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Las muertes desconocidas detrás de los medicamentos

Francisco Córdova
Por : Francisco Córdova Miembro del Equipo Coordinador Nacional del Partido Humanista.
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Podemos asumir con certeza que en Chile se venden muchos medicamentos, pero no sabemos nada una vez que salen de la farmacia. Y sin datos, no existe el problema.


En Alemania cada año fallecen alrededor de 74 mil personas como consecuencia del consumo de drogas legales, incluyendo el alcohol, mientras que los decesos por las drogas ilegales es menor a los mil casos. Entre el 2005 y el 2009, aumentó en 30% (40 toneladas) el consumo mundial de metilfenidato (Ritalín), la mayoría consumida dentro de los EE.UU. En ese mismo país mueren al menos 100 personas diarias por sobredosis, abuso o mal uso de drogas prescritas, esto es tan así que las tasas de mortalidad por este motivo se han más que triplicado desde 1990(1). Las cifras indican que, de las 22.400 muertes por sobredosis de drogas en los EE.UU., el 2005 los analgésicos opiáceos fueron los fármacos más encontrados, que representan el 38,2% de las muertes (2).

En Chile, mientras tanto, el mercado farmacéutico ha crecido en razón de una tasa anual entre el 7,5% y el 8,0% entre el 2008 y el 2012. El 55% del gasto en salud que hacen las familias proviene de la compra de medicamentos, siendo la gente de menor nivel de educación la que más compra, es decir, mientras más pobre, más medicamentos debes comprar (3). A lo anterior se suma que, a medida que avanza la edad, debes consumir más medicamentos según la Encuesta Nacional de Salud 2009-2010, lo que nos deja una ecuación muy preocupante, los más pobres y los más viejos están apalancando la industria farmacéutica. En esta misma encuesta se expone que el 22,7% de la población consume analgésicos, 13,3% de antihipertensivos y un 8,3% que corresponden a antiinflamatorios y antirreumáticos. Lo preocupante de este estudio es que nada dice sobre problemas relacionados al abuso y mal uso de los fármacos, no se mencionan estadísticas de adicciones y de muertes asociadas al consumo de estas sustancias. Pareciera que en Chile nadie se muere por las drogas que prescriben los médicos.

Con colusión incluida, el negocio de las farmacias es más que bueno. 34,1% han crecido los ingresos de las farmacias en cinco años: en el 2008 las ventas fueron de 545.446 millones de pesos y alcanzaron a 731.424 millones de pesos en el 2012, y en ese mismo período se presentó un alza en el precio de un 26,2% en los medicamentos con receta y un 17,3% en los sin receta. (4).

[cita] Podemos asumir con certeza que en Chile se venden muchos medicamentos, pero no sabemos nada una vez que salen de la farmacia. Y sin datos, no existe el problema.[/cita]

Podemos asumir con certeza que en Chile se venden muchos medicamentos, pero no sabemos nada una vez que salen de la farmacia. Y sin datos, no existe el problema.

A pesar de que (increíblemente) no tenemos cifras, podemos suponer que en Chile se dan las mismas condiciones que en otros países para que se presente el abuso y las muerte por fármacos. Santiago encabeza las capitales con mayor número de trastornos ansiosos y depresivos en el mundo, lo cual se ha traducido en un aumento explosivo en el consumo de antidepresivos. Somos el país de la OCDE donde más ha aumentado la tasa de suicidio –sólo después de Corea del Sur–, mientras que durante los últimos años se observa un aumento importante de patologías mentales en niños, jóvenes y adultos jóvenes.

¿Esto tendrá algo que ver con el aumento de consumo de drogas (legales e ilegales) por parte de los jóvenes?

El abuso de drogas y las adicciones sobrepasan la lógica simplona de «legal-ilegal», pues ambos fenómenos ocurren tanto con las sustancias bajo receta médica como con las que se comercializan por fuera de la ley. Es evidente que vender drogas para lucrar con la debilidad o necesidad de otros es buen negocio, sea legal (farmacéuticas) o ilegal (narcotraficantes).

Es preocupante que con tanta soltura se omita investigar sobre la realidad que se presenta en Chile en relación al abuso, adicción y muertes asociadas a las drogas legales que se venden en las farmacias. Las cifras que vimos más arriba exponen con claridad que lo que se vende en las farmacias mata a más personas que lo que venden los narcotraficantes, sea en Alemania o en EE.UU. Ahora es evidente que la salud de la economía es más importante que la salud de la población y, si no hacemos algo al respecto, esta lógica inhumana no cambiará en un futuro próximo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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