extraordinarios que los realizados en el pasado.  

*Doctor y ex subsecretario de Redes Asistenciales

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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