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La disonancia de Ignacio Walker: ¿una cuestión de forma?

Ignacio Andrade
Por : Ignacio Andrade Licenciado en Sociología de la Universidad de Concepción.
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Son estas formas las que Walker y el eje PS -DC deben entender. Que la época en que las decisiones se tomaban en los cafés acabó. La política hoy se toma en los espacios de influencia más cercanos y tiene un cuarto poder (además de los tres ya señalados por Montesquieu). Ese es el poder ciudadano.


Las múltiples reformas impulsadas en los primeros 100 días por el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet (cambio al binominal; reforma tributaria; reforma educacional que pone fin al lucro, selección y segregación;  despenalización del aborto en tres casos específicos, etc.) han alimentado el debate público generando diferencias no sólo con la centroderecha, sino también al interior de la nueva mayoría, donde la gran lastimada sería la DC , que en palabras de su presidente Ignacio Walker, no estaría lo suficientemente representada dentro del gobierno.

Ante ello es interesante preguntarse: ¿constituye este hecho algo anormal dentro del conglomerado de centroizquierda?

Para nada. La política es un espacio donde no sólo confluyen ideologías, creencias, valores o proyectos comunes, sino también visiones personales que en la medida que tengan cierta concordancia o sintonía alimentarán la visión de esa organización, partido o conglomerado. Es este principio el que permite que una organización se encuentre constantemente autoreflexionando sobre sus objetivos y metas así como su conexión con los procesos sociales, políticos y culturales en los que se encuentra inmerso. Desde ese punto de vista no tendría mucho de controversial la queja de Ignacio Walker.

[cita]Son estas formas las que Walker y el eje PS-DC deben entender. Que la época en que las decisiones se tomaban en los cafés acabó. La política hoy se toma en los espacios de influencia más cercanos y tiene un cuarto poder (además de los tres ya señalados por Montesquieu). Ese es el poder ciudadano.[/cita]

Lo interesante es que  el senador Walker no representa una visión individual sino a un partido (DC) que decidió libremente apoyar un programa de transformaciones en torno a tres ejes (reforma tributaria, educacional, Nueva Constitución)  bajo el liderazgo de la Presidenta, sustentado en la alianza política con la centroizquierda que la DC ha apoyado históricamente.

¿Entonces dónde está el eje de la disonancia del presidente de la DC?

Que Chile es un país de múltiples abusos, derechos sociales disminuidos y de una creciente desigualdad son hechos indesmentibles desde los cuales es difícil contradecir. Por ello la lucha para lograr un país más equitativo, y un rol más protagónico por parte del Estado, son principios centrales que unen a la Nueva Mayoría.  Pero se encuentran con el dilema de la forma.

Para Aristóteles (384 a. de C.-322 a. de C.) el concepto de forma fue muy importante ya que era aquello que determinaba a la materia para ser algo, es decir, aquello por lo cual algo es lo que es. 

Hablémoslo más concretamente. Las ideas (contenido) constituyen la materia del programa de la Presidenta, pero los medios para construirlo son en definitiva los que constituirán su forma. Para el Estagirita la forma fue de tanto o más relevancia que la propia materia que siempre es susceptible de moldear, cambiar, revisar, entregar matices. Claro, al igual que el programa.

Por ello hoy el gran desafío para la coalición Nueva Mayoría es definir la forma. Si se quiere legitimar un programa de cara a las necesidades de la ciudadanía, o si se busca prolongar la forma burocrático-institucional de la Concertación. Hay que esclarecer la forma de la coalición en función del rol del Estado en cuanto es un medio para alcanzar transformaciones sociales y ciudadanas,  o un fin para controlar el poder bajo un ideal tecnocrático como lo concibió la izquierda postpinochetista . El debatir en definitiva por las formas nos lleva a reflexionar si el Estado se puede convertir en una institución para incidir en la participación y deliberación colectivas para incidir en la materia del programa.

Son estas formas las que Walker y el eje PS -DC deben entender. Que la época en que las decisiones se tomaban en los cafés acabó. La política hoy se toma en los espacios de influencia más cercanos y tiene un cuarto poder (además de los tres ya señalados por Montesquieu). Ese es el poder ciudadano. Si quizás la izquierda concertacionista se da cuenta de ello, podría ayudar a constituir un centro bastante interesante junto a Andrés Velasco, y entonces quizás la DC logre crecer cuantitativamente más.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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