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Chile: ¿La hora de los subalternos?

Danny Monsálvez Araneda
Por : Danny Monsálvez Araneda Doctor en Historia. Académico de Historia Política de Chile Contemporánea en el Depto. de Historia, Universidad de Concepción. Twitter: MonsalvezAraned
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Las diversas movilizaciones sociales, acciones colectivas, protestas, la repolitización del espacio público y el cuestionamiento de amplios sectores de la población al sistema político institucional, viene a plantear una pregunta de fondo ¿estamos ante la hora de los subalternos?, es decir, ante la irrupción, expresión (malestar) y participación de aquellos sectores que por años, se han (los han) mantenido al margen de los cambios o bien han sido oprimidos y excluidos de los grandes debates y decisiones de país. Los diversos hechos y acciones del último tiempo parecen ir en aquella dirección. Sin embargo, ¿quién es el subalterno?, o ¿desde dónde plantear el tema de la subalternidad?

Estas y otras interrogantes constituyen un punto de partida pero, al mismo tiempo, de debate y controversia para aproximarnos al tema en cuestión. Al respecto, una reciente publicación intitulada “La (re)vuelta de los estudios subalternos” (Rodríguez, 2011), apunta que el historiador indio y pionero en el tema Ranajit Guha señaló que la denominación subalterno dice relación o se expresa “en termino de clase, casta, edad, género, ocupación, o en cualquier otra forma”; conjuntamente, “la subordinación no puede entenderse excepto como uno de los términos constitutivos de una relación binaria en la que el otro es la dominación, ya que “los grupos subalternos están siempre sujetos a la actividad de los grupos que gobiernan, incluso cuando se rebelan y sublevan” (p. 69).

Recordemos, por ejemplo, que a inicios de los años noventa algunos académicos cercanos al marxismo, situados en diversos lugares de la academia estadounidense, que veían que sus trabajos e investigaciones habían llegado a un límite, y como consecuencia de los cambios políticos, económicos y culturales que se estaban produciendo a nivel internacional, asumieron que sus trabajos debían ser leídos con nuevos referentes, en consecuencia constituyeron el Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos.

[cita]Importante señalar que una aproximación al estudio de los grupos subalternos implica entenderlos en sus particulares contextos históricos, sociales, políticos, económicos y culturales. Es decir, entender al subalterno como una condición de grupo dada en un contexto histórico determinado y donde, además, estos sectores no son homogéneos, dándose distintos niveles de subalternidad dentro de ellos mismos. Por lo tanto, es fundamental interrogarse ¿desde dónde se plantea la subalternidad?, para poder establecer ¿quién es el subalterno?[/cita]

En su “Manifiesto Inaugural” expresaron: “El actual desmantelamiento de los regímenes autoritarios en Latinoamérica, el fin del comunismo y el consecuente desplazamiento de los proyectos revolucionarios, los procesos de redemocratización, las nuevas dinámicas creadas por el efecto de los mass media y el nuevo orden económico transnacional: todos estos son procesos que invitan a buscar nuevas formas de pensar y de actuar políticamente. A su vez, la redefinición de las esferas políticas y cultural en América Latina durante los años recientes ha llevado a varios intelectuales de la región a revisar algunas epistemologías previamente establecidas en las ciencias sociales y las humanidades” (pp. 47-49).

El eje central de su producción teórica se enfoca en la capacidad de poder acceder a reconstruir la conciencia subalterna, como diría Ranajit Guha, “escuchar las voces de la historia”, es decir aquellas voces ocultas bajo las historia nacionales, estatales, los discursos oficiales, y en la capacidad que estos estudios tienen de dejar hablar al subalterno. Por lo tanto, se busca narrar la historia de aquellos sectores marginados y excluidos, con el objetivo de hacerlos “protagonistas y no meros instrumentos o receptores del Estado, el partido o el sindicato, lo cual se evidencia cuando nos percatamos de la presencia de un ámbito político heterogéneo al de las elites” (p. 23).

Desde un punto de vista histórico, el concepto de subalterno, no se define de acuerdo a la relación que existe entre diferentes grupos sociales, sino con su contraparte; es decir, al grupo dominante o elite de una sociedad y en un contexto histórico-cultural determinado. Papel importante en todo esto, lo constituyen los escritos de Antonio Gramsci, principalmente del cuaderno XXV: “Notas sobre la historia de las clases subalternas”. La lectura que realizó Guha y el colectivo del intelectual italiano, por lo menos el conjunto de textos gramscianos más trabajados, proviene de una selección de los escritos de Gramsci publicada bajo el nombre de Selections from the Prison Notebook” (p. 22). En dicha obra, el término subalterno se remonta a sus escritos en prisión, allí se puede observar por primera vez que el concepto de subalterno adquiere una profundidad teórica, dejando de lado su significado literal. Así, Gramsci contrapone dominación (hegemonía) y subalternidad creando un binomio que acompañará su reflexión teórica y política, con lo cual imprimirá su aporte al interior del marxismo.

Importante señalar que una aproximación al estudio de los grupos subalternos implica entenderlos en sus particulares contextos históricos, sociales, políticos, económicos y culturales. Es decir, entender al subalterno como una condición de grupo dada en un contexto histórico determinado y donde, además, estos sectores no son homogéneos, dándose distintos niveles de subalternidad dentro de ellos mismos. Por lo tanto, es fundamental interrogarse ¿desde dónde se plantea la subalternidad?, para poder establecer ¿quién es el subalterno?

Al mismo tiempo, se produce un cambio en el funcionamiento del sistema de signos, elemento no menor, por ejemplo, donde los sectores dominantes y hegemónicos inscriben, “perturbación de la tranquilidad pública”, Guha leerá “lucha por un orden mejor”, y donde historiadores positivistas escriben “inconsciencia”, el historiador indio escribirá “conciencia rebelde”.

En resumen, la historia, en este caso nuestra historia nacional, no solamente la hacen o construyen las elites, grupos dominantes y hegemónicos, sin duda aquellos han tenido un papel importante en los diversos relatos y construcciones discursivas; pero si queremos una perspectiva más amplia e inclusiva de la historia, de representación y sobre todo la participación política, se requiere necesariamente volcar la mirada hacia los grupos subalternos, para recuperar el accionar individual y colectivo de aquellos sectores oprimidos, omitidos y silenciados dentro de la historia política de Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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