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«Es posible» como discurso político Opinión

«Es posible» como discurso político

Cristián Cabalín
Por : Cristián Cabalín Académico del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile.
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El mensaje también interpela a los estudiantes. El institutano de clase media estudió ingeniería en la UC mientras formaba familia y no protestaba en la calle. Fue el número uno de su generación, porque se dedicó a estudiar y no a marchar. Es la expresión de la superación a través de la educación. Es la encarnación exitosa de la primera generación universitaria de la familia, que hoy representa al 70 % de los estudiantes del sistema de educación superior. Pero se omite que entre quienes desertan —por razones económicas— el 80 % es justamente primera generación. También se ignora que ésta fue una de las demandas políticas de los estudiantes durante el movimiento social de 2011. La política es soslayada en el video.


¿Es posible que un spot publicitario nos recuerde la campaña del Sí, 25 años después del plebiscito de 1988? El último video de la biografía de Laurence Golborne ha sido asociado a esas estrategias promocionales de la dictadura. Sin embargo, el publicista Jorge Leiva, creador del video, dijo que su obra está basada en lo emotivo y no en el terror. Más allá de una discusión técnica sobre el video en cuestión, es interesante analizar el tipo de discurso político que la campaña del candidato presidencial de la UDI intenta perfilar. Golborne debe ganar antes la primaria de la derecha, pero su mensaje no apela solo a los militantes del sector, sino que interpela al votante común y corriente, que en su mayoría ya tiene decidido —al parecer— apoyar a Michelle Bachelet. La candidata aún no presenta su video, pero muchos deben estar imaginando su papel en él.

Golborne sí tiene video y es más que eso, es un discurso político. Isabela Fairclough y Norman Fairclough analizan el discurso político desde la teoría de la argumentación práctica. Para ellos, un discurso político es un acto de poder, porque implica un llamado a cierto camino de acción. Hay un objetivo detrás, un futuro deseado. Un argumento práctico está constituido por un enunciado que pretende la obtención de cierto objetivo. El objetivo está mediado por los valores y circunstancias que determinan su realización. Hay una relación medio-fin en el discurso político.

[cita]La biografía de Golborne es llamativa en un país de privilegios heredados y escasa movilidad social. En eso, no hay dudas. Pero si el discurso de quienes detentan el poder se asocia solo a su individualidad se cae en la complacencia y en la ingenuidad de creer que es posible simplificar los procesos políticos en una sola persona. El mensaje de Golborne supera su historia de vida, su discurso es un llamado a cierto tipo de sociedad, donde el poder y las ideologías también operan. Es la restauración del orden conservador.[/cita]

El objetivo del mensaje de Golborne es claro: movilizar a los electores para que voten por él en la campaña presidencial. Sus valores son la meritocracia, el esfuerzo personal y el trabajo duro. Sus circunstancias están representadas en ser un egresado del Instituto Nacional, hijo de una familia de clase media, que estudió la carrera más difícil en una universidad de elite y que rearmó su vida pese a cualquier adversidad, incluso amorosa. Probablemente, los creadores del video coinciden con la visión de varios analistas que interpretaron los resultados de la encuesta CEP sobre el mercado (agosto de 2012) como una muestra de que los chilenos creen en el esfuerzo personal como el principal motor de desarrollo. Las encuestas presuponen que todos los individuos tienen una opinión y que ésta puede ser representada científicamente a través de un cuestionario y posterior análisis de los datos. Por ello, la conclusión de los optimistas neoliberales fue que los chilenos no quieren cambios colectivos, sino más posibilidades de desarrollo individual. El discurso de Golborne intenta sintetizar esa creencia.

Pero en un análisis crítico del discurso político de Golborne (asumiendo que el video es un texto político) se detectan algunas señales que superan la simple referencia a la meritocracia. Al reducir todas las posibilidades de desarrollo al individuo, se interpela a una sociedad sin distinciones sociales ni aspiraciones colectivas. Ya no importa la clase ni el trabajo que se realice, solo depende del sujeto optimizar y aprovechar sus oportunidades. Por lo tanto, el fracaso será personal y no es posible responsabilizar al gobierno (en el caso que Golborne gane) ni al sistema económico (cuyos principales actores apoyan a Golborne) de las desigualdades. El mensaje pretende contrarrestar la crítica masiva contra los abusos del modelo neoliberal. Es un llamado a la restauración del orden.

Detrás de la imagen del empleado que asciende a gerente está el trabajador disciplinado, cumplidor, que no reclama, que no se sindicaliza, que solo trabaja pensando en su bien personal y, obviamente, de la empresa. Como buen discurso conservador, también hay una fuerte apelación a la familia. Golborne, pese a su separación, tiene una familia armónica de hijos sonrientes. En este caso, el padre separado no se quedó soltero, como la madre candidata de la Concertación. Otra vez es necesario restaurar el orden en medio de tantos reclamos por diversificar las nociones de familia en la sociedad.

El mensaje también interpela a los estudiantes. El institutano de clase media estudió ingeniería en la UC mientras formaba familia y no protestaba en la calle. Fue el número uno de su generación, porque se dedicó a estudiar y no a marchar. Es la expresión de la superación a través de la educación. Es la encarnación exitosa de la primera generación universitaria de la familia, que hoy representa al 70 % de los estudiantes del sistema de educación superior. Pero se omite que entre quienes desertan —por razones económicas— el 80 % es justamente primera generación. También se ignora que ésta fue una de las demandas políticas de los estudiantes durante el movimiento social de 2011. La política es soslayada en el video. De hecho, no hay mayores referencias a la vida política de Golborne, salvo la imagen del rescate de los mineros, que más bien lo describe como un líder técnico.

La biografía de Golborne es llamativa en un país de privilegios heredados y escasa movilidad social. En eso, no hay dudas. Pero si el discurso de quienes detentan el poder se asocia solo a su individualidad se cae en la complacencia y en la ingenuidad de creer que es posible simplificar los procesos políticos en una sola persona. El mensaje de Golborne supera su historia de vida, su discurso es un llamado a cierto tipo de sociedad, donde el poder y las ideologías también operan. Es la restauración del orden conservador. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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