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Creer, crecer e invertir en educación

Juan Enrique Guarachi
Por : Juan Enrique Guarachi Director Ejecutivo de Fundación Belén Educa
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Educar con calidad significa que se inviertan recursos para mejorar las remuneraciones, bonos por desempeño y beneficios; recursos para diplomados, capacitaciones y pasantías. Estos elementos levantan el prestigio de la carrera docente. Hoy sólo el 1% de los jóvenes que ingresa a carreras de pedagogía se presenta con 700 puntos en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y, lo que es más escandaloso, el 29% no dio la PSU.


Es tarea de todos los chilenos garantizar una educación de calidad para los niños y jóvenes de nuestro país y, muy en especial, para los de sectores vulnerables. Nadie debe quedar excluido, y menos aún aquellos a quienes hemos ido segregando a la periferia de la ciudad, donde no permea la urgencia por una educación de calidad.

Debemos minimizar la inaceptable brecha de desigualdad que nos pesa, procurar que ningún niño quede privado de sus derechos, relegado al “patio de atrás”. Chile ha mejorado los niveles de crecimiento e inversión; sin embargo, somos uno de los países más desiguales de la región. Según el informe Panorama Social 2013 de la CEPAL, figuramos entre los cinco países con peor distribución, superado sólo por Brasil, Guatemala, Honduras y Paraguay. En Chile, el quintil más rico se lleva el 52,5% del ingreso total. Los más vulnerables, en cambio, sólo el 5,5%.

No le temamos a una Reforma Tributaria que permitiría hacer los cambios que se necesitan en educación. La experiencia internacional nos muestra que invertir en la gente, desarrollar sus competencias y habilidades, logra llevar al crecimiento y desarrollo, y por tanto, al bienestar social. El ejemplo más evidente es Singapur, una pequeña isla, independiente desde 1965, sin recursos naturales, que sólo contaba con su gente. Por ello decidieron invertir de manera creciente y sostenida en la educación. Progresivamente fue mejorando la calidad de vida de su población y, hoy, Singapur ocupa el primer lugar en calidad de su sistema educativo, según Global Education Survey, 2012. Es reconocido por asegurar oportunidades, que el ascenso social esté basado en el mérito.

[cita]Educar con calidad significa que se inviertan recursos para mejorar las remuneraciones, bonos por desempeño y beneficios; recursos para diplomados, capacitaciones y pasantías. Estos elementos levantan el prestigio de la carrera docente. Hoy sólo el 1% de los jóvenes que ingresa a carreras de pedagogía se presenta con 700 puntos en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y, lo que es más escandaloso, el 29% no dio la PSU.[/cita]

Esto es posible sólo si se tiene la convicción de que todos los niños y jóvenes pueden aprender, independientemente de donde vengan. Para que haya disposición a invertir hay que creer que son capaces. La educación de calidad no sólo consiste en que los alumnos aprendan Lenguaje, Matemática o Ciencias, sino que tomen un interés real en el arte, la música y el deporte. Que los estudiantes desarrollen habilidades blandas, tengan acceso a la cultura y se preocupen de la sociedad en la que están insertos. Que sean grandes hombres y mujeres al servicio de los otros.

Educación de calidad implica tener colegios que han invertido en infraestructuras dignas, en programas de estudios probados y, muy especialmente, en los profesores. Docentes que han dedicado tiempo para el estudio de su disciplina, para la planificación de sus clases, para el acompañamiento de los alumnos, para el trabajo en equipo y la evaluación. Para el desarrollo profesional.

Educar con calidad significa que se inviertan recursos para mejorar las remuneraciones, bonos por desempeño y beneficios; recursos para diplomados, capacitaciones y pasantías. Estos elementos levantan el prestigio de la carrera docente. Hoy sólo el 1% de los jóvenes que ingresa a carreras de pedagogía se presenta con 700 puntos en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y, lo que es más escandaloso, el 29% no dio la PSU.

Todo niño que reconozca un proyecto educativo de calidad, donde visualice el compromiso de sus profesores y de la institución y que identifique que se tienen altas expectativas en él, sabrá responder en sus aprendizajes. Esta es la convicción: todos los niños pueden aprender, siempre y cuando exista un fuerte compromiso por su educación.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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