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La educación cívica deconstruida

Alexander D. Hutinel
Por : Alexander D. Hutinel 5to año Pedagogía en Historia, Geografía y Ciencias Sociales, PUCV
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Cada uno en su esencia es un desafío. Cada uno tiene un espacio político mediante el actual sistema político. Quizás no todos tengan igual representatividad, pero todos conviven y coexisten silentes en alumnos que buscan una identidad. Podemos, así, potenciar la diversidad primero desde el aula, asimismo la argumentación razonada y la proyección de ideales de sociedad que serán motor de la política de mañana.


Con la reincorporación de la Educación Cívica o “Formación Ciudadana”, se abre el espacio para enseñar lo formal, las instituciones y sus actores; y el fondo, las ideologías que las sustentan en perspectiva histórica. Parece que olvidamos que quienes realizaremos la tarea de enseñarla somos profesores de historia.

Así como la geografía es fundamental para entender el espacio de la historia que se enseña, la política es esencial para comprender a los actores de la historia y el cambio. En ese sentido, a lo largo del proceso educativo se plantea el estudio de la historia universal con énfasis en procesos históricos como la legitimación de los Derechos Humanos. Un acto político ocurrido hace 70 años, que viene gestándose desde la Revolución Francesa y que la antropología nos ha permitido observar en los distintos procesos culturales desde tiempos primigenios, como el desarrollo del derecho a la vida.

Enseñemos entonces la hominización con énfasis en la avanzada del desarrollo cultural y social. Las jerarquías sociales y sus expresiones culturales se aprenden por igual al tocar temas como la Cultura Clásica grecolatina, asimismo cuando se estudia la Conquista y los “conquistados” en procesos abiertos, vigentes en nuestros días.

La historia se piensa desde el presente y se observan sus raíces vitales en el pasado. La Educación Cívica, los sistemas de gobierno, las instituciones y los actores públicos no escapan de esa relación histórica. Con la avanzada de la “politización” en nuestra sociedad, según el PNUD, ¿cómo fortalecer el interés por la participación ciudadana?

[cita] Cada uno en su esencia es un desafío. Cada uno tiene un espacio político mediante el actual sistema político. Quizás no todos tengan igual representatividad, pero todos conviven y coexisten silentes en alumnos que buscan una identidad. Podemos, así, potenciar la diversidad primero desde el aula, asimismo la argumentación razonada y la proyección de ideales de sociedad que serán motor de la política de mañana.[/cita]

Un primer paso, puesto en el presente, está en transparentar el sistema de partidos. Con la mayor objetividad posible, propia del docente eficaz que logra incorporar todas las visiones para que sea el estudiante el que saque sus propias conclusiones, privilegiando preguntas abiertas de reflexión; se puede generar un panorama más o menos general del estado de la cuestión.

Centros de estudios, partidos y movimientos, algunas universidades incluso, todos tienen relaciones políticas directas o indirectas, lugares comunes entre ideologías e instituciones. Se trata entonces de sincerar nuestra política, si no el nivel de participación seguirá a la deriva. Quizás, si se restablece el voto obligatorio, la mitad de los sufragios sea nulo.

Partidos y movimientos políticos coexisten, devienen unos de otros históricamente. La experiencia comparada con Europa nos sitúa en el digerido proceso de confrontación ideológica entre liberales y socialdemócratas. ¿Acaso no existían liberales en Chile desde su gestación? ¿Acaso no existían socialdemócratas en Chile durante su proceso de formación? Ambos coexisten. Consagran el mínimo centro político tan necesario por lo demás.

La facciones de ultraderecha y de ultraizquierda, el populismo en ambos, también debe ser transparentado, y transparentadas sus expresiones políticas. Así como es imprescindible estudiar la filosofía para entender a los actores de la historia, enseñar que coexisten nociones radicales en ambos extremos es esencial. Desde la UDI hasta el MIR. Desde RN hasta el PS. Catalogar nuestra política sin sesgos morales es central si se quiere tener a ciudadanos informados que puedan opinar y actuar consecuentemente.

Ver los puntos de acuerdo es central también. La historia de la Concertación es una de relaciones complejas que trascienden desde la UDI hasta el Partido Comunista. Que involucran nuevos actores en sus financiamientos partidistas y sus acciones políticas. ¿Cómo no transparentar los casos Penta o SQM?

Hubo una reunión entre diversos grupos políticos nuevos. Evópoli, Amplitud y Red Liberal, Izquierda Autónoma y Revolución Democrática (cuyo representante, Giorgio Jackson, no pudo asistir). Ante la pregunta de si hubiese un cambio generacional en los partidos, con estas cinco vanguardias se refleja la disputa liberal-socialdemócrata actual. ¿Derechos Sociales? ¿Derechos Reproductivos? ¿Derechos LGBT? Todas estas fueron tomadas y hasta compartidas por bandos “opuestos”, salvo uno. Todas ellas y muchas más abundan en el imaginario colectivo de nuestros jóvenes.

Es un doble desafío. El de conocer los nuevos movimientos políticos y sociales, y el de enseñarlos de forma objetiva. ¿Cómo potenciar a jóvenes que participan de Movilidad Popular; de Siempre por la Vida; de Un Techo para Chile; y de quienes participan de las Escuelas Constituyentes; de movimientos veganos; de la Brigada Ramona Parra o de movimientos anarquistas, por mencionar algunos pocos?

Cada uno en su esencia es un desafío. Cada uno tiene un espacio político mediante el actual sistema político. Quizás no todos tengan igual representatividad, pero todos conviven y coexisten silentes en alumnos que buscan una identidad. Podemos, así, potenciar la diversidad primero desde el aula, asimismo la argumentación razonada y la proyección de ideales de sociedad que serán motor de la política de mañana.

Quizás un tercer desafío de desarrollo, esta vez a nivel de país, sea buscar puntos de enlace entre los centros políticos, a la usanza de la Europa que tanto nos quiere reflejar. En ese sentido, potenciar los lazos desde la práctica del encuentro forzado con la diversidad, como es el aula de clases, entre quienes optan por los Derechos Sociales y quienes por la Tributación Voluntaria, por ejemplo.

Uno podrá encontrar miles de ejemplos en Twitter o Facebook de cómo opinan nuestros jóvenes, las “cuentas” que siguen, etc. Posiblemente podremos encontrarnos con anarcocapitalistas y con anarcosindicalistas, con jóvenes que asisten a “escuelas de formación” desde FJG y FPP hasta de RD y del PRO. Es un amplio espectro y debe ser considerado sin exclusiones.

Por último, ¿cómo hacer calzar estos contenidos contemporáneos en algo como un programa de Educación Cívica? La respuesta no es alentadora, menos general. Va a depender realmente de la motivación del docente por incentivar estos temas y no de un currículum que ni siquiera las mencione. Tenemos como profesores la capacidad real de guiar horizontalmente a los líderes políticos que nos gobernarán y de quienes estaremos orgullosos de haber podido ayudar en su momento de elección política.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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