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La luz de la “Nación PSU”

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Jaime Retamal
Por : Jaime Retamal Facultad de Humanidades de la Usach
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Este es un punto esencial para entender lo que se dice. Tal como están las condiciones de nuestro sistema, lo que hacen los “Institutos Nacionales” es desvirtuar aún más el sentido de una educación más democrática. Mientras sigan engolosinándose con la trufa de la PSU, seguirán mintiéndose a ellos mismos y a quienes les interesa creer en el embuste de una prueba de selección en tanto cifra de calidad educativa.


Bastó que el rector Zolezzi dijera una verdad del porte de una catedral respecto al Instituto Nacional, para que una de las praderas mitológicas de nuestra supuesta República, ardiera. Lo cierto es que la supuesta luz de la nación, faro meritocrático del sistema escolar chileno, se cae a pedazos año a año en la misma medida en que el sistema de mercado afianza su poder de selección por la vía de la competición. Quien dude de esto y se aferre a un mentado “proyecto educativo” que existiría al interior de ese tipo de liceos, no hace más que caer presa de un espejismo sin parangón en la historia de nuestro sistema educativo, placebo, verdadero oasis de edén en este desierto educativo neoliberal que comenzó a avanzar desde la década de los 80 en nuestro país.

¿Cuál es el discurso que hay en los dichos del rector Zolezzi que causa tanta molestia? Lo primero es claro y evidente: el problema no es tanto lo que dijo el rector, sino cómo y en qué circunstancias. Fue directo y hace bien que alguna vez los rectores de nuestras universidades lo sean; pero también fue inoportuno, pues se supone que esto es justamente lo que no se tiene que decir cuando los jovencitos del Instituto están celebrando con sus familias el haber llegado a un oasis después de tanta peregrinación. No seamos ciegos: la mentira de una buena educación, trufada por el éxito en el rendimiento de una prueba, es tan innegable como reconfortante.

Ahí se entiende que lo que dice el rector Zolezzi cause tanta polémica: “Yo felicito al Instituto Nacional, pero yo no habría estudiado ahí, porque quiero estudiar enseñanza media, no estudiar para la PSU […] es muy simple, yo quiero estudiar mi enseñanza media, no estudiar para la PSU. Ése es el problema de los colegios que enseñan para la PSU […] todos debiéramos ser institutos nacionales, pero no para enseñar la PSU, sino para enseñar los contenidos curriculares”.

[cita]Este es un punto esencial para entender lo que se dice. Tal como están las condiciones de nuestro sistema, lo que hacen los “Institutos Nacionales” es desvirtuar aún más el sentido de una educación más democrática. Mientras sigan engolosinándose con la trufa de la PSU, seguirán mintiéndose a ellos mismos y a quienes les interesa creer en el embuste de una prueba de selección en tanto cifra de calidad educativa. [/cita]

Si el Instituto Nacional es una metáfora de lo mal que está el sistema educacional chileno, es sin duda la mejor de todas las metáforas. Cuando decimos que es el mejor de todos los liceos municipales por el solo hecho de los resultados en la PSU, cuando decimos que son los mejores sin contar sus procesos de descreme selectivo, cuando decimos que estamos en presencia de estudiantes con conciencia democrática sin recordar su rechinar de dientes ante la posibilidad de que el ranking de notas les quitara sus ventajas de “clase”, o cuando se enarbolan sus 64 talleres “extracurriculares” como carta de presentación de un proyecto educativo aparentemente amplio, es que simplemente estamos reforzando la idea de que este tipo de “Institutos Nacionales” no debieran existir en un sistema inclusivo, democrático y de excelencia académica.

Este es un punto esencial para entender lo que se dice. Tal como están las condiciones de nuestro sistema, lo que hacen los “Institutos Nacionales” es desvirtuar aún más el sentido de una educación más democrática. Mientras sigan engolosinándose con la trufa de la PSU, seguirán mintiéndose a ellos mismos y a quienes les interesa creer en el embuste de una prueba de selección en tanto cifra de calidad educativa.

El día en que los institutanos diseñen, organicen y ejecuten un boicot a la PSU, en tanto símil de la “desobediencia civil”, ahí recién podremos comenzar a creer que esos proyectos educativos sirven para algo… para algo distinto que para afianzar un sistema neoliberal que castiga sin contemplación a los que supuestamente no tienen ningún mérito. Mientras sigamos en este no man’s land, es claro que estos “jovencitos” son la luz de la “nación”, de la nación que más les conviene.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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