Crónica de un lucro anunciado
Señor Director:
Una vez más los hechos de corrupción vividos en la Universidad del Mar corroboran lo que hemos anunciado desde el 2011, el lucro “es un incentivo perverso en la educación chilena”. Hemos sido categóricos y nos ha costado posicionar el tema en la agenda pública, pues los intereses por defender el lucro en vez de la educación pública son mucho más altos. Hoy la agenda se vuelve a llenar con este tema, pero ahora no es gracias a nuestras protestas en las calles, sino por el hecho lamentable y el daño irreparable a miles de estudiantes que están en una institución que no se ha preocupado de su educación, mas sí de los bolsillos de sus dueños.
En el 2011 uno de los ejes principales fue el fin al lucro, pero ese fin al lucro iba acompañado de más calidad y educación pública, que estuviera al alcance de las mayorías de la población, y que nuestras familias no hipotecaran sus vidas por un derecho esencial. Tanto la concertación cómplice de esto, estando muchos de sus personeros involucrados con el “giro” de la educación como negocio, algunos nombrados Ministros de Educación, como ya fuera Mariana Aylwin y Mónica Jiménez, ambas ligadas a Corporaciones de Educación. Otros con directa relación con universidades privadas con dudosa calidad, pero con gastos en publicidad increíble, deseo recordar a Pilar Armanet y Pilar Romaguera, esta última ex Subsecretaria de Educación, ambas ligadas a la Universidad de las Américas.
Por otro lado, la actual Senadora Ena Von Baer junto a su partido Unión Demócrata Independiente, ha sido férrea defensora del lucro, sin ir más lejos, la otrora vocera hace algunos meses atrás afirmó: “El lucro es una tradición centenaria”. Es interesante saber ahora ¿Darán una respuesta a los chilenos? ¿Qué paso en la Universidad del Mar? Al Presidente Piñera, que ha contribuido a no terminar con esto y no escuchando nuestras justas demandas, calificando la educación como un bien de consumo. Ni la derecha, ni la concertación son los perjudicados, sino las familias que destinan gran parte de sus ingresos por una educación que no vale tal.
Es difícil lograr cambios cuando los conflictos de interés son tan fuertes, sobre todo si está presente en ambos bloques, y que con un sistema perpetúa solo dos visiones de políticas públicas. Hoy esperamos que la clase política reacciones y deje de lado sus intereses, colaboren con las demandas del movimiento estudiantil, o ¿Qué esperaran para cambiar la educación de mercado? ¿Ya no es bastante escandaloso lo que ha pasado? La política se desprestigia cuando se queda impávida antes estos hechos, que por lo demás, lo gritamos con fuerza el 2011.
René Andrade
Consejero Superior Universidad de Santiago de Chile