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¿Es suficiente el “kínder” obligatorio?

María Victoria Peralta
Por : María Victoria Peralta Académica U.Central y Premio Nacional de Educación
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Por lo expresado, no tenemos mucho que celebrar. Esperamos que estas medidas tomadas al finalizar este gobierno, sean reevaluadas por el que venga, y la Educación Parvularia chilena vuelva a ser el referente mundial técnico que éramos mediante procesos informados, participativos y validados por las organizaciones académicas del sector, los Colegios Profesionales y otras instancias profesionales que existen.


El 22 de noviembre fue el “Día de la Educación Parvularia”, fecha en la que habitualmente se hace un análisis y reflexión sobre los avances del nivel acompañado de alguna sencilla celebración.

Desgraciadamente en esta oportunidad no hemos podido hacerlo, ya que un conjunto de medidas relativas a este nivel se han estado tomando con escasa consulta y participación efectiva del sector, en especial, de los Educadores de Párvulos.

El 5 de noviembre se aprobó en el Senado una reforma constitucional que establece el nivel de transición mayor (mal llamado “kínder”) como obligatorio y, junto con ello, se estableció financiamiento desde los niveles medios. Estas medidas que podrían aparecer como “buenas”, tienen una serie de limitaciones que son necesarias de señalar:

[cita]Por lo expresado, no tenemos mucho que celebrar. Esperamos que estas medidas, tomadas al finalizar este gobierno, sean revaluadas por el que venga, y la Educación Parvularia chilena vuelva a ser el referente mundial técnico que éramos mediante procesos informados, participativos y validados por las organizaciones académicas del sector, los Colegios Profesionales y otras instancias profesionales que existen.[/cita]

  • La obligatoriedad de este tipo implica que si un párvulo no ha cursado este nivel, no puede ingresar a Educación Básica, situación que afecta a familias de sectores rurales, a los niños de las Escuelas de Lenguaje, de muchas comunidades originarias, y a aquellos cuya jornada (medio día en las escuelas) no responde a las necesidades laborales de las madres. Por tanto, ¿eventualmente habría niños que no van a poder ingresar a Educación Básica?
  • Por ser obligatorio, los niños van a tener que responder a ciertas “exigencias” que ya está haciendo el MINEDUC, lo que afecta el respeto al desarrollo propio de cada niño, y eventualmente podrían «repetir” el “Kinder”, concepto que no existe en nuestro nivel.
  • Para ello, se está planteando modificar el currículo actual del nivel, hecho en forma técnica y participativa y que fue promulgado en La Moneda como señal de ello. Este instrumento es el único que sustenta la dignidad profesional del Educador de Párvulos, a diferencia de una serie de instrumentos que se han elaborado en sentido opuesto, dándole todo hecho, para que sólo aplique (mapas de progreso, estándares de aprendizajes, instrumentos de evaluación, Programa de Apoyo Compartido, etc.).
  • Sobre calidad no se señala nada en el proyecto; por ejemplo, un aspecto mínimo es la ratio, es decir, la cantidad de niños por cada Educadora. Actualmente una Educadora de Párvulos de este nivel está a cargo de 45 niños, considerando además la promulgación del decreto nº 115 del 18 de Mayo del 2012, que redujo el personal de este nivel.

El nivel de Educación Parvularia se alegra por los avances del sector, pero hubiésemos deseado una obligación para el Estado de ofrecer a todos los niños, desde el nacimiento, una educación de calidad y gratuita, adaptada a las necesidades de los diversos grupos.

Por lo expresado, no tenemos mucho que celebrar. Esperamos que estas medidas, tomadas al finalizar este gobierno, sean revaluadas por el que venga, y la Educación Parvularia chilena vuelva a ser el referente mundial técnico que éramos mediante procesos informados, participativos y validados por las organizaciones académicas del sector, los Colegios Profesionales y otras instancias profesionales que existen.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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