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Si la PUC sirve al negociado, ¿a quién sirve el resto de las Universidades Católicas de Chile?

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Por: Cristián Valdés Norambuena, Doctor en filosofía por la Universidad Católica de Lovaina Académico


 

Señor Director:

Ante el escándalo y el impacto público que ha generado el caso Penta, es natural comenzar a preguntarse por otras facetas y aspectos que puede poseer, porque hasta ahora los elementos más evidentes han sido únicamente el judicial y el político. Sin embargo, hay otros más de fondo, menos contingentes y menos visibles también, como al que apunta el artículo del Sr. Mayol –sociólogo y académico de la Usach– sobre el hecho de que la mayor parte de los imputados de este caso corresponde a ex estudiantes de la Pontificia Universidad Católica (PUC).

En realidad es buen momento para comenzar a sacar algunas cosas en limpio, y el balance preliminar no sólo muestra el factor común de las boletas ‘ideológicamente falsas’, sino también las de otro tipo, las que apuntan a la idea de que la PUC ‘sirve a Chile’.

Es obvio que una gran cantidad de chilenos esté esperando una respuesta por parte de las autoridades de la PUC, la cual no se ha hecho esperar, tal como lo refleja el artículo de la Sra. Natalia Valdés –consejera de la universidad–, publicado en este mismo medio y en el que apela a la fibra sensible, defendiendo su institución y, de paso, enrostrándole a Mayol su matricidio. A pesar de ello, y como un viento fresco y esperanzador, también se leen las palabras asertivas de los estudiantes, quienes reconocen sin tapujos que más allá de las buenas obras que se realizan, la PUC ‘no está al servicio de las mayorías’, sino del ‘negociado’. Otros, también, y por este medio, han apelado a la ‘envidia’ o, bien, han dado testimonio del clasismo en las aulas y patios.

La pregunta es: ¿todas las universidades católicas en Chile sirven a las minorías? Es muy probable que la PUC sea la ‘mejor’ de todas sus universidades hermanas, pero, como toda familia, aunque nazcan bajo el mismo techo y reciban la misma crianza, no son iguales. Por ello, es importante señalar que la PUC no refleja ni representa a las diferentes universidades católicas en Chile y, de hecho, es muy probable que de sus aulas jamás egresen ni los Piñera, ni los Guzmán, ni los Délano. ¿Las razones? Simple: porque este tipo de personajes normalmente no son de regiones, ni menos aún se rebajarían a estudiar en universidades que no les permitan tejer sus redes de contactos o que no vayan con su nivel social de origen.

Las UC del norte, del centro y del sur, incluso privadas, como la misma UC Silva Henríquez, claramente aportan al país, todas ellas con sus diferentes proyectos regionales, su orientación a las urgencias de la población circundante o, bien, recibiendo a estudiantes de menos recursos como una opción de principios, iniciativas que sí aportan a Chile y que sí suman al proyecto de las mayorías. Es por ello que quiero insistir en la idea de que difícilmente se cocinaría en sus aulas una Constitución, una economía y un sistema educativo como el que –lamentablemente– tenemos. Así que vale la pena tomarse unos minutos de reflexión porque, tal vez, estas católicas no sean las ‘mejores’ de las hermanas, pero sí esperan, trabajan y sueñan por un Chile diferente. Desde mi experiencia personal y profesional, puedo asegurar que la iglesia del Cardenal Silva Henríquez, claramente no es la misma iglesia que representa la PUC.

Cristián Valdés Norambuena
Doctor en filosofía por la Universidad Católica de Lovaina
Académico e Investigador del CERyF de la Facultad de Cs. Religiosas y Filosofía
Universidad Católica Silva Henríquez

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