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Los escollos en el camino de Hillary

Roberto Munita
Por : Roberto Munita Abogado y Magíster en Sociología. Actualmente estudia el Master in Political Management, en la George Washington University.
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Esta jaqueca es aún más fuerte al pensar en un “running mate”. Los nombres más fuertes que suenan como posibles competidores en una primaria están vetados para acompañarla en el ticket: Warren es demasiado parecida a Hillary, y sería insostenible que Biden postulara nuevamente al mismo cargo que ya ha ejercido por ocho años. Y para más remate, en el Partido Republicano, aparecen rostros que podrían hacer excelentes desempeños en una campaña para Vicepresidente, como la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, la primera mujer de ascendencia hispánica en llegar a tal cargo (y en un Estado donde el 40% de los electores son hispanos). No hay que ser genio para adivinar que una dupla Paul-Martínez o Bush-Martínez puede ser más potente que Clinton con quién sabe quién.


Un viejo chiste, popularizado durante la presidencia de Bill Clinton, decía que él y Hillary deciden arrancar del tedio de la Casa Blanca, y se escapan un fin de semana a la playa. Realizan una parada en una bomba de bencina y Hillary se da cuenta de que el bombero es su ex novio de la secundaria. Bill le dice: “Mira, si te hubieras casado con él, hoy serías la señora de un gasolinero”, a lo que ella le responde: “No, Bill. Si me hubiera casado con él, él sería hoy el Presidente de Estados Unidos”.

La anécdota, repetida hasta el cansancio hacia el final de la era Clinton, demuestra el poder que Hillary tuvo, tiene y, al parecer, seguirá teniendo: esta semana, la ex primera dama, ex senadora por Nueva York y ex secretaria de Estado ha oficializado su candidatura a la Presidencia de los Estados Unidos, a través de un video en YouTube. No lo hizo, como es la costumbre, con un acto de prensa, con su familia de fondo y tirando globos con helio, sino que se la jugó por un viral un tanto “hipster”, a partir de historias de gente común y corriente, intentando hacer que la de ella fuera sólo una más.

Hillary parte, de esta manera, la carrera por la Presidencia en la “pole position”. Las encuestas señalan que ningún precandidato del Partido Republicano le hace el peso, y todavía está en la retina el recuerdo de Bill, uno de los presidentes más carismáticos que ha tenido el país y que, sin duda, pensaría en repostularse, si no existiera esa regla que impide que los ex presidentes vuelvan a correr por el mismo cargo.

[cita] Esta jaqueca es aún más fuerte al pensar en un “running mate”. Los nombres más fuertes que suenan como posibles competidores en una primaria están vetados para acompañarla en el ticket: Warren es demasiado parecida a Hillary, y sería insostenible que Biden postulara nuevamente al mismo cargo que ya ha ejercido por ocho años. Y para más remate, en el Partido Republicano, aparecen rostros que podrían hacer excelentes desempeños en una campaña para Vicepresidente, como la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, la primera mujer de ascendencia hispánica en llegar a tal cargo (y en un Estado donde el 40% de los electores son hispanos). No hay que ser genio para adivinar que una dupla Paul-Martínez o Bush-Martínez puede ser más potente que Clinton con quién sabe quién.[/cita]

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas para la candidata de los Demócratas: Hillary Clinton deberá sortear al menos tres vallas, si quiere convertirse en la primera mujer en llegar a la Casa Blanca.

La primera dice relación con la gestión. En las campañas norteamericanas cualquier error cometido en el pasado será recordado incansablemente. Aquí los dardos apuntan no al escándalo de Mónica Lewinsky, sino principalmente al pobre rol que tuvo como secretaria de Estado, en el caso “Benghazi” (ataque producido al consulado estadounidense en Libia, el 11 de septiembre de 2012): su poca capacidad para tomar el liderazgo en la crisis ha sembrado dudas en diversos sectores, pensando que podría ser ella –el día de mañana– la Comandante en Jefe.

Un segundo obstáculo es la edad: si Hillary gana el año 2016, sería la segunda persona más longeva en asumir la Presidencia, después de Reagan, con 69 años de edad. Y esto no tiene que ver con su capacidad para gobernar, o con el temor por la improbable aparición de alguna enfermedad, sino que es meramente simbólico: potenciar a Hillary hoy es potenciar una figura del pasado (fue electa senadora hace 15 años y hace 22 años ya estaba en la Casa Blanca). En este sentido, el ser mujer, su atributo más potente, queda neutralizado en términos de originalidad. Sobre todo cuando Obama –uno de los Presidentes más jóvenes en asumir– ha instalado la idea de que debe gobernar una nueva generación.

El tercer problema que tiene hoy Hillary es la falta de competencia. Su nombre es prácticamente el único que ha sonado en el Partido Demócrata por años y eso, lejos de ser una fortaleza, hoy se está transformando en un dolor de cabeza: Clinton debe pensar no sólo en un Vicepresidente que la complemente y le aporte votos, sino también en competidores para una primaria. De lo contrario, dará demasiada ventaja a Paul, Rubio, Cruz y los que se vayan sumando en el Partido Republicano. La primaria, en Estados Unidos, es toda una institución. Otorga tribuna, genera liderazgos, concita apoyos y permite juntar recursos para la campaña final. Si el Partido Demócrata no logra levantar uno o varios candidatos potentes –las primarias de papel aquí no sirven– es posible que enfrente la elección final 2016 con un Republicano ya muy empoderado. Nombres hay, como el actual Vicepresidente Joe Biden o la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren, pero todo parece indicar que la contienda en el Partido Republicano estará mucho más sabrosa.

Esta jaqueca es aún más fuerte al pensar en un “running mate”. Los nombres más fuertes que suenan como posibles competidores en una primaria están vetados para acompañarla en el ticket: Warren es demasiado parecida a Hillary, y sería insostenible que Biden postulara nuevamente al mismo cargo que ya ha ejercido por ocho años. Y para más remate, en el Partido Republicano, aparecen rostros que podrían hacer excelentes desempeños en una campaña para Vicepresidente, como la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, la primera mujer de ascendencia hispánica en llegar a tal cargo (y en un Estado donde el 40% de los electores son hispanos). No hay que ser genio para adivinar que una dupla Paul-Martínez o Bush-Martínez puede ser más potente que Clinton con quién sabe quién.

En fin, Hillary sigue siendo la favorita, pero eso no basta para ganar. Con dos períodos consecutivos del Partido Demócrata en la Casa Blanca, la ex primera dama está obligada a reinventarse. Y si bien los virales pueden ayudar a sacar la imagen de la antigua Hillary, su equipo bien sabe que se necesita mucho más que eso.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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