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Privatizaciones y perplejidad

Carlos Livacic
Por : Carlos Livacic Doctor en Sociología, Universidad San Sebastián.
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Las privatizaciones, como están entendidas, han de pensarse para hacer más eficientes algunas empresas del Estado, cosa que en este caso no se cumple y da para pensar en todo lo contrario.


Entendiendo que cada época tiene su afán. Pienso que no resulta adecuado proceder a las comparaciones de estilos, como tampoco a la manera de enfrentar los diferentes tiempos, y por ende, a la forma de construir la realidad política y ciudadana en el pequeño y largo plazo. Pero de la misma manera, no quedo indiferente cuando a tan poco tiempo de andar, el nuevo gobierno recurre a las mismas prácticas que tanto denunció al conglomerado anterior.

Por eso, no hay forma de entender la privatización de las Sanitarias, las mismas que como negocio pertenecen en un 40% a las arcas del Estado, negocio que renta alrededor de 150 millones de dólares por año, que nos pertenecen mientras los servicios están concesionados, porque, según los acuerdos, hecha las inversiones y recuperado el capital, todo vuelve a ser nuestro como Estado. La verdad,  no entiendo por qué hay que desprenderse de este negocio. Suena raro, por decirlo de algún modo, esta privatización.

Otra cosa que llama la atención, es que esta información se pensaba lanzar al mercado en los meses estivales (enero o febrero de 2011), cuando las preocupaciones de los chilenos están en otras cosas y no en las materias relativas al Estado y toda su entelequia.

[cita]Las privatizaciones, como están entendidas, han de pensarse para hacer más eficientes algunas empresas del Estado, cosa que en este caso no se cumple y da para pensar en todo lo contrario.[/cita]

Más extraño aún, es que esta información se filtró de las carteras de Hacienda y Economía y que ambos ministros llevaban en esto, algo más de tres semanas preparando la sorpresa. Extraño o curioso, como quiera llamarse, pero esta nueva forma de gobernar me empieza a preocupar, porque según palabras de campaña por quién hoy es el Presidente de la República, nada se haría “de espaldas” a la ciudadanía. Por lo mismo, debo pensar que las vacaciones de los ministros en el mes de marzo, obedece a una nueva manera de entender las cosas, y no para tramar algo raro en época de festejos y poca atención.

La pregunta obvia por parte de la ciudadanía y los medios de comunicación, es para qué se ocuparían estos dineros. Se escucha por parte de las autoridades que servirán para financiar proyectos de gestión hacia las Pymes, luego que sirve para la reconstrucción de las comunas afectadas por el terremoto de febrero pasado, pero lo extraño de todo esto, es que ya tenemos Ley de reconstrucción financiada en el Parlamento, e incluso hay un bono soberano entregado a nuestro país durante esta administración para los mismos efectos por 1.500 millones de dólares, que no sabemos dónde están, ni qué pasa con ellos.

Si nos ponemos a revisar los últimos antecedentes, nos dicen que será para mejorar la gestión de Enap, también empresa estatal, que no puede operar por una serie de restricciones en negocios locales como ente público, pero sí puede hacerlo como ente privado que también está en carpeta de privatización.

Ahora, donde encuentro que las cosas empiezan nuevamente a complicarse como explicación, es que las ideas ya están bastante avanzadas en cuanto a estudios y formas de cómo debe llevarse a cabo este proceso de tanta significación para nuestras arcas. Lo extraño no termina aquí. El equipo de abogados que está realizando los análisis en estos procesos de privatizaciones, es el mismo al cual pertenecía el actual ministro del Interior y que dejó de manera temporal una vez que asumió su condición de tal.

Además, este mismo estudio de abogados es el que lleva los trámites de instalación legal en nuestro país de la Termoeléctrica Castilla en el norte, o sea, las redes de relaciones no deben llevarnos a suponer nada que no esté comprobado, pero que al menos debemos dudar de ciertas formas de hacer las cosas. Creo que puedo pensar que las cosas no son claras y que las influencias y sanidad de los procesos deben llevarse a cabo en pos de la transparencia a la cual todos hacemos mención en este último tiempo.

Alguien me podrá decir que todo esto estaba en el programa de gobierno que votaron todos los chilenos y que eligió a estas autoridades con un casi 52% del total electoral, pero yo no tengo tan claro si cada ciudadano sabe lo que está en juego con este tipo de medidas. Las privatizaciones, como están entendidas, han de pensarse para hacer más eficientes algunas empresas del Estado, cosa que en este caso no se cumple y da para pensar en todo lo contrario.

Si bien soy parte interesada como académico y persona de la profesionalización del Estado, de la Modernización del mismo como efecto de desarrollo y eficiencia, no soy partidario de desnaturalizarlo, ni menos de hacer las cosas de  manera indebida.

Creo que las autoridades deben actuar pensando en el bienestar de la totalidad de la ciudadanía, y no de acuerdo al interés de unos cuantos. Entiendo la ideología como un punto de vista válido y apelable desde la perspectiva de las ideas, pero no acepto el mercado como la única moneda de medición y cambio para fundamentar ciertas acciones por parte de las autoridades que se encuentran gobernando Chile.

Nuestro país debe ser pensado de manera prospectiva en toda su dimensión de eficiencia y servicio, más allá de negocios y rentabilidades.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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