Las empresas deberían tener Planes de Gestión Energética que integran las variables ambientales tales como las emisiones de CO2; los consumidores debemos practicar la eficiencia energética todos los días, en comportamiento y en decisiones de compra. Estamos aún lejos de todo esto cuando el resto de los países pares de nosotros está avanzando a pasos agigantados.
Cuando se empezó, cinco años atrás, con el Programa País Eficiencia Energética se sabía que no iba a ser fácil, que cambios culturales no se concretizan de un año a otro. Que para convencer a los políticos se debe tener argumentos y acciones que no sólo sirven para el largo plazo sino también para sus períodos de gobierno, que para convencer a los consumidores se debe hacer campañas de forma reiterativa, que para convencer a los empresarios se debe demostrar que las inversiones en EE se amortizan en un período corto y que haya tasas de retorno atractivos.
Se han implementado en estos años una serie de proyectos, iniciativas y cambios importantes, tales como el etiquetado de artefactos eléctricos así como el recién lanzado etiquetado de vehículos, las tres campañas ciudadanas masivas, unas 200 auditorías energéticas a empresas, subsidios de recambio de ampolletas, de reacondicionamiento térmico de las casas, de motores, regulación térmica de los envolventes de la vivienda, Acuerdos de Producción Limpia con enfoque en la eficiencia energética, para mencionar solo algunos.
[cita]Las empresas deberían tener Planes de Gestión Energética que integran las variables ambientales tales como las emisiones de CO2; los consumidores debemos practicar la eficiencia energética todos los días, en comportamiento y en decisiones de compra. Estamos aún lejos de todo esto cuando el resto de los países pares de nosotros está avanzando a pasos agigantados.[/cita]
El año pasado el Programa fue galardonado en Washington con el Premio Global de Eficiencia Energética. Al mismo tiempo, y después de dos años de tasas de crecimiento negativo, el consumo creció otra vez alrededor de un 4% en el Sistema Interconectado Central, aunque aún discretamente por debajo del crecimiento del PIB; en el sector de transporte aumentó significativamente el uso de vehículos particulares y el Programa País de Eficiencia Energética, convertido en Agencia Chilena de Eficiencia Energética, cuenta con un presupuesto 2011 más reducido que el del año 2010. Mucho se ha discutido últimamente sobre los proyectos de generación eléctrica y poco se ha escuchado sobre la eficiencia energética. El premio internacional del otro año se debe interpretar así, sólo como una advertencia para seguir con la misma – o mayor- fuerza que antes.
Para esto debemos aprovechar la oportunidad que representa la inversión en EE en momentos de reactivación económica y debemos reconocer el gran aporte que la EE puede hacer a la mitigación del cambio climático, en un momento en que el país se comprometió con una reducción del 20% de sus emisiones con respecto a la línea base en el año 2020.
El desafío es de todos, y trata de cambios estructurales. El tema de eficiencia energética finalmente debería entrar a la planificación de la matriz energética como una fuente energética más, un programa con metas claras de ahorro, verificables y medibles; las empresas deberían tener Planes de Gestión Energética que integran las variables ambientales tales como las emisiones de CO2; los consumidores debemos practicar la eficiencia energética todos los días, en comportamiento y en decisiones de compra. Estamos aún lejos de todo esto cuando el resto de los países pares de nosotros está avanzando a pasos agigantados.