Humala: ¿Y si el Perú cayera en la órbita chavista?
Para nadie es un misterio el evidente retroceso y repliegue del chavismo en Sudamérica, al menos en su aspecto más retórico y formal. Sin lugar a dudas, la presencia de Hugo Chávez, como el líder de un Socialismo del Siglo XXI de fuertes tintes totalitarios y hegemónicos ha mostrado signos de decadencia y de fatiga.
Los tiempos de la retórica ofensiva del líder venezolano en contra de los EE.UU, de Colombia y de todo aquel país que diera señales de acercamiento con la superpotencia del norte ha decaído sustancialmente. Hugo Chávez ya no buscaría crear plataformas de proyección de su ideario político ya sea como una forma de garantizar su sobrevivencia, o como una estrategia de exportación de su “revolución” bolivariana.
Pensábamos que el efecto dominó chavista se había detenido en Ecuador, no sin antes haberse dejado sentir en Bolivia y antes en El Salvador. percibimos, en su momento, el vaivén de su caída al otro lado de la Cordillera, en el régimen kirchnerista. También levemente en Paraguay. hasta ayer parecía que el impulso avasallador delchavismo había pasado a la historia.
El Perú, con su complejísima y volátil situación de equilibrios políticos internos, se había constituido, durante la elección anterior, en un eslabón central para el surgimiento de una red sudamericana de entidades bolivarianas. De alguna u otra forma, el ingreso del Perú “humalista” a las filas del chavismo hubiere tenido un efecto geopolítico importante al cortar, al menos en el papel, la aparición de un Eje del Pacífico que abrazaba la causa del liberalismo económico y de la democracia representativa. De al misma forma, un Perú bolivariano hubiere generado un polo “revolucionario” en el corazón mismo de Sudamérica. Lo anterior no se materializó en razón a que Alan García, con el apoyo de la clase media peruana y de parte de los sectores pobres más aspiracionales, logró evitarlo. En aquel momento, el crecimiento económico limeño, era una mera apuesta y una promesa, sobre todo para ese 44% de población pobre peruana. Hoy las cosas han cambiado y la amenaza de un “Perú chavista” reaparece, pero con más fuerza. En aquel entonces, el apoyo de Chávez a la candidatura de Humala era público. A pesar se ello, Ollanta Humala alcanzó una alta votación con un 47%.
¿Están las condiciones dadas para que un proceso similar al de Venezuela se imponga en Perú?
En un primer momento señalémoslo claramente: La existencia de un núcleo duro de votantes humalistas se condice con el porcentaje de población empobrecida en ese país del norte. En otras palabras, el voto pobre es el voto por Humala. Pero no solo ello es relevante, sino que también el porcentaje de población de origen indígena peruana que puede ser considerado como un núcleo político vital para todo proceso de transformación institucional. El Modelo masista permite extrapolar visiones al respecto. El proceso de toma de conciencia política de los amplios sectores indígenas bolivianos, permitieron, liderados por Evo Morales, generar el cambio de institucionalidad de La Paz. Aquello aún no tiene lugar en Perú, me refiero al despertar de un sentimiento de especificidad étnica de ese casi 40% de población indígena. Nada nos impide plantear que el liderazgo de Ollanta Humala no recurra a este “modelo”. Despertarlo. Ollanta Humala, recordemoslo es etnocacerista.
Una segunda característica está dada por el grado de fragmentación del sistema poltico peruano. No hablamos de una polarización de liderazgos políticos internos, como es el caso chileno con al existencia de dos Coaliciones de gobierno, sino que de una multiplicidad de Partidos y visiones, contrapuestas entre ellas, hasta el punto que un liberal como Vargas Llosa votaría por un liderazgo antiliberal, militarista y que plantea cambios radicales constitución . Al igual que el caso venezolano, el liderazgo de Hugo Chávez alimentó su causa y solidifico su estrategia al abrigo y estimulado por la fragmentación de este mismo espacio político. Esta división, facilitará legitimar el modelo humalista.
Un tercer elemento está dado por la cercanía del liderazgo de Humala a los sectores castrenses. Para nadie es una sorpresa el vínculo natural de Ollanta con las FF.AA peruanas. Este conoce bien sus necesidades, habla el mismo idioma de ellos y conoce sus fortalezas y debilidades. Unas FF.AA peruanas bien apertrechadas, siendo foco de una atención especial en el marco de regalías sociales y que cuenten con un sistema similar al chileno, en cuanto a la capacidad para modernizarse, atraerá apoyos condicionales e incondicionales de este segmento. Así como Chávez manejo sus lealtades al interior de la FAN, de la misma forma podría hacerlo Humala.
Ante el escenario precedente, el “orden” geopolítico sería fuertemente alterado, en especial, para Chile. Con un Brasil que siempre ha mirado con simpatía el fenómeno chavista, tanto Chile como Colombia se constituirían en virtuales “islotes” del liberalismo y del status quo sudamericano. Un Perú en la orbita chavista, asociado a una Bolivia masista, regenera el escenario de un encierro geoestratégico chileno.