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Torres del Paine: ¿futura capital turística?

Gabriel Boric Font
Por : Gabriel Boric Font Candidato a diputado por Magallanes
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La educación, esa palabra que viaja en los discursos, pero que no todos los políticos que la pronuncian creen realmente en ella, es cardinal. Las universidades regionales y centros de formación técnica deben colocar al turismo como corazón de sus preocupaciones, al igual que los liceos de Puerto Natales que tienen la suerte de encontrarse tan cerca de este lugar maravilloso pueden generar instancias de participación científica, turística y cultural que lo sitúe a la vanguardia de una reflexión nacional.


Las Torres del Paine, su serena majestad y la gran sinfonía de nieve y roca que se abre ante nuestros ojos cuando la contemplamos, han sido declaradas la Octava Maravilla del Mundo. El acontecimiento nos ha sorprendido gratamente y creo que ha brotado del pecho de los magallánicos un orgullo genuino, algo hermoso siempre ligado al reconocimiento que el mundo hace al confín donde culminan las Américas. Nuestro querido parque se ha vuelto materia de expectación mundial.

Hace algún tiempo una edición especial de National Geographic lo había ubicado entre los cinco lugares más hermosos del mundo. Hoy  virtualtourist.com la eligió como Octava Maravilla, entre cerca de trescientas alternativas. Este parque situado a 150 km de Puerto Natales,  a 400 km al norte de Punta Arenas y a más de 2.500 km al sur de Santiago, alza su rostro boscoso para que su belleza llegue a lejanas latitudes. “¿Será posible el sur?”, se pregunta el poeta Jorge Boccanera, luego musicalizado por Mercedes Sosa. La respuesta es sí.

No obstante, después del inmediato júbilo asalta un silencio muy cercano a la reflexión. Cuesta olvidar que el parque ha pasado por épocas oscuras como los incendios ocasionados por el ciudadano checo Jiri Smitak en 2005 y el israelí Rotem Singer en 2011, dos turistas que no respetaron la norma respecto al encendido de fuego en un área protegida. Fue doloroso y dantesco observar cómo las llamas consumían su hermosa vegetación y ponían en peligro a la fauna. Eso reafirma la convicción de que debemos repensar las condiciones del Parque Nacional Torres del Paine. Sabemos que CONAF realiza una importante misión pero se debe inyectar más recursos, dotar de mejor infraestructura, de medidas de precaución medioambiental a la altura de una Octava Maravilla.

[cita]La educación, esa palabra que viaja en los discursos, pero que no todos los políticos que la pronuncian creen realmente en ella, es cardinal. Las universidades regionales y centros de formación técnica deben colocar al turismo como corazón de sus preocupaciones, al igual que los liceos de Puerto Natales que tienen la suerte de encontrarse tan cerca de este lugar maravilloso pueden generar instancias de participación científica, turística y cultural que lo sitúe a la vanguardia de una reflexión nacional.[/cita]

Esto pone de relieve la necesidad de que Puerto Natales cuente por fin con un Aeropuerto plenamente operativo, tanto para recibir turistas como a brigadistas en caso de un nuevo incendio forestal.

Igualmente, es preocupante que este Patrimonio del Mundo caiga en manos de mercaderes del templo, de gente inescrupulosa. No olvidemos que el año 2012 el entonces ministro Pablo Longueira junto a una comisión modificaron el plan de Manejo del Parque Nacional Torres del Paine, para autorizar la navegación en el lago Nordenskjöld. Quiero decir que este acontecimiento que nos enorgullece no se convierta en un río revuelto, ganancia de pocos pescadores.

Es quizás razonable crear condiciones desde la legislación para que instauremos una mirada joven y sustentable de la inversión empresarial, con normas internacionales y que abra una enorme cantidad de servicios tanto en el parque como en Puerto Natales. Abrir rutas turísticas nuevas, dotar de un relato que motive al viajero. Para ello, necesitaremos grupos de trabajo interdisciplinario: científicos, antropólogos, artistas, etc.

De igual manera, todos quienes contribuyen con su esfuerzo a este trabajo mancomunado, guías de turismo, garzones, choferes de turismo, recepcionistas de hoteles deben tener salarios dignos y contratos estables, ya que hemos recibido noticias lamentables de las condiciones laborales en que trabajan. El desarrollo sin dignidad no es desarrollo, se parece extrañamente a la palabra “explotación”.

La educación, esa palabra que viaja en los discursos, pero que no todos los políticos que la pronuncian creen realmente en ella, es cardinal. Las universidades regionales y centros de formación técnica deben colocar al turismo como corazón de sus preocupaciones, al igual que los liceos de Puerto Natales que tienen la suerte de encontrarse tan cerca de este lugar maravilloso pueden generar instancias de participación científica, turística y cultural que lo sitúe a la vanguardia de una reflexión nacional.

Las estadísticas hablan de que el porcentaje de turistas extranjeros que ingresan al parque es significativamente mayor que el de turistas nacionales. Es bueno para la región seguir posicionándolo en las ferias de turismo dentro y fuera del país, para que las Torres del Paine se conviertan en la capital turística de Chile.

Y una última reflexión: ¿qué porcentaje de magallánicos conoce el Parque Nacional Torres del Paine? Hay habitantes de Punta Arenas, Puerto Williams y Tierra del Fuego a los que, por razones económicas, les parece una meta inalcanzable. Hemos escuchado a vecinos hablar del parque como si fuese un espacio absolutamente remoto a sus posibilidades. También debemos pensar en un turismo social, los magallánicos tenemos pleno derecho a disfrutar del prodigio de nuestra tierra como cualquier otro habitante del globo.

Nos encontramos ante una inmensa oportunidad, pero es fundamental ser responsables ante ella. Sólo así esta «Octava Maravilla» podrá seguir maravillándonos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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