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Que Chiloé siga siendo Chiloé

Juan Luis Ysern
Por : Juan Luis Ysern Obispo emérito de Ancud
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Principalmente debido a su geografía insular Chiloé ha desarrollado una cultura peculiar que se ha mantenido por siglos y en las recientes manifestaciones habidas en la zona se ha insinuado en diversos signos. Esa cultura perdura, sobre todo en las islas del mar interior y en localidades más pequeñas, fundada en valores humanos de respeto a la persona y de solidaridad entre todos. La ‘minga’ es una actividad que expresa de manera elocuente esos valores.

Sin duda, en la actualidad esa cultura se enfrenta al impacto avasallador de la cultura dominante que invade el archipiélago a través de los medios de comunicación, el turismo, las empresas, etc.

Esta cultura invasora contra pone otros valores: un individualismo exacerbado, un afán de lucro centrado en el crecimiento sin respeto por el medioambiente, un consumismo ilimitado que aprisiona en el endeudamiento.

He planteado muchas veces la necesidad de vigilancia frente al modelo dominante de desarrollo, porque ese modelo no es humanizador sino masificador, produciendo masa de soledades, de modo que cada uno se preocupa de sus propios intereses, sin importarle nada los demás. Con eso se encuentra con su propio sufrimiento, porque no estamos hechos para la soledad.

La gravedad de los acontecimientos que generaron la crisis reciente, sumada al deterioro acumulado por años, indican la necesidad de abordar esta situación con una mirada integral, respetuosa de la idiosincrasia chilota y con medidas de corto, mediano y largo plazo.

Se requiere una mirada que aporte para que Chiloé se desarrolle sin dejar de ser Chiloé, favoreciendo que los mismos chilotes asuman el protagonismo de su propio desarrollo.

En este caso estoy planteando un desarrollo basado en la dignidad de la persona, de modo que cada persona crezca como tal dentro de la convivencia armónica, solidaria y fraterna. “En minga”. Que permita superar los protagonismos individuales que se percibieron recientemente y ayude a fortalecer, en sus dirigentes, los valores propios de la identidad cultural chilota.

Muchas veces he planteado que el desarrollo de Chiloé tendría que ser una “minga de mingas”, de manera que en cada comunidad se desarrolle un proyecto “en minga” (solidario) y en cada comuna se realicen los servicios necesarios a cada comunidad, organizándolos en minga, con la participación de las diversas comunidades. Y, así, a otros niveles.

[cita tipo=»destaque»]La gravedad de los acontecimientos que generaron la crisis reciente, sumada al deterioro acumulado por años, indican la necesidad de abordar esta situación con una mirada integral, respetuosa de la idiosincrasia chilota y con medidas de corto, mediano y largo plazo.[/cita]

En la cultura solidaria de minga la dinámica es “compartir” y por ello la actitud es “escuchar” y “servir”. En la cultura del modelo dominante la dinámica es “acumular” a cualquier precio y por ello la actitud es el uso del “poder” y “someter”.

El verano pasado se movilizaron varias organizaciones y personas para hacer notar que Chiloé está enojado, “¡Chiloé está priva’o!”, en lenguaje chilote, pero al expresar su indignación estaban manifestando su compromiso en orden a cambiar el rumbo para no dejarse llevar por la corriente masificadora del sistema dominante, sino para coordinarse unos con otros y, manteniendo su identidad cultural, avanzar como protagonistas del propio desarrollo. Esto es muy esperanzador.

Pienso también que la actual contaminación del mar puede convertirse en una ocasión para que Chiloé renueve su vinculación con el bosque nativo y con su patrimonio agrícola. Chiloé es uno de los siete lugares del mundo declarado por la FAO dentro del SIPAM (Sistemas Ingeniosos Patrimonio Agrícola de la Humanidad). Considero como un signo muy esperanzador todo el trabajo que realiza el CET Chiloé.

Ciertamente, los diversos proyectos y labores que se promuevan en Chiloé van a necesitar apoyo desde fuera, tanto en la línea de financiamiento como de asesorías y otras labores. En primer lugar del Estado, pero esto se puede promover si en Chiloé hay una base. Y esa base está expresándose con fuerza.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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