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Respuesta a Ossa: de bonus tracks y pataletas

Cristóbal Bellolio
Por : Cristóbal Bellolio Profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez.
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Lo más triste es que en lugar de hacerse cargo de mi argumento central —si un eventual gobierno de Allamand constituiría un bonus track para su generación— escoge salir a golpear al mensajero. Su poción contiene una cuota considerable de veneno personal que rebaja su exposición y anticipa un estilo matonesco que en nada contribuye a la imagen de su candidato.


La ¿respuesta? de Juan José Ossa a mi columna sobre las expectativas presidenciales de Allamand fue sorpresiva. Para quienes no lo conocen, se trata de un tipo inteligente, moralmente recto y genuinamente convencido de que la derecha liberal puede ganar espacios en el futuro. Pero que esta vez fue utilizado por quienes no soportaron la elocuencia de una crítica política.

Lo más triste es que en lugar de hacerse cargo de mi argumento central —si un eventual gobierno de Allamand constituiría un bonus track para su generación— escoge salir a golpear al mensajero. Su poción contiene una cuota considerable de veneno personal que rebaja su exposición y anticipa un estilo matonesco que en nada contribuye a la imagen de su candidato. El lector se vio arrastrado a un curioso relato de cahuines y pasadas de cuenta, que en su gran mayoría son groseras mentiras o superficiales pachotadas. Ossa prefiere interpelarme en mi calidad de actor político y no como analista —porque en este último plano no aportó nada— así es que en ese nivel le contesto.

[cita]El partido de Juan José Ossa me ofreció gentilmente “otra comuna”, oferta que con la misma deferencia rechacé. Estoy seguro que Allamand habría hecho algo similar en su época: salir a enfrentar con decisión a la derecha más autoritaria. Por eso tantas personas cercanas a RN han manifestado simpatía o derechamente apoyado nuestra opción.[/cita]

El asunto de fondo en esta escaramuza endogámica es que ciertos grupos no asumen el inclaudicable derecho de cuestionar a la tribu. Yo no vivo de glorias pasadas, no tengo tótems ni animitas, no juego a la política con padrinos. Creo en la capacidad de los seres humanos de dibujar nuevos comienzos allí donde parecen improbables. Fue lo que hizo Frei Montalva y sus jóvenes católicos al desafiar el tronco conservador. Fue la pulsión fundacional de Lagos al crear el PPD y colaborar en el nacimiento de la Concertación. Es lo que motivó al joven Allamand a invertir en un buque remozado —en lugar de revivir el viejo Partido Nacional— para enfrentar mejor los nuevos tiempos. Es el ciclo de la vida: algunas estructuran persisten, otras desaparecen, unas tantas nacen. Renovación o remplazo.

No tengo certidumbre respecto del destino del proyecto liberal que aspiro a representar. Mi cancerbero de turno no es el primer escéptico que me recomienda “cambiar las cosas por dentro”. Yo respeto a quienes toman ese camino y exijo respeto para quienes buscamos nuevos horizontes políticos. A diferencia de otros, no conversamos la política desde un pomposo salón con una copa de coñac, sino que nos entregamos con pasión y dedicación obligándonos a salir de la esfera de la comodidad. Porque vaya que es difícil convocar nuevas fuerzas y no aprovecharse de las redes que ya existen. Aquí no basta el seso. También se necesitan muchos huevos.

La titánica tarea que emprendemos para generar alternancia en Providencia es el mejor ejemplo de que no espero invitaciones de nadie. El partido de Juan José Ossa me ofreció gentilmente “otra comuna”, oferta que con la misma deferencia rechacé. Estoy seguro que Allamand habría hecho algo similar en su época: salir a enfrentar con decisión a la derecha más autoritaria. Por eso tantas personas cercanas a RN han manifestado simpatía o derechamente apoyado nuestra opción. Les recuerda ese espíritu de lucha. Les recuerda la promesa del Allamand llamado a refundar la derecha con contornos ideológicos liberales. Una promesa que se fue desvaneciendo en el tiempo y que no se reconstituye ladrando ni tejiendo sofisticadas operaciones. Se hace con autocrítica y encarnando un sincero proyecto renovador. Eso no se está transmitiendo y no tiene absolutamente nada que ver conmigo. Sigo sin ver por qué su hipotético gobierno encarnaría la promesa que ya incumplió Piñera: emanciparse de contemporáneos y aliados históricos para dar espacio a savia nueva, para abrir un nuevo ciclo y no seguir estirando el chicle del antiguo régimen.

Raro es que se me reproche no haber seguido el precoz derrotero de Allamand. Las personas no pueblan el mundo que quieren; sólo deciden qué hacer con el tiempo que les toca vivir. Él tuvo su dictadura y debió terciar con Jarpa para generar un nuevo escenario. Nosotros tenemos la política en el congelador y nuestro deber es enfrentarnos a quienes la tienen en ese estado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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