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Chile en la hora de la verdad Opinión

Chile en la hora de la verdad

José Antonio Gómez
Por : José Antonio Gómez Exministro de Justicia y Defensa
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No podemos creer el cuento que nuestra democracia es plena solo por tener el poder en la civilidad: la influencia directa de los grupos económicos daña la democracia, la oligarquización en los partidos políticos daña la democracia, el binominal no es democrático, el sistema de financiamiento de los partidos no lo es, el presidencialismo extremo deteriora la democracia, legislar contra la igualdad en el Congreso daña tanto la democracia como nuestra credibilidad, la educación que tenemos no aporta a la democracia, la desigualdad tampoco lo hace.


Hoy la derecha está al borde del knock out. Ha resentido el golpe de ilegitimidad de un modelo económico que ellos creyeron infalible y adorado. Creyeron que el mall lleno significaba amor al libremercado, que los chilenos estaban felices con sus deudas y que el sistema político sería un muro de contención, así diseñado por Jaime Guzmán, para que no se cambiaran las reglas de este juego injusto.

Se equivocaron. Simplemente no los aman, simplemente su modelo es resistido y cada vez los chilenos creen menos en la legitimidad de ese modo de hacer las cosas.

También nos equivocamos en la Concertación. Ofrecimos “crecer con igualdad” y no lo cumplimos en su totalidad. La medida de lo posible fue una máxima que se aplicó con extremado pragmatismo, olvidándose de hacer lo necesario. Si queremos igualdad, no se trata de hacer unos ajustes aquí y allá, se requiere cambiar el modelo de sociedad.

[cita]También nos equivocamos en la Concertación. Ofrecimos “crecer con igualdad” y no lo cumplimos en su totalidad. La medida de lo posible fue una máxima que se aplicó con extremado pragmatismo, olvidándose de hacer lo necesario. Si queremos igualdad, no se trata de hacer unos ajustes aquí y allá, se requiere cambiar el modelo de sociedad.[/cita]

Se prometió sistemáticamente que llegaríamos al desarrollo en una fecha próxima, pero sólo se miraba el PIB. No se observó que en Chile hay diez años de diferencia en la esperanza de vida entre una comuna rica y una pobre, que la mayor parte de los estudiantes no llegan a 250 puntos en el Simce, que es el puntaje que establece las competencias mínimas.

Sí, nos equivocamos. Chile hizo la transición y no hemos llegado a la meta, ni siquiera estamos cerca. No podemos creer el cuento que nuestra democracia es plena solo por tener el poder en la civilidad: la influencia directa de los grupos económicos daña la democracia, la oligarquización en los partidos políticos daña la democracia, el binominal no es democrático, el sistema de financiamiento de los partidos no lo es, el presidencialismo extremo deteriora la democracia, legislar contra la igualdad en el Congreso daña tanto la democracia como nuestra credibilidad, la educación que tenemos no aporta a la democracia, la desigualdad tampoco lo hace.

Hay que tenerlo claro. Chile no ha llegado a la meta. Y quizás eso es normal, pero no lo es, el hecho de que no tengamos en mente hacer algo al respecto.

Es evidente que no podemos seguir esperando más para diagnosticar lo que no funciona: pensiones de miseria, una educación de baja calidad y alto costo, un sistema de salud segregado y caro, condiciones de empleo precarias, falta de garantías a los derechos como ciudadanos y consumidores, desigualdad en todos los frentes, falta de desarrollo regional, falta de poder en jóvenes, mujeres, minorías étnicas y ancianos, deslegitimación de las instituciones, un sistema tributario injusto y una política deficitaria.

Este último problema, que parece ser el menos urgente, es parte de la explicación de todo lo anterior. Si la política no funciona, las soluciones de una sociedad no llegan.

Por este nuevo paradigma nace nuestro proyecto, no es solamente una decisión de política partidista, sino más de política y sociedad, de proyecto país, de rutas de futuro. Nuestro proyecto nace del agotamiento, pero también de la esperanza. Nuestro proyecto nace de la rabia, pero también de la convicción. Nuestro proyecto lleva años acostumbrado a perder, pero tiene claridad sobre cómo ganar.

Nuestra decisión es hablar de verdad y no ocultar la realidad, puede gustar o no pero creemos que esa es la forma de hacer política por eso nuestro llamado es hacerse cargo de estas deudas y construir un nuevo Chile.

La siguiente batalla presidencial puede ser la primera del Chile del futuro o la última del Chile del pasado. Hasta ahora, desgraciadamente, está ocurriendo esto último. Nosotros queremos contribuir al debate del futuro, al cambio del Chile desigual y abusivo. Así, durante 10 meses hemos convocado a diversas personas e instituciones a este debate y presentar nuestras ideas para generar las transformaciones que Chile necesita.

No es la hora en que Chile requiere remilgos y frases hechas. Necesitamos propuestas concretas, que deben ser mejoradas entre todos, pero que tracen desde el principio un camino. Nuestra candidatura establece las siguientes medidas como decisivas para el Chile que deseamos construir.

Educación pública, gratuita, de calidad y laica para todas y todos en cada uno de los niveles de enseñanza. Todos sabemos que la educación debe ser el corazón de una sociedad, pero hoy no lo es. Queremos fortalecer la calidad y universalizar el acceso en la etapa Pre-Escolar; crear un Servicio Nacional que se haga cargo de los colegios desmunicipalizados, garantizando el 100 % de financiamiento directo y no por subvenciones ; promover la existencia de una red pública de Educación Técnica Profesional en cada región; dar gratuidad efectiva en la educación superior para todos los jóvenes de nuestro país, sin importar su condición socioeconómica y dar un nuevo trato preferencial a las universidades estatales. Pero la educación no es lo único que debemos cambiar de este modelo. La verdad es que hoy la derecha está dispuesta a conceder algunos cambios en educación con tal de poner un muro de contención en otros aspectos del modelo. No estamos dispuestos a esa transacción. La educación no debe ser un cortafuego.

La salud. Chile necesita un sistema de salud pública fortalecido con infraestructura, tecnología, y médicos especialistas. Vamos a aumentar los presupuestos en salud para lo señalado y la formulación de un plan de prevención de las enfermedades. Instalaremos farmacias púbicas en los barrios para evitar las colusiones y los precios exorbitantes de los remedios. Crearemos un sistema de atención vecinal.

Empleos Decentes. No más abusos a nuestros trabajadores. Nos comprometemos a presentar un nuevo Código Laboral que asegure el derecho a la sindicalización automática, terminar con los reemplazos a los huelguistas, mejorar las condiciones de la negociación colectiva y la negociación entre empresas, hacer a los trabajadores parte de las utilidades de las empresas, a igual trabajo igual remuneración y una política clara y permanente para el sueldo mínimo, estableciendo salarios diferenciales según el tamaño de la empresa.

Nuevo modelo de pensiones, que garantice pensiones dignas. Crearemos una comisión con carácter vinculante para que realice una profunda revisión del Sistema de Pensiones (AFP), con el fin de crear un sistema de capitalización de carácter solidario y mixto (individual, empleador y Estado).

Poder político y económico para las Regiones. Chile necesita una gran revolución descentralizadora, que entregue competencias, pero sobre todo fondos, a los gobiernos regionales, provinciales y locales. Debemos acercarnos a estándares internacionales de autonomía política y financiera de las regiones y municipios.

Una nueva ley eléctrica que desconcentre el mercado, establezca una tarifa social eléctrica y penas mayores cuando empresas concesionarias violan la ley. El cambio de nuestra matriz energética debe ser radical, por ello fortaleceremos el apoyo a las Energías Renovables y a la Eficiencia Energética.

Verdadera reforma tributaria, que nos permita redistribuir y no sólo recaudar los recursos. Reformar el sistema del global complementario, estableciendo la existencia por separado de impuestos a las personas y a las empresas, disminuyendo impuestos para quienes ganen menos de $ 1.200.000, eliminar el FUT y aumentar el impuesto a las empresas a niveles semejantes al resto de los países.

Recuperación de nuestros recursos naturales. El agua dulce y salada se encuentran en manos privadas, nuestro cobre es extraído de la tierra sin considerar su sustentabilidad ni mucho menos aplicarse un verdadero royalty. Promovemos la existencia de un Ministerio de Recursos Naturales que se haga cargo de implementar una política de recuperación y sustentabilidad ambiental, económica, política y social del uso de los recursos naturales.

Comunidad de iguales. Sin igualdad, sin libertad, no hay justicia. Estamos por el matrimonio igualitario, con derecho a adopción; el aborto terapéutico. Crearemos un defensor del ciudadano y un instituto antidiscriminación.

Alta inversión en infraestructura ferroviaria y en su operación. Proponemos un tren rápido desde La Serena a Puerto Montt, otro entre Santiago y Valparaíso. Además se propone crear un sistema ferroviario de trenes convencionales con la frecuencia y capacidad de transporte de pasajeros y carga que Chile requiere. Ferrocarriles del Estado no tiene razón alguna para ser un negocio rentable económicamente, lo que importa es que lo sea socialmente sin generar grandes inconvenientes al Estado.

Nueva Constitución redactada mediante una asamblea constituyente. Él o la Presidente de la República tiene el poder de convocar a un plebiscito que vote si aprueba o no una asamblea constituyente. Ese es nuestro primer compromiso. El pacto social reflejado en una nueva Constitución. Nuestro objetivo es terminar con el Estado subsidiario para dar paso a un Estado responsable.

Es éste nuestro proyecto, es ésta nuestra misión. Estas rutas son indispensables para Chile y además son deseadas por todos los chilenos. Los detalles de todo esto podrá usted conocerlos en un libro que en un par de semanas estará disponible. Creo fundamental trabajar con seriedad y compromiso. No quiero fomentar un debate insustancial de conceptos vagos y superficialidades. Añoro que en Chile podamos tener una elección de gran profundidad. He aquí parte de nuestras propuestas. He aquí nuestra invitación a construir Chile y su democracia.

Sabemos lo que queremos, sabemos cómo hacerlo, no le tenemos miedo a la historia, queremos tomarla en nuestras manos, pero queremos hacerlo junto a los ciudadanos, no lejos de ellos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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