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Los políticos necesitan más marchas

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Por: Martín Canessa, estudiante Derecho UC


Señor Director:

Durante el año pasado, las movilizaciones estudiantiles lograron poner sobre la mesa (y en los primeros lugares de la lista de prioridades de nuestros políticos) las deficiencias de un sistema que, a todas luces, estaba MAL. Y no es que faltaran estudios al respecto, ni expertos para condenarlo. No. Pareciera simplemente que, desde el 2006, los políticos no se habían detenido a analizarlo. Me atrevería a decir que es por comodidad, desidia e incluso falta de vocación, pero convengamos al menos en que la supuesta resolución del conflicto anterior logró “tranquilizar sus conciencias”.

Lo mismo con muchos movimientos sociales. Aysén, Freirina, Cabildo, numerosos pobladores estafados, trabajadores en pésimas condiciones, etc… La nueva dinámica política ha seguido ese mismo orden: falta de acción de las autoridades, protestas, exposición en los medios (con la consiguiente amenaza a la carrera política de las autoridades a cargo) e intervención. Hemos ido poco a poco acostumbrándonos a que, de no salir a la calle, no seremos escuchados. Y no estoy diciendo que no me guste marchar (de hecho, me parece un maravilloso ejercicio cívico, descontando los desmanes de encapuchados), sino que, por lo que entiendo, el cumplimiento de la labor de los políticos no debiese depender de que un cuerpo ciudadano muestre descontento. Los movimientos sociales van más rápido que las autoridades, o el descontento estalla por fin en lo que había sido un país adormecido… probablemente ambas.

Pero cansa. Cansa, porque le estamos “haciendo la pega” a los políticos. Cansa, porque son ellos quienes debiesen velar por el bien común del país, pues “han consagrado su vida a éste” (o al menos eso se pensaría). Cansa, porque son el presidente con sus ministros quienes deben revisar problemas a nivel país, y son los senadores quienes deben visitar sus regiones para dar cuenta de qué está mal… y hacer algo al respecto.

No quiero cansarme, también, por marchar en contra del binominal. Pero parece que una vez más tendremos que llegar a nuestras casas empapados por el chorro del guanaco, para que los políticos salgan de sí mismos y vean lo paupérrimo de dicho sistema. Igual que en los otros casos, no faltan teóricos lo condenen, abundan trabajos, publicaciones, papers, etc… Pero ojo: esta vez vamos a tener que pintar más lienzos, llorar más lacrimógenas y dar más entrevistas. No hay quórum en el parlamento porque ¿quién va a estar dispuesto a arriesgar su asiento? Por lo que se ve, los políticos necesitan más marchas.

Martín Canessa
Estudiante Derecho UC

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