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Salud Pública sin médicos

Camilo Bass y Roberto Estay
Por : Camilo Bass y Roberto Estay Dr. Camilo Bass del Campo, Presidente Agrupación de Médicos de Atención Primaria y Dr. Roberto Estay Miquel, Vocero Asamblea de Residentes de Chile
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Estamos por avanzar desde una mirada de salud como bien de consumo y estrategias focalizadas, hacia una de derecho social universal. Hoy, además de hacernos cargo de problemáticas de carácter gremial, participamos de diferentes espacios de trabajo propositivos hacia la salud pública.


Existen diferentes opiniones sobre el déficit de especialistas de la red pública de salud. Esto nos parece un hecho positivo que permite transparentar ideas que por fin sacuden a parte del gremio médico y se relacionan con el futuro de la salud pública.

Para comprender mejor esta controversia, es necesario partir por un diagnóstico sobre la realidad de los trabajadores médicos del sistema de salud. Sabemos que en Chile NO FALTAN médicos, ni generales ni especialistas. El problema es que progresivamente estos han migrado al sistema privado y abandonado los hospitales, de hecho hoy 2/3 de las horas de especialistas están en el sector privado y solo 1/3 en el sobrepasado sector público.

¿Cuál es la explicación de que los profesionales que fueron pieza clave en la histórica mejoría de nuestros índices de salud, principalmente en la segunda mitad del siglo XX, a través de un poderoso sistema público (no exento de problemas por cierto) decidieran abandonarlo?

[cita]Estamos por avanzar desde una mirada de salud como bien de consumo y estrategias focalizadas, hacia una de derecho social universal. Hoy, además de hacernos cargo de problemáticas de carácter gremial, participamos de diferentes espacios de trabajo propositivos hacia la salud pública.[/cita]

La respuesta es compleja, con dramáticos procesos de cambio políticos, económicos y sociales de por medio. Pese a la dificultad de este ejercicio, aventuramos dos puntos que nos parecen claves para intentar responderla:

Déficits estructurales de la red y traspaso progresivo de recursos fiscales a privados

Basta conversar con cualquier trabajador de la salud para objetivar cómo nuestros hospitales y consultorios públicos mayoritariamente no permiten realizar atenciones de salud de calidad respecto a los estándares internacionales. La frustración de laboral en lugares donde el trabajo muchas veces no se puede hacer bien, incide en que trabajadores de alta calidad prefieran migrar, pese a su intención inicial de desarrollar sus capacidades en lo público. La red está hoy endeudada y crónicamente desfinanciada, como muestran diferentes estudios (cid, superintendencia). Si bien, es evidente que hoy nuestros centros son mejores que hace 20 años, su condición de endeudamiento condena a la escasa resolutividad interna, de la que cualquier paciente al que usted interrogue saliendo de un consultorio u hospital de Chile puede hacer evidencia. Los episodios de colapso evidenciados permanentemente en las urgencias, más bullados en Quellón, lo espejo y Hospital Sótero del Río, sumados a las interminables listas de espera, verdaderas colas virtuales que en algunas patologías duran varios años antes de ser evaluado por un especialista, prueban lo mismo.

¿Cuál es la causa de este déficit crónico? ¿Es que nuestros hospitales lo hacen mal? ¿Juega el financiamiento un rol en los problemas crónicos de nuestro sistema?

Hoy sabemos que por cada $ 1 invertido en nuestra red pública, $ 3 se traspasan desde el fisco a privados, siendo este traspaso progresivo al menos desde 1995 hasta hoy. Es decir, el estado de Chile ha optado por llevar los recursos de todos los chilenos hacia prestadores privados; el resultado de esta apuesta es claro: un sistema público que se contrae para centrar su acción en la población más pobre y una lucrativa red privada que se expande con lógicas segregadoras según capacidad de pago, similares a las que hoy vemos con escándalo en el área educación.

Malas condiciones laborales en la red pública

Laboralmente, los trabajadores de la salud han transitado desde condición de funcionarios de planta hacia diversas formas de subcontrato, llegando incluso a la contratación por honorarios ajenos a la ley médica vigente y tercerización de los servicios clínicos. Nuestra red sufre de alta rotación y gran dificultad para proyectos de desarrollo a mediano y largo plazo en todos sus niveles. Pese a que la ley contempla los cargos de planta y la calidad funcionaria con los derechos y deberes que esta implica, desde la autoridad sanitaria se ha apostado por aumentar las formas más precarias de contratación, que han ido de la mano con una alta rotación de los trabajadores.

En el caso de los médicos residentes, que se comprometen a largo plazo con la red pública (9 años) trabajando en puntos críticos de la misma, pese a que la ley expresa que regularmente debiesen ser contratados como funcionarios a través de concursos nacionales, el Minsal opta por una forma legal de excepción del Artículo 9 de la Ley Médica (19.664). Y a pesar que la ley dice que este sistema de contratación no debe superar el 20 % de la dotación de los servicios de salud, hoy alcanzan casi el 70 %. Tampoco se les dice bajo qué condición laboral realizarán los períodos asistenciales de 6 años (¿funcionarios públicos? ¿tercerizados?).

Esto es sólo un ejemplo de cómo el sector salud masifica prácticas que no cambian las lógicas que han generado la migración, manteniendo déficits estructurales y volátiles condiciones laborales, que solo benefician el crecimiento de los negocios del cuestionado sector privado.

Propuestas para avanzar

¿Qué pasaría si en vez de traspasar estos recursos, los usáramos para mejorar nuestros hospitales y consultorios, de modo de hacerlos resolutivos y dar condiciones laborales que permitan a nuestros trabajadores entregar salud de calidad?

La respuesta es lógica, si damos el financiamiento necesario, invirtiendo la razón de gasto actual, asociado a mecanismos de modernización de la gestión, el sistema público no necesitaría desangrarse frente a su lucrativa contraparte para cumplir su labor; lo que llevaría a cerrar la llave de escape de recursos. Por desgracia cualquier iniciativa de este tipo se encontrará con la férrea oposición tanto de la poderosa industria de la salud como de los sectores políticos que han trabajado en sintonía con ellos. Esta relación ha sido extensa e incluye autoridades de las principales coaliciones políticas que suelen transitar con facilidad desde lo público a las Isapres y holdings relacionados.

Los Médicos de Atención Primaria y los Residentes de Chile estamos por volver a enfocar la inversión de salud en la red pública y por dar calidad funcionaria a todos los trabajadores que laboran en ella, con los derechos y deberes que esta implica.

Estamos por avanzar desde una mirada de salud como bien de consumo y estrategias focalizadas, hacia una de derecho social universal. Hoy, además de hacernos cargo de problemáticas de carácter gremial, participamos de diferentes espacios de trabajo propositivos hacia la salud pública. Uno a comentar, junto a académicos del área de la salud pública de distintas universidades, llamado Mesa de Médicos por la Salud Pública, que esperamos sea un impulso más para enfrentar uno de los desafíos más urgentes del Chile actual: el rescate y modernización de nuestro malogrado Sistema Público de Salud.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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