Señor Director:
Desde conocidas las palabras de la presidenta Michelle Bachelet, diversas han sido las críticas, principalmente desde los sectores más progresistas, la centro derecha e incluso de miembros al interior de la nueva mayoría. Sin embargo, los más críticos y perjudicados de este giro en el programa y las reformas de la nueva mayoría, fueron todos los chilenos que creyeron en estos cambios fundamentales y las prioridades impuestas por el ejecutivo.
Sin duda fue una decisión responsable en miras del progreso país, pero que dejó a la vista una situación existente desde hace mucho, y que nadie ha querido hacer frente; el doble «estándar social».
Siempre en Chile se ha hablado del «todos por un Chile mejor», el «luchar por el bien de todos», y el que todas las luchas sociales legitimas tienen cabida y deben ser resueltas con igual urgencia por el Estado chileno. Sin embargo, hoy que se ha puesto pare a la desenfrenada agenda de cambio, todos creen que su demanda social debe ser resuelta con mayor urgencia que la otra, generando indiscutiblemente codazos innecesarios en los movimientos sociales y sus intentos de prevalecer en la agenda legislativa nacional.
Ejemplo de lo anterior es que, en educación hoy se debate quienes deben ser los primeros beneficiarios de la gratuidad; en materia constitucional, el tema sigue en espera; y así AFP estatal, reforma laboral, entre otras tantas promesas programáticas del gobierno, que quedarán aplazadas por errores políticos y demagogia de la Nueva Mayoría y Michelle Bachelet. Es por lo anterior que como sociedad deberíamos realmente ponernos a la altura que la situación existente exige, entender y evolucionar en nuestro instinto de percibir demagogia y falsas promesas, y avanzar hacia un Chile mejor, más justo y consiente, separando lo que es real y posible, de lo ideal y onírico de los cambios instantáneos, poco responsables, y apresurados.
Prioricemos los cambios que van en beneficio de los que no luchan como es el debate del aborto, de los que ya están cansados de luchar como son los adultos mayores y su dignidad en la última etapa de su vida, de erradicar la pobreza de nuestro país, de lograr una real igualdad de género y poner fin a la violencia a la mujer; para así luego dedicarnos a los cambios que nos competen a todos, principalmente a los que aún tenemos energías para luchar por lo que creamos justo o que sepamos que las nuevas generaciones podrán seguir luchando por obtener.
No nos demos coletazos buscando prevalecer por sobre el otro como se da en toda relación de personas, entendamos que lo que es para todos no puede ser motivo de competencia, división o debate. Debemos convenir lo prioritario, para todos, en beneficio de un Chile mejor y más justo.
Rafael Silva Vera
Juventud UDI distrito 31
Estudiante de Administración Pública UCEN
