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El problema de Lagos no está a la derecha

«Su problema está con la izquierda revolucionaria. Y por eso quienes lo consideramos un mal menor entendemos que diga algunas tonterías estatistas, como lo ha hecho en estos días, porque el sector que necesita asegurar está a su izquierda, y ese sector se pone díscolo apenas su candidato deja de decir tonterías».


Hace un tiempo escribí que entre dos males de segunda vuelta –Lagos y Piñera— los votantes de derecha nos íbamos a inclinar mayoritariamente por Lagos. Eso llamó la atención y ganó espacios en los diarios. Corresponde exactamente a lo que yo palpo entre la verdadera gente de derecha, que es la que defiende la obra del Gobierno Militar, es partidaria de una sociedad libre y no se ha comprado las consignas de la izquierda sobre la desigualdad, los “atropellos a los derechos humanos” y otras patrañas y consignas que han usado para lavar los cerebros de la gente.

En un almuerzo semanal al que vamos unos veinte comensales que piensan de la manera antedicha, la segunda vuelta Lagos-Piñera se resuelve 15 contra cinco a favor del primero.

A los pocos días de que publiqué esto, hace un tiempo, el PPD comenzó a moverse para proclamar a Lagos, porque obviamente si consiguen un candidato que agrupe al centro y la izquierda y, además, consiga votos de derecha, dejan de tener perdida la próxima elección presidencial, como la tienen hoy.

Es verdad que Piñera corre con ventaja y ya tiene comprado al establishment de la derecha. A simple vista uno advierte dónde ha puesto sus fichas. No es que necesariamente la gente se venda (aunque alguna se vende, obvio, y esos saltan a la vista o al oído, según el  medio en que se expresan) sino que reciben aportes generosos para sus beneméritos fines y automáticamente quedan cooptados por Piñera.  Pero la verdadera gente de derecha sabe que él es de otras ideas, es un hombre del “No” y no es ni se siente de derecha. Sabe que traicionó a los militares cuando les prometió velar, en los juicios ilegales iniciados contra ellos, por el debido proceso y la prescripción, para después de llegado al gobierno triplicar las querellas y hacerse parte activa de la prevaricación contra ellos. Es socialista de alma, mantuvo a un mirista como funcionario de su confianza en un cargo clave y cuando puede sube los impuestos y agranda el Estado, creando burocracia, nuevos ministerios, subsecretarías, superintendencias y agencias. Y además insultó a la derecha urbi et orbi, calificándola de “cómplice pasiva” de delitos.

Lagos, en cambio, fue menos odioso con los militares y con ella y gobernó mejor en todos esos aspectos que Piñera. Por algo durante su gobierno un dirigente del sector privado dijo que “los empresarios aman a Lagos”. Es verdad que como político está casi siempre equivocado, pero menos que Piñera. Por eso es un mal menor.

En todo caso, hoy el problema de Lagos no está a la derecha, y ni siquiera lo tiene con el centro, porque sobran voces DC que miran con simpatía su postulación, sabiéndolo un moderado. Su problema está con la izquierda revolucionaria. Y por eso quienes lo consideramos un mal menor entendemos que diga algunas tonterías estatistas, como lo ha hecho en estos días, porque el sector que necesita asegurar está a su izquierda, y ese sector se pone díscolo apenas su candidato deja de decir tonterías.

De modo que en la derecha no sobornada estamos tranquilos. De partida, ya tenemos un candidato propio ya resuelto, que es José Antonio Kast, para primera vuelta. Ha prendido tanto que los panegiristas de Piñera se cuidan de no nombrarlo cuando repasan la lista de presidenciables, porque saben que ahí está la verdadera competencia. Ya Kast tiene un centenar de notarías recibiendo firmas para presentarse a la primera vuelta presidencial y estoy cierto de que apenas se mueva un poco va a reunir las 35 mil necesarias.

A la vez, el coronel Labbé también ha anunciado su decisión de postular y es seguro que tendrá como base el respaldo de la familia militar. Y otro hombre de derecha, el senador Manuel José Ossandón, también es una opción plausible para nuestro sector, porque es un tipo decente, cuyo lema, “manos limpias”, tiene obviamente incómodo a Piñera. Es decir, tenemos opciones variadas y un seguro de segunda vuelta contra el mal mayor. Que Lagos se preocupe de su izquierda, porque de acá no tiene para qué.

Los de la “derecha de verdad” estamos, entonces, tranquilos, y podemos afirmar, como cuando decíamos con toda verdad bajo el gobierno benemérito que salvó a Chile y lo pasó de la retaguardia y la inminente guerra civil a la vanguardia del hemisferio y la paz social, “vamos bien; mañana mejor”.

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