Hoy, invito a todas las mujeres de esta generación, a honrar y agradecer a todas aquellas que estuvieron antes, las mismas que nos entregaron la posibilidad de pertenecer a una sociedad más libre, equitativa y justa.
El “Día Internacional por los Derechos de la Mujer”, que se celebra cada 8 de marzo en todo el mundo, conmemora la participación de las mujeres en la sociedad y su desarrollo íntegro como personas, en igualdad al hombre.
Nuestra cultura occidental ha relegado a la mujer al hogar, facilitándole al hombre su realización a plenitud en el ámbito laboral, supliendo todas sus funciones relacionadas con la paternidad y el cuidado de los niños. Si la historia humana fuera igual a una hora, el derecho a votar femenino o la posibilidad de asistir a la universidad, habrían sucedido sólo hace décimas de segundo.
El “Día de la Mujer” y el “Mes de la Mujer” adquirieron una dimensión mundial durante el siglo pasado. Este movimiento es creciente y se ve reforzado por la Organización de Naciones Unidas, que contribuye a que esta conmemoración sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de ellas y su participación en la vida política y económica.
Hoy, muchas chilenas, ya sean destacadas o anónimas, son parte de la tercera edad. A todas ellas les debemos haber transformado, de a poco, un país de herencia machista en uno más cariñoso, con padres que se involucran en la crianza de sus hijos. Por estas mujeres, Chile nos da más oportunidades en educación, trabajo, política… Y gracias a su esfuerzo, tenemos la libertad –concepto clave– de salir de casa y realizarnos.
Así, algunas nos las arreglamos para hacer mil cosas, como levantarnos temprano, dejar a los hijos en el colegio y ayudarlos a estudiar; ir al trabajo, juntarnos con las amigas y nuestras parejas, dejando un poco para nosotras mismas, además de mantener un hogar cálido y seguro. Y las que prefieren no tener hijos, para vivir en pos de otros sueños, ya no son “bichos raros”. Es cierto, aún queda mucho en materia de igualdad, pero esa es tarea nuestra, aquí y ahora.
Hoy, invito a todas las mujeres de esta generación, a honrar y agradecer a todas aquellas que estuvieron antes, las mismas que nos entregaron la posibilidad de pertenecer a una sociedad más libre, equitativa y justa. Este día démonos el tiempo, abracémoslas y celebrémoslas con mucho cariño. ¡Es más que merecido!
