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Huenchumilla y la pesadez del orden: elección de intendentes o muerte

Alejandra Sepúlveda y Esteban Valenzuela
Por : Alejandra Sepúlveda y Esteban Valenzuela Alejandra Sepúlveda, diputada, Esteban Valenzuela, MIRAV O´Higgins
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La guillotina centralista portaliana del siglo XIX ha cobrado la cabeza del intendente Huenchumilla por la osadía de apartarse del ganado manso y atreverse a mandar un enjundioso documento al Gobierno Central donde sintetizaba diversos aportes del mundo mapuche y winka para pacificar la región con niveles de autonomía, pacto de tierras, reconocimiento, empoderamiento político y social del pueblo/nación mapuche, aceptación de la plurinacionalidad y devolución de recursos para apostar por la agricultura de las comunidades versus el mero subsidio a las megaforestales.

La última cena de Huenchumilla fue un esfuerzo político de profundizar el pacto social que proponía sin miedo: trabajó hasta tarde junto a su equipo político con directivos de la Corparaucanía –segmento dialogante y regionalista del empresariado local–, asentando las bases para lanzar «una solución política social desde el territorio» que involucraría a todo el Consejo Regional, las comunidades, los gremios, las forestales, el sector turístico, sin excluir a las comunidades combativas que visitó.

El Partido del Orden y el Viejo Régimen que pervive no lo toleraron. La dictadura centralista que «dicta», quiere delegados aplicando políticas y repitiendo actos banales de perdones vagos, consultas sin poder y asignaciones de recursos tímidas. Huenchumilla, como crecientemente los actores de la región, entiende que la solución es territorial, consiste en negociar un nuevo modelo de región plurinacional con integración sustantiva, como lo pregona hace años José Marimán, cuestión que recogió la Comisión para la descentralización en forma unánime el año 2014, en contraposición a la entelequia burocrática de crear un Ministerio de los Asuntos Indígenas cuando el conflicto está en La Araucanía y sus regiones aledañas del Biobío y Los Ríos.

El drama de Huenchumilla es que se demoró en decidirse a actuar y en que, apenas envió el valioso documento con un estilo de «notificación» al centro, tardó horas La Moneda con Burgos de portaestandarte para decapitarlo. Intolerancia con el intendente de moderada irreverencia, a diferencia de los gustitos de la elite santiaguina.

[cita] La oligarquía nacional santiaguina y la tecnoburocracia iluminista tienen cooptados y dominados a los territorios. Sin elección de intendentes y poder regional no habrá soluciones ni paz en la actual Araucanía. El verdadero diálogo social y plurinacional profundo ocurrirá cuando se dé poder a los que habitan muy lejos de la gerencia de Arauco y de los detentadores del poder omnímodo. [/cita] 01

No hay poder regional y este acto sacrificial desnuda la urgencia de elegir a los intendentes, dotar de autonomía, recursos y poder a las regiones, como se ha dicho hasta el cansancio: el Serviu para mejorar la calidad de vida urbana, Indap para potenciarlo con vigor en el desarrollo rural, la Corfo para dibujar el desarrollo endógeno y crecer con sostenibilidad y diversidad, alejados de la epidemia extractivista que cruje en el mundo.

En estos días la Comisión de Gobierno Interior del Senado debe votar la idea de legislar la elección de intendentes, y luego en la discusión eliminar la figura paralela del gobernador regional, asegurar potestades reglamentarias básicas (emancipar los territorios para hacer sus políticas en ámbitos clave) y un sistema para dirimir las controversias de competencias. Lo otro está bien pensado, de contratos Región-Gobierno central, coordinación y fortalecimiento de los Cores, Gores y la obligación de aportar Planes Regionales de Ordenamiento Territorial. Se espera la ley de rentas regionales donde será clave acabar con el 10% de las ventas del cobre para armas y traspasarlas al sistema regional en solidaridad entre las mineras y las empobrecidas del centro sur, donde las forestales y las centrales eléctricas no aportan nada a regiones y municipios.

Huenchumilla y los emancipados debieran seguir el camino de los partidos regionalistas, agrarios y verdes como el que con participación y pluralidad construimos en O`Higgins (Mirav) y así lograr que nazca la tercera fuerza en Chile que asegure libertad e igualdad para los territorios: una federación regionalista donde la región del Walmapuwen podrá ejercer su dignidad, su autonomía y sus «propias soluciones» para reconstituir el Estado.

La oligarquía nacional santiaguina y la tecnoburocracia iluminista tienen cooptados y dominados a los territorios. Sin elección de intendentes y poder regional no habrá soluciones ni paz en la actual Araucanía. El verdadero diálogo social y plurinacional profundo ocurrirá cuando se dé poder a los que habitan muy lejos de la gerencia de Arauco y de los detentadores del poder omnímodo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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