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¿Cuál es el verdadero tema revelado con el apagón?

M. Enríquez-Ominami, M. Márquez y R. López
Por : M. Enríquez-Ominami, M. Márquez y R. López Marco Enríquez-Ominami es presidente del Partido Progresista (PRO). Miguel Márquez es coordinador del Grupo Energía de la colectividad y Rodrigo López integra la Comisión de Medio Ambiente de la tienda.
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La vulnerabilidad del principal tendido eléctrico del país no es ni eventual ni de mañana. Es frecuente y es de hoy. Para superar estos problemas Chile requiere, entre otras cosas, usar mejor la energía de la cual dispone. El apagón es una señal más para cambiar las reglas del juego de mercados eléctricos y energéticos, aunque se opongan los Comités de Expertos del Gobierno y Empresas y los partidos políticos convencionales.


Lo primero, el tema de seguridad de aprovisionamiento de electricidad; lo segundo, de que el estado actual del marco regulatorio eléctrico propicia apagones y crisis con una frecuencia inusitada y por ende inaceptable, y lo tercero, es que este estado de cosas está asociado a las cuantiosas ganancias de las empresas eléctricas en general y de la(s) transportadora(s) de alta tensión en particular, en un contexto de sostenido aumento de tarifas de la electricidad.

Apagones, inseguridad en el aprovisionamiento y aumento de tarifas y de ganancias de las empresas eléctricas, son las caras de este apagón y de los apagones.

La seguridad en el aprovisionamiento. Ella descansa en las empresas privadas eléctricas cuyo objetivo central y casi único es el lucro: más vendo más gano, sin importar en qué y ni en cómo se use la energía, esa es la consigna; es lo que el PRO ha recusado insistentemente, presentando propuestas alternativas desde hace más de tres años.

[cita]El apagón es una señal más para cambiar las reglas del juego de mercados eléctricos y energéticos,  aunque se opongan los Comités de Expertos del Gobierno y Empresas y los partidos políticos convencionales.[/cita]

La seguridad eléctrica…no está asegurada (sic!). Lo comprueban los datos de caídas de sistema, totales o parciales, de bajas de voltajes, de decretos de racionamiento, etc. Eso se llama falta de política energética –léase eléctrica- que asegure, en el corto, mediano y largo plazo ese aprovisionamiento de manera oportuna y a costos razonables. ¿Y es con más Barrancones, Hidroaysén o Castilla con que se soluciona este estado de cosas? No. Un no rotundo. El apagón, es producto de la falta de inversión y gestión adecuada y eficiente en el sistema de transmisión de alta tensión, pese a un aumento sustantivo de la rentabilidad de las empresas involucradas.

La vulnerabilidad del principal tendido eléctrico del país no es ni eventual ni de mañana. Es frecuente y es de hoy (recordar apagones del 2010). Para superar estos problemas Chile requiere, entre otras cosas, usar mejor la energía de la cual dispone. El desarrollo del sector energético continúa descansado en el aumento sostenido de precios y tarifas, en la nula innovación e inversión en investigación y desarrollo en energía, y en un marco regulatorio que fomenta el circulo vicioso ventas/utilidad, lo que favorece el uso ineficiente de la electricidad y la mantención de un mercado opaco y concentrado.  A ello se suma la crónica falta de visión de política pública en este ámbito de parte de los partidos políticos de la Concertación y de la Alianza.

Hasta hace algunos meses atrás el entonces Biministro de Minería y Energía, el Sr. Golborne señalaba: “El Gobierno del Presidente Piñera se ha propuesto superar la pobreza y para lograr nuestro objetivo es necesario contar con energía segura, accesible y estable”…agregando: Chile deberá aumentar en aproximadamente cinco veces su consumo energético durante los próximos 30 a 40 años para mantener un crecimiento en torno al 4% promedio”, analizó.

El apagón tiene la virtud de aclararnos la memoria ante declaraciones como esas: Chile tiene la energía cada vez más cara y cada vez menos estable. Chile tiene las tarifas eléctricas más elevadas de América Latina y del mundo, porque su mercado eléctrico no es competitivo, por altas barreras de entrada y sobre todo por las elevadas rentabilidades de las eléctricas. El apagón es una señal más para cambiar las reglas del juego de mercados eléctricos y energéticos, aunque se opongan los Comités de Expertos del Gobierno y Empresas y los partidos políticos convencionales; lo más probable es que la ciudadanía se encargue de ello.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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