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Solo no se puede

Leo Meyer
Por : Leo Meyer Periodista. Conductor de programa InnovaRock en radio Futuro.
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¿Qué hace posible que unos puedan trabajar asociativamente y otros no? Por una parte, un buen liderazgo que concilie posiciones en vez de tomar partido por ellas, que sepa zanjar diferencias y tomar decisiones para pasar al punto siguiente en vez de seguir esperando que todos estén contentos con la decisión tomada, y que actúe con el ejemplo en vez de imponer reglas.


Yo vengo de una generación más bien egoísta, con pensamientos del tipo “me van a robar la idea”, “seguro están utilizando los recursos de la oficina para cosas personales” y tantos otros por el mismo estilo que forjaron la cultura de la desconfianza.

La buena noticia es que emerge con fuerza una nueva generación de emprendedores jóvenes que trabaja colaborativamente y que está “infectando” a los más viejos con un estilo informal, pero de alto compromiso, que permiteabarcar desafíos mayores a los que yo puedo abordar en forma independiente.

Pero mientras esa nueva generación se toma el mundo del emprendimiento, tenemos que saber lidiar con los vicios que se arrastran durante el último siglo, particularmente los que existen en la promesa del trabajo asociativo, tan necesario para llegar más lejos de lo que se puede alcanzar de forma independiente y aislada.

Me ha tocado viajar por todo Chile dictando charlas sobre la importancia del trabajo asociativo y en la gran mayoría de esos encuentros aparecen lasrencillas entre dirigentes, líderes y los propios empresarios en la forma en que deben trabajar juntos. Forman asociaciones gremiales, pero de los 20 integrantes apenas participan siempre 3 ó 4.

¿Qué hace posible que unos puedan trabajar asociativamente y otros no? Por una parte, un buen liderazgo que concilie posiciones en vez de tomar partido por ellas, que sepa zanjar diferencias y tomar decisiones para pasar al punto siguiente en vez de seguir esperando que todos estén contentos con la decisión tomada, y que actúe con el ejemplo en vez de imponer reglas.

Un segundo factor es el convencimiento por parte de cada empresario en que el trabajo asociativo debe lograrse y que, para ello, la empresa o emprendimiento debe estar por sobre cualquier diferencia personal o la más mínima desconfianza. Debo ser capaz de limar asperezas cuando existan, conversar con quien atenta mi confianza en el trabajo y dar siempre la oportunidad de que se sumen a un trabajo asociativo.

Suena utópico al principio, pero cuando hay un ánimo de trabajar asociativamente las empresas se sorprenden de la utilidad del “todos para uno y uno para todos” y dejan atrás a las que no quieren siquiera intentarlo. A poco andar, las personas egoístas y desconfiadas quedan en evidencia ante los que promueven el trabajo en grupo y pasan de ser mayoría a minoría.

No quiero dejar pasar la oportunidad de hablar de la “delegación” y lo haré con un ejemplo: me llegó una invitación a un evento cultural y otro a una agotadora reunión, ambos a la misma hora. Lo más probable es que yo asista al primero y que delegue en un empleado o en mi socio la asistencia al segundoevento.

Si por segunda, tercera y enésima vez ocurre algo similar y sigo yo disfrutando de las cosas alegres dejando en otros los eventos más tediosos, no estoy delegando correctamente. Lo mismo ocurre con las labores diarias de la empresa: debo aprender a delegar distintos tipos de actividades en distintos empleados y socios, para que exista siempre el ánimo de “compartir” más que “pasar el muerto” (un dicho muy vulgar, pero extremadamente apropiado).

Ser “socios” exige pensar en el bien de todos, incluido el propio, y nunca debe confundirse con “aprovecharse del resto”. ¿Listos para el trabajo asociativo? Ahí vamos.

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