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¿Cómo se consigue tener una Ley de Aborto?

Jorge Becker
Por : Jorge Becker Ginecólogo Obstetra y Sub-especialista en Medicina Materno Fetal.
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Siempre estas causales tieneletra chica que permiten el aborto libre bajo resquicios legales. Así al cabo de quince a veinte años, la sociedad ya no se cuestiona si el aborto es correcto o no, y se consigue el objetivo final: aborto libre como derecho de la mujer.


¿Qué respondería usted a una encuesta donde le preguntaran si una madre tiene derecho a decidir la muerte de su hijo? Probablemente, diría que eso está mal. Sin embargo, cuando la interrogante es si una mujer tiene derecho a hacerse un aborto, un porcentaje no menor de encuestados responde que está de acuerdo, ya sea por un motivo específico o abiertamente bajo cualquier circunstancia.

¿Cómo es posible semejante discordancia frente a la vida de un hijo? Este es el final del largo camino que recorre una sociedad para llegar a convencerse que el aborto legal, por causales teóricamente restringidas, es algo aceptable. Sin embargo, la historia reciente de los países con leyes de aborto supuestamente restrictivas, demuestra inevitablemente un avance que termina en aborto a libre demanda, como un derecho de la mujer.

¿Cómo se logra esto? Con una estrategia, que se inicia mintiendo de manera reiterada sobre abultadas cifras de aborto ilegal, obviamente imposibles de comprobar, que causarían gran mortalidad materna. Así, se genera la percepción de que una Ley de Aborto ordenaría la situación solucionando este desastre. La sociedad termina aceptando que las mujeres deberían tener el derecho de elegir sobre la vida de sus hijos antes del parto. Las palabras “madre”, “hijo” y “maternidad” son cuidadosamente eliminadas de la discusión y se reemplazan por “derecho de la mujer”, donde el padre y el hijo, pasan a ser inexistentes. Entonces, se abre la puerta a legislar, siempre con el discurso de causales restringidas. Curiosamente, nadie aclara que esas causales, que serían tan acotadas, no resolverán jamás el supuesto desastre de salud pública que sería el aborto ilegal, donde casi la totalidad de los casos no corresponden, ni de cerca, a las causales.

Finalmente se aprueba una ley de interrupción del embarazo por causales muy definidas, donde convenientemente se elimina la palabra “aborto”, así suena menos duro. Pero siempre estas causales tienen letra chica que permiten el aborto libre bajo resquicios legales. Así al cabo de quince a veinte años, la sociedad ya no se cuestiona si el aborto es correcto o no, y se consigue el objetivo final: aborto libre como derecho de la mujer.

¿Le parece conocido? Me imagino que sí, porque este modelo ha sido copiado a la perfección en Chile y hoy estamos muy cerca de pasar a la poco honrosa lista de países donde está permitido matar a un individuo antes de que nazca. Si usted cree que todo esto es un invento, desgraciadamente llegué tarde para contárselo y el lavado cerebral colectivo ya le hizo efecto. Ahora, si usted piensa que todo esto es real ocupe el “derecho a pataleo” de todas las formas civilizadas y legales que conozca para que en Chile no se legalice el aborto. En caso contrario, solo podrá sentarse a ver como sus hijas decidirán sobre la vida de sus nietos sin que usted tenga derecho a opinar al respecto. Entonces, ya será tarde.

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