Publicidad

Más allá de la tarea para la casa

Por: Francisca Camus Villarino, Académica Escuela de Psicopedagogía UNAB. Experta en Potenciación y Dificultades de Aprendizaje


Señor Director:

Recientemente la Comisión de Educación del Senado despachó el proyecto de ley que busca finalizar el envío excesivo de tareas a los estudiantes con Jornada Escolar Completa (JEC).

Al respecto, muchos ciudadanos han expresado su apoyo a través de las redes sociales, particularmente apoderados que dicen estar descontentos con el agobio que ven en sus hijos, quienes ocupan parte importante de su tiempo de descanso, recreación y vida familiar en la realización de interminables tareas. El reclamo es razonable si pensamos que nuestros estudiantes pasan largas jornadas en los establecimientos, de hecho tienen casi el doble de horas de clases que la mayoría de los estudiantes de países de la OCDE y con resultados de aprendizaje poco alentadores.
Cabe preguntarse entonces si lo correcto es establecer una ley que afecte la autonomía de los establecimientos educativos ante el proceso de aprendizaje de sus estudiantes y si, por ende, normar o prohibir el envío de deberes será la manera más efectiva de lograr un equilibro entre el cuidado de los tiempos extra escuela y el aseguramiento de los aprendizajes estipulados por el Mineduc; pues no debemos olvidar que detrás de cada establecimiento hay un equipo docente llamado (por ley) a lograr que cada uno de sus alumnos interiorice y aplique una serie de conocimientos determinados en el currículum nacional.

Tal vez con el envío de este proyecto de ley estamos partiendo por el lado equivocado, desconociendo que la razón de fondo de esta sobrecarga de tareas podría deberse a la presión de cumplir con un currículum que es titánico y la mayoría de las veces imposible de lograr. Basta con mirar las estadísticas de cobertura curricular declaradas por los docentes, que en muchos casos no alcanza el 70%. Con esto entendemos que los estudiantes, al no aprender todo lo que se exige, acarrean grandes vacíos hasta su vida adulta, lo que se hace visible en los resultados del último estudio PIAAC (Evaluación Internacional de las Competencias para Adultos), los que muestran, entre otras carencias, que el 62% de las personas adultas en Chile es incapaz de resolver operaciones matemáticas básicas, como sumar y restar.

Ante esta realidad, parece acertado que la Comisión de Educación del Senado haya solicitado al Mineduc conformar una mesa técnica de trabajo para analizar con más calma el tema en cuestión y que permita llegar a consenso respecto de cuál debe ser la directriz a seguir, considerando no sólo el síntoma, que es el exceso de tareas, sino el fondo de por qué hemos llegado a esta situación.

Mientras esto se concreta, cabe destacar la iniciativa impulsada por el Mineduc de entregar una circular a los establecimientos educacionales con tips a considerar al momento de enviar actividades para la casa. Hay una de ellas en particular que llama la atención, pues apunta a uno de los grandes problemas de fondo: el modelo tradicional bajo el cual estamos enseñando y que conservamos desde el siglo pasado. La recomendación dice que «las tareas deben incentivar la motivación de los y las estudiantes por seguir aprendiendo». A esto debería agregarse que sean desafiantes y movilizadoras, pues sólo de esa forma se despertará en los alumnos el instinto por aprender que todo humano tiene desde que nace y que al parecer se va perdiendo a lo largo de nuestra vida escolar.

Francisca Camus Villarino
Académica Escuela de Psicopedagogía UNAB
Experta en Potenciación y Dificultades de Aprendizaje

Publicidad

Tendencias