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La Celac como espacio de reflexión democrática

Luis Pacheco
Por : Luis Pacheco Director de la Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales , Universidad Academia de Humanismo Cristiano
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Quedan algunos ecos valiosos y del mayor interés, del significativo encuentro de la Celac en Chile con la Comunidad Europea. Una cumbre rica en ideas, fuerte en algunas contradicciones y esperanzadora en su espíritu. En lo personal, quisiera recalcar algunas ideas y presupuestos implícitos en la Cumbre y en la carta de Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.

Sin duda, la Celac como espacio para la integración económica y política, puede llegar a ser un hito importante en América Latina. No solo para el desarrollo y consolidación de su democracia, sino, que fundamentalmente para su integración política y económica. Como lo afirma la carta aludida, la gran política supone un aprendizaje permanente para convivir con las diferencias, aceptarlas y procesarlas. Este es un principio que funciona, no solo en la relación de países, sino que funciona también en la política interna y en la consolidación de nuestras democracias. La democracia no excluye, por naturaleza y esencia es. obviamente, inclusiva.

Nuestro desarrollo hasta ahora ha estado condicionado por nuestra dependencia de las grandes potencias al interior de América o extracontinentales. “América Latina no se encuentra dividida porque es ‘subdesarrollada’, sino que es ‘subdesarrollada’ porque está dividida”. De alguna manera esto define formas de nuestro desarrollo capitalista dependiente, monoproductor básicamente en el siglo XIX y parte del siglo XX, y desintegrado por la acción misma del capitalismo de corte liberal clásico de la segunda mitad del siglo XIX hasta la crisis de los años 30.

Sin embargo, hoy los desafíos son otros. Frente a la debacle que ha producido la desregulación del capitalismo, del mercado y sobre todo del sistema financiero, no solo tenemos en Europa y en Estados Unidos profundas crisis, sino ausencia, por ahora, de soluciones. Esto, dentro de perspectivas democráticas que signifiquen algo más que el sacrificio, que siempre en estos casos hacen los trabajadores, los sistemas educativos y los recortes que llegan a la crueldad de los sistemas de salud y de protección social.

Estamos en el mundo de la diversidad y por lo tanto las soluciones no podrán venir desde la hegemonía económica, o cultural o social. Las respuestas serán también desde la diversidad de opciones, que caracterizan a todos nuestros países en América Latina. La democracia real, participativa, con poder ciudadano, con soberanía popular, no puede ser sacrificada en función de los intereses de las empresas y de un sistema que ha demostrado niveles de perversidad en la injusticia, a veces dramática, que se da en los sistemas de salud, de educación, de seguridad social y de tantos otros. En América Latina, nuestras sociedades son diversas, pero dentro de esta diversidad, todas pueden ser democráticas. El elemento central que las caracteriza no es solamente el que hayan elecciones libres, lo cual sin duda es importante, sino que hayan elecciones reales, que permitan expresar la voluntad popular. Hoy en Chile no hay un sistema de elecciones libres en plenitud, en la medida, que el sistema está concebido para perpetuar un modelo altamente favorable a un sistema económico, en muchos casos, inmoral e injusto. El voto del ciudadano en el actual sistema no puede cambiar nada absolutamente importante. Por lo tanto, no solo no es libre, sino que la gente ha llegado a entender que en este modelo votar o no votar muy poco decide. Lo peor que le pasa a esta democracia es que está controlada por un sistema que no le permite cambiar, ni mejorar permanentemente con la voluntad popular, que es la esencia de la misma.

De acuerdo a lo anterior, la gran política que apunta al desarrollo de una democracia real, debiera tener, en un espacio como la Celac, un escenario para su consolidación. Sin rechazar otros procesos de integración que involucren otras regiones, la Celac es una oportunidad para proyectar dinámicas de desarrollo económico y político, fortalecido con los caminos de integración, que hoy son ineludibles en la región para su proceso de desarrollo. Por lo tanto, el proyecto de la Celac debiera ser, no solo, una oportunidad para el desarrollo económico, sino para el fortalecimiento de nuestras democracias, a partir de la diversidad de opciones que nos caracteriza, pero respetando todos los mecanismos de la democracia, sobre todo la expresión de la voluntad popular.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

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