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Celac-UE: ¿Son útiles las cumbres presidenciales?

Boris Yopo H.
Por : Boris Yopo H. Sociólogo y Analista Internacional
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Esta Cumbre sí puede ser útil en cuanto a mejorar la cooperación bilateral en temas específicos de interés común (educación, ciencia, inversiones, etc.), también en facilitar el diálogo de actores sociales de ambos bloques, y sobre todo, la interlocución directa entre Presidentes, esto último, generalmente lo más productivo, porque permite generar confianzas, destrabar problemas, y pensar en futuras iniciativas conjuntas. Más que esto no se puede pedir, considerando la naturaleza de estos encuentros.


En los próximos días se celebrará en nuestra capital la Cumbre de presidentes y primeros ministros de la Celac y Unión Europea. Mucha gente se pregunta qué utilidad tienen estas reuniones, considerando la parafernalia, gastos, y disrupción urbana que provocan. En este sentido, es posible decir que la relevancia de estos encuentros depende más de cuán fructífero sea el diálogo que se desarrolle entre estas altas autoridades, que de las declaraciones que puedan salir de este encuentro, que muchas veces constituyen manifestaciones de buena intención, pero irrelevantes si no hay voluntad real de alcanzar convergencias y compromisos concretos en aquellas materias de interés prioritario, en este caso, para ambas regiones.

Hoy el planeta vive momentos trascendentales y complejos : el mundo desarrollado continúa experimentando los efectos de la crisis financiera iniciada el 2008, afectando al conjunto de la economía mundial ; la brecha de desigualdad está aumentando a nivel global (este será el tema central de la reunión 2013 en Davos) con los consiguientes riesgos para la estabilidad política en muchos países ; la democracia se encuentra en retroceso en muchas partes, mientras se consolidan diversas formas de “capitalismos de Estado” de vertientes autoritarias que llevan a una regresión en materias de derechos humanos ; y como hemos visto en muchos desastres naturales de reciente data, el calentamiento global generará cada vez más estragos, creando graves consecuencias sociales y económicas (hambruna, inundaciones y sequía, desplazamientos de población, conflictos regionales); mientras que las amenazas transnacionales como el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado, o el auge de fanatismos religiosos, amenaza con crear nuevos “Estados fallidos” e inestabilidad en muchas regiones.

[cita]Esta Cumbre sí puede ser útil en cuanto a mejorar la cooperación bilateral en temas específicos de interés común (educación, ciencia, inversiones, etc.), también en facilitar el diálogo de actores sociales de ambos bloques, y sobre todo, la interlocución directa entre Presidentes, esto último, generalmente lo más productivo, porque permite generar confianzas, destrabar problemas, y pensar en futuras iniciativas conjuntas. Más que esto no se puede pedir, considerando la naturaleza de estos encuentros.[/cita]

Por otra parte, está el inmenso desafío de cómo abordar el inexorable auge de Asia, y las implicancias geopolíticas que esto tendrá para el orden internacional del siglo XXI. En este escenario, la cooperación América Latina-Unión Europea podría hacer una diferencia importante en términos de reforzar ciertos “bienes públicos” compartidos (democracia, derechos humanos, libre comercio, seguridad colectiva, multiculturalidad, etc.) que provienen de nuestra herencia común, y así generar las condiciones para una “nueva gobernanza global” indispensable para manejar estos y otros desafíos que determinarán el bienestar planetario en este siglo. Y para esto, junto con reforzar las convergencias a nivel multilateral, será esencial que ambas regiones paralelamente aborden de manera eficaz, las principales debilidades internas que limitan la capacidad tanto de la UE como de nuestra región, para desempeñar un papel más gravitante en los principales asuntos mundiales, porque en definitiva, la gravitación internacional de los países y las regiones depende primero, de cuán sólidos son sus pilares domésticos (económicos, sociales, e institucionales) .

En el caso de la UE, el principal desafío hoy, es cómo hacer los ajustes económicos necesarios sin afectar las perspectivas de crecimiento y creación de empleo, y como reformar el llamado “Estado de Bienestar Europeo”, manteniendo sin embargo sus pilares fundamentales. En el caso de América Latina, los problemas no son nuevos, y aunque ha habido un avance en la reducción de la pobreza, persisten situaciones muy preocupantes, como los déficit de institucionalidad, la criminalidad y la inseguridad pública, y las graves brechas de desigualdad social (en estos últimos dos temas, tenemos como región, récords mundiales, es decir, América Latina no es la más pobre, pero sí una de las regiones más inseguras y desiguales del mundo). Ahora, la gran heterogeneidad interna que existe en ambos bloques, y las diferencias de apreciación entre ambos respecto cómo abordar ciertos temas complejos, no permiten tener grandes expectativas sobre los resultados que podrían salir de la misma.

Para los europeos, seguramente será paradójico que sea Cuba quien ocupe la presidencia de la Celac en el próximo tiempo, mientras que la presidente Dilma de Brasil (y otros líderes latinoamericanos) han sido críticos de los severos ajustes que la señora Merkel le está imponiendo a los países que están en crisis en Europa (y que los alemanes no aceptarían si fuese en su país). Al final, esta Cumbre sí puede ser útil en cuanto a mejorar la cooperación bilateral en temas específicos de interés común (educación, ciencia, inversiones, etc.), también en facilitar el diálogo de actores sociales de ambos bloques, y sobretodo, la interlocución directa entre Presidentes, esto último, generalmente lo más productivo, porque permite generar confianzas, destrabar problemas, y pensar en futuras iniciativas conjuntas. Más que esto no se puede pedir, considerando la naturaleza de estos encuentros. Pero permanece como desafío pendiente, una mejor concertación europeo-latinoamericana en el ámbito global, sin la cuál será difícil defender los “aportes civilizatorios” que esta parte del mundo ha hecho al progreso de la humanidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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