Publicidad

HidroAysén, legitimidad y ciudadanía

Publicidad
Por: Paula Valenzuela, gerente general GE


Señor Director:

Detrás de toda decisión importante para el país, especialmente cuando involucra el bien común, el medio ambiente, la calidad de vida de las personas, necesidades urgentes que deben ser satisfechas, e intereses tanto privados como estatales, subyace un dilema ético. Una tensión latente entre intereses, la mayor parte de las veces contrapuestos.

El caso de las necesidades energéticas que tiene Chile no es la excepción a la regla. Por ello, una señal de madurez ciudadana es reconocer abiertamente esa relación costo-beneficio.

Cuando hablamos de la estrategia energética de un país, hablamos de poner en juego el patrimonio natural y cultural, la identidad de algunos pueblos profundamente arraigados a la tierra, pero también de la urgencia de duplicar la matriz energética de aquí a diez años, pues de lo contrario las consecuencias económicas y sociales podrían ser nefastas.

Se reconoce en esta coyuntura una dicotomía que pone en entre dicho nuestras convicciones más profundas, obligándonos a asumir que, tras cualquier asunto de esta índole, debe haber capacidad de jugarse con convicción por un camino, a sabiendas de que optar siempre implica perder algo, correr riesgos, asumir costos, pero que esas consecuencias valen la pena si operan en pro de un valor superior: el bien común.

Una encuesta sobre matriz energética realizada recientemente por Generación Empresarial refleja la percepción, a nivel del empresariado, de que no existe claridad en política energética por parte de las autoridades. Asimismo, revela una enorme preocupación en lo que respecta a la seguridad en el suministro: un panorama que se vislumbra incierto y amenazante. La competitividad de Chile en el mercado internacional, la capacidad de generar empleo y el aumento de los costos de la energía también lideran el rango de aprensiones.

En la contraparte de esta visión pragmática de la realidad, los factores culturales, patrimoniales y naturales aparecen prácticamente desvinculados frente a la premura por implementar proyectos energéticos como HidroAysén, que planteen una solución concreta a los problemas actuales, de cara al 2022.

La encuesta consigna la necesidad de que la puesta en marcha de proyectos de la envergadura de HidroAysén sea avalada por información más amplia acerca del tema energético en todas sus aristas, incluidos los costos, ventajas y desventajas que involucran las decisiones; respeto irrestricto a la institucionalidad del país, así como mayor transparencia en los procesos de evaluación ambiental. Todos temas cubiertos por un velo de desconocimiento y desconfianza hacia quienes aparecen como interlocutores inválidos para un ciudadano que hoy, más que antes, quiere tomar parte activa en cada una de las decisiones clave para su país.

De ahí la necesidad de generar instancias de diálogo ampliadas, que congreguen a técnicos, políticos, empresarios, y miembros de las comunidades afectadas, entre otros, con el fin de encontrar soluciones que, sin sacrificar el desarrollo socioeconómico, respeten por igual la dignidad de cada uno de los involucrados.

Paula Valenzuela
Gerente general GE (Fundación Generación Empresarial)

Publicidad