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Japón: una experiencia tecnológica

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Creo firmemente que Chile debe ser líder en materia tecnológica como lo es Japón. Estoy convencido de que nuestro país debe dejar de depender de la exportación de recursos naturales, que son limitados, y enfocarse en el desarrollo de servicios tecnológicos.


Por Guido Girardi*

Invitado por el gobierno japonés, en mi calidad de Presidente de la comisión de Transportes y Telecomunicaciones, la semana recién pasada viajé a Japón para conocer a fondo el extraordinario desarrollo tecnológico que posee este país asiático y que lo ubica entre los líderes en la materia.

El motivo principal fue interiorizarme sobre la norma de televisión digital nipona y cómo la estaban implementando, tanto en el ámbito legal como en la vida cotidiana de los japoneses.

Observé muchas cosas que me llamaron la atención y que hacen reflexionar sobre el rol del Estado y el gran impulso social que se ha generado gracias al uso de las tecnologías.

Debemos pensar que Japón es un país que no posee petróleo ni recursos naturales y que tras la Segunda Guerra Mundial no contaba con mayores esperanzas de desarrollo.  Sin embargo, fueron visionarios y apostaron a futuro generando políticas tecnológicas concretas y transversales, que los han llevado a ser líderes indiscutidos en  tecnología, partiendo por la educación, en donde se ha dado gran valor al desarrollo de un capital humano capacitado lo que ha generado una masa técnica y de punta en conocimientos.

Conjuntamente con esto han logrado generar aplicaciones asociadas a estas tecnologías, lo que ha incrementado el valor de sus creaciones intelectuales, y desarrollar una industria donde el capital humano es central, otorgándole valor agregado a sus productos y servicios, que se exportan a todo el mundo.

El rol del Estado nipón en materia tecnológica es un hecho indiscutido y ha sido uno de los principales responsables del potente desarrollo. La educación pública de calidad ha permitido a cientos de estudiantes cursar carreras especializadas en tecnologías, financiadas por el gobierno. Junto a ello, se le otorgan recursos importantes a los centros de estudios tecnológicos.

Durante mi visita a Japón visité uno de los múltiples centros de investigación y desarrollo, donde sólo ese centro contaba con casi 6.000 investigadores e  invertía más de U$5.000 millones anuales por concepto de investigación y desarrollo.

En materia de televisión digital, Japón ha desarrollado su propia norma de televisión adaptada especialmente a la realidad de las condiciones geográficas, que son muy similares a las de Chile; un terreno accidentado, con islas, depresiones y alturas. Para ellos la geografía no ha sido un impedimento para desarrollar los más altos estándares de calidad,  han tenido la habilidad de generar  interconexión en alta definición.

Lo novedoso del sistema japonés es la búsqueda de la máxima calidad, sin descuidar la implementación de aplicaciones que otorguen un valor agregado y una potente interconectividad.  Su horizonte es el concepto de la ubiquidad de las telecomunicaciones,  lo  que significa estar conectado en cualquier momento y en cualquier lugar.  Han desarrollado un modelo para la telefonía móvil y celular,  donde perfectamente desde un celular uno puede comunicarse por voz, pero también por video, ver televisión digital, realizar transacciones económicas, pagar el metro, servicios y conectarse a Internet a alta velocidad. Al mismo tiempo pueden estar conectados en vehículos en movimiento, en trenes, metros, ascensores, etc.

Me explicaban los japoneses que cuando iniciaron las transmisiones inalámbricas experimentalmente (la conexión a Internet vía celular), la norma y la tecnología les permitía un ancho de banda máximo de 300 kls/seg. Posteriormente generaron la tecnología necesaria para un mejor uso y velocidad ya encontrándose con valores experimentales de los 100 megas/seg. Sin embargo, ya se encuentran preparando la denominada tecnología celular «4G» que significa un incremento de velocidad de hasta 1 Giga/bits por segundo con las positivas consecuencias de conectividad que de ello se genera.

Ellos tienen innumerables ventajas, por lo pronto ya poseen la técnica y experiencia en materia de conectividad. No es de extrañar ver las ofertas de Internet residencial que manejan, lo que en muchos casos significa la conexión casi directa a fibra óptica, enlaces dedicados y de ultravelocidad, con conexión promedio de 80 megas (en el caso de las escuelas públicas, todas ellas están conectadas a Internet con velocidad promedio de 60 megas), ofertas de conexión  de 100 megas/seg en forma simétrica (es decir 100 megas de subida y 100 de bajada) y con la mejor relación costo/velocidad del mundo, con un promedio de aproximadamente $1.500 por cada mega de conexión, todas estas ventajas han transformado a Japón en uno de los países con mejor conectividad del mundo.

Otra de las ventajas del país nipón es lo económico que es desplegar nuevas redes de telecomunicaciones, lo que permite que las velocidades sean tan elevadas y los precios tan bajos. Ese despliegue de conectividad se basa principalmente en la llamada «Fiber to the home»  o «Fibra hasta casa», pues apostaron a la tecnología de fibra óptica para cablear todo el país, dotando de alta velocidad de conectividad.

Tecnologías como el ADSL han sido dejadas de lado. Y justamente por ser Japón un país sísmico (al igual que Chile), han preferido la instalación de este tipo de infraestructura que los han transformado en el país interconectado que son hoy.

Reflexionando sobre el desarrollo de Chile y coincidiendo con la experiencia adquirida en Japón, es que desde hace un tiempo hemos estado trabajando para desarrollar propuestas programáticas que apunten a un verdadero desarrollo tecnológico del país. Creo firmemente que Chile debe ser líder en materia tecnológica como lo es Japón. Estoy convencido de que nuestro país debe dejar de depender de la exportación de recursos naturales, que son limitados,  y enfocarse en el desarrollo de servicios tecnológicos.

Junto a otros parlamentarios y actores relevantes en la materia, hemos propuesto la implementación de una Infraestructura Pública Digital que se traduce en cablear todo Chile con fibra óptica para así mejorar las velocidades de conexión y disminuir los precios por la banda ancha. No es posible que nuestro país (y considerando su posible inclusión dentro de los países miembros del OCDE), posea un valor promedio por mega de conectividad tan caro y con cuestionable calidad.

Conectar con fibra óptica significa además que se mejora el acceso, pero también la educación, porque alumnos de escuelas públicas podrán estar a la par con cualquier otro menor de los países desarrollados, en cuanto a acceso a conocimientos gracias al fenómeno de la Sociedad de la Información.

Es obvio que esta revolución tecnológica no sólo debe centrarse en conectividad, sino en dotar de recursos y fortalecer el Estado con Políticas Tecnológicas claras, que signifiquen que cada hogar cuente con conexión a Internet de banda ancha. Aspiramos a que exista un computador por niño donde puedan desarrollar todas sus capacidades intelectuales.

Conjuntamente a esto, se debe promover el desarrollo de aplicaciones propias que generen un verdadero valor agregado a las tecnologías. Proponemos, por ejemplo, el establecimiento del llamado «domicilio digital» que signifique un canal directo entre diversas instituciones, principalmente del Estado con sus ciudadanos, donde se pueda notificar de informaciones, enviar comunicaciones, donde las personas puedan ubicarse en el ambiente digital.

En materia de salud también hemos propuesto la creación de una ficha electrónica de salud, donde ya no existan más pérdidas de fichas médicas, donde las personas puedan pedir hora y solicitar exámenes vía Internet, sólo teniendo que asistir a centros de salud para hechos concretos como exámenes y que los resultados de los mismos sean enviados y poder ser accedidos a ellos vía Internet, mejorando la calidad de vida y de salud de los pacientes.

Coincidiendo con la discusión que se está generando en nuestro país por el tema de la norma de TV Digital (que debe ser señalada por el ejecutivo) y considerando además los alcances del proyecto de ley sobre TV Digital (que se discute actualmente en la Cámara de Diputados), es que estamos organizando un seminario que se desarrollará idealmente en octubre de este año, donde analizaremos la norma y la ley de TV Digital y su implicancia para el desarrollo tecnológico de Chile. Serán invitados diversos actores, ya están confirmados dos investigadores japoneses, y también buscaremos la presencia de representantes del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, de Universidades, de movimientos ciudadanos relacionados con tecnología, sociedad civil y más.

Mi compromiso con el desarrollo Chile es que podamos contar con la máxima conectividad, calidad y acceso a los recursos tecnológicos. Y nos posicionemos como un país donde la tecnología sea una herramienta clave para romper la brecha de la desigualdad.

*Guido Girardi es senador PPD.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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