Publicidad

2012, el año de la propuesta

Juan Pablo Páez T.
Por : Juan Pablo Páez T. Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Serena e integrante de la mesa ejecutiva de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech).
Ver Más

Una buena idea sería que el ministro actual inicie su gestión convocando a un acto refundacional del sistema educacional chileno, que incluya a todos los actores involucrados. Ello permitiría enfocar el diálogo desde el fondo de los problemas y con una amplia difusión.


El debate sobre los cambios de fondo al sistema educacional chileno sigue abierto. Este año no deseamos discutir sobre monedas más o menos para educación (como quiso el gobierno en 2011), sino que esperamos hacerlo sobre la base de ejes de trabajo que permitan modificar un modelo que es insostenible. Diagnóstico que, por lo demás, la sociedad chilena comparte mayoritariamente.

Los análisis hechos en las asambleas universitarias y ciudadanas de las principales ciudades de Chile, arrojaron un panorama lúgubre de la educación. Recientemente hemos conocido, además, los resultados de la última PSU, que corroboran lo que los estudiantes hemos planteado reiteradamente: la desigual educación entre los colegios privados y públicos.

[cita]Una buena idea sería que el ministro actual inicie su gestión convocando a un acto refundacional del sistema educacional chileno, que incluya a todos los actores involucrados. Ello permitiría enfocar el diálogo desde el fondo de los problemas y con una amplia difusión.[/cita]

No tenemos aún claridad qué ofrecerá el gobierno en su proyecto de reforma educacional 2012. Sin embargo, el hecho de que el nuevo Ministro Beyer haya participado activamente en proyectos que poco han aportado a la educación pública como la LGE, no nos deja muy tranquilos. Sin embargo esperamos que abra puentes de diálogo verdadero para debatir los problemas, lo que no ocurrió con el ex Ministro Bulnes quien, en los encuentros sostenidos con los estudiantes, se dedicó a recitar hasta el cansancio la propuesta GANE, que nosotros rechazamos en su totalidad por no enfocarse en la solución de los problemas desde su raíz.

Una buena idea sería que el ministro actual inicie su gestión convocando a un acto refundacional del sistema educacional chileno, que incluya a todos los actores involucrados. Ello permitiría enfocar el diálogo desde el fondo de los problemas y con una amplia difusión.

Nadie puede quedar ajeno frente al objetivo común de hacer que la educación sea el motor fundamental que mueva a nuestra sociedad. Es una invitación a todos, a que cambiemos nuestros paradigmas, a que veamos las universidades y los distintos centros educativos, desde la educación parvularia hasta la enseñanza media, como espacios de formación integral de futuros ciudadanos, con sentido crítico-constructivo de la sociedad.

Educar no es memorizar y repetir mecánicamente datos y cosas; sino enfocarse también a formar ciudadanos a un objetivo colectivo como país, a un proyecto común, que no solo tiene productividad y consumo sino también historia y valores compartidos.

La clase política está donde está porque nosotros los elegimos. Su elección es producto de la soberanía de la gente y no de los intereses particulares de las coaliciones de partido. La baja aprobación que ellos tienen proviene precisamente de su incapacidad de representar y escuchar los verdaderos intereses ciudadanos.

Ni la Concertación ni el oficialismo representan en esta coyuntura los intereses del movimiento que aspira a cambios de fondo. Por ello no debiera extrañar a nadie si, en la esterilidad del diálogo por la indiferencia de las autoridades, nuevamente este año vuelven las movilizaciones a los espacios públicos. Ello no sería otra cosa que el reflejo de tanta gente indignada por las injusticias y los abusos, y la inmovilidad de una elite política que cree que todo está bien, o solo piensa en reformas superficiales.

Invitamos a todo Chile a incluirse en el debate sobre la educación que queremos para nuestro país, e invitamos a los medios de comunicación masivos a que aporten equilibrio, dejando de lado ese afán obsesivo que a veces los domina por dividir al movimiento, destacar sus aspectos negativos o centrarse en banalidades o la vida personal de los dirigentes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias