Sin orgasmo intelectual no hay cultura
Señor Director:
Antes de la pubertad, donde normalmente ocurren los primeros orgasmos sexuales, tenemos el desafío de provocar los orgasmos intelectuales; primos hermanos de la admiración. Ahí, donde rozamos el infinito…
La palabra infinito dice mucho menos de lo que es el infinito, la palabra dolor dice mucho menos de lo que es el dolor. Escuchar el viento y sentir la magia de la vida. La cultura es, en su forma más sofisticada, rozar la eternidad. La admiración de estar vivos, la admiración del misterio. Vivir, darle significado a la vida; construir los ritos que nos representan. Como las maravillosas pinturas rupestres de hace diez mil años. Somos herederos de una historia épica y miserable. El honor y el horror nos constituyen.
Finalmente, hemos sido colonizados por el mercado. Pero los ritos y los significados nos esperan a la vuelta de la esquina. ¿O existe alguien que no entienda que la muerte acecha junto a la eternidad? ¿O es que solo estamos hechos para devorar? La cultura está hecha para representar, para significar.
El presupuesto público en Chile, solo destina un 0,4% a cultura.
Hace casi diez meses, presenté un proyecto para conmemorar los cien años desde la Primera Guerra Mundial, los cien años más increíbles de la historia humana. Cuando el arte, la ciencia y la tecnología cambiaron el horizonte de la humanidad.
También presenté un proyecto para conmemorar los cien años de Nicanor Parra al Metro (tapizar un convoy, solo uno, tal como lo hace Nescafé o Falabella) pero con poesía. La respuesta siempre fue: no hay presupuesto, somos los parientes pobres del Estado.
Señor director, un país inculto es una montonera que va para cualquier parte. Reclamo que La Estación Mapocho tenga el mismo presupuesto que el Teatro Municipal de Santiago, 11.000 millones de pesos al año, y destinar dicho lugar a tiempo completo a una gran Gestión Cultural. El Primer Mall Cultural de Latinoamérica.
Pedro Cuevas Moreno
Gestor cultural