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Cambio al sistema previsional, más preguntas que respuestas

Sebastián Mathews
Por : Sebastián Mathews Ingniero Comercial
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No es menor el hecho de que el actual sistema de previsión chileno esté en tela de juicio, la consigna “no más AFP” ha capturado la atención de una parte importante del país, permitiendo canalizar un sentimiento de malestar sobre la forma en como nos pensionamos en Chile.

Pero para empezar a buscar una solución a este malestar, en pro de un modelo de previsión viable, no podemos centrar la atención exclusivamente en las AFP, la cuales, son una parte importante del sistema de pensiones – que deben sufrir modificaciones importantes – pero son sólo un elemento más de la ecuación que determina la jubilación de una persona.

Me explico, básicamente una pensión depende de un monto determinado de recursos disponibles a partir de un momento del tiempo, el cual se irá devengando mes a mes hasta que este monto se agote o bien hasta que el pensionado fallezca, lo que primero ocurra.

En el actual sistema, ese monto de recursos depende de la capacidad del trabajador para haberlo ahorrado, en base a su productividad y a los hábitos previsionales que tuvo durante su vida laboral, además de la tasa de interés promedio que su AFP le entregó. Agregando a lo anterior la esperanza de vida al jubilar la cual determinará a groso modo el valor de la cuota mensual en la que se devengará su fondo acumulado, para evitar quedar sin pensión en algún momento del tiempo.

De esta manera, las AFP son empresas que administran dineros de terceras personas, pero no son las responsables de cuánto dinero ahorró cada trabajador durante su vida laboral ni cuáles fueron sus hábitos previsionales, es por esta razón -y sin animo alguno de defender el modelo actual – que para discutir el fondo se deberían considerar a lo menos los siguientes factores:

El primer y uno de los factores más relevantes es la edad en la cual una persona empezó a imponer, ya que al ser un modelo de rentabilidad a largo plazo, cada peso ahorrado cuando joven será mucho más rentable que cada peso ahorrado cerca de la edad de jubilación. Es así como una discusión seria sobre previsión debe considerar los incentivos necesarios para el ahorro juvenil. De esta manera la legislación vigente debería apoyar en este sentido, creando los incentivos necesarios para el ahorro en las etapas más jóvenes, incluso ahorro previo a su incorporación formal al mercado del trabajo, una especie de APV para estudiantes con algún tipo de incentivo tributario en los sectores medios y altos y con algún tipo de subsidio para los sectores más vulnerables.

Este factor también se relaciona con la edad de jubilación, ya que ambos determinan la línea de tiempo en la que la persona ahorró, por lo tanto, si se empezó a ahorrar más joven no sería necesariamente aumentar la edad de jubilación para garantizar una pensión digna.

En segundo lugar un factor igual de importante que el anterior son las lagunas, las cuales se puedan dar por que el trabajador quedó cesante, por que entró al mercado informal del trabajo o bien por que emprendió y no se impuso, estos son uno de los problemas más complejos y que dependen exclusivamente de los incentivos vigentes en el mercado del trabajo para la contratación de personas y los fomentos para que los independientes se impongan, nuevamente la legislación y los incentivos deben ir dirigidos para que el trabajador y los empresarios busquen la contratación formal eliminando rigideces para el sector privado que pudiesen jugar en contra y malas prácticas del sector público en donde un trabajador puede estar años trabajando a honorarios sin imponer.

El tercer punto, es establecer quien debe ser el responsable del ahorro para financiar el monto de dinero que determinará su pensión. Al respecto, ¿cada persona se financia a sí misma? como sucede hoy, ¿la generación anterior financiará a la generación futura?, ¿el estado será el encargado de poner los recursos? o ¿será el empleador?, o quizás una mezcla creativa entre algunas de estas opciones. Igualmente hay que determinar quién se hará cargo de administrar esos fondos, serán las AFP, se crearán empresas distintas, será el estado por medio de una AFP estatal u otras y cómo estas “organizaciones” garantizarán la sanidad de las inversiones entregando una tasa de interés aceptable a sus afiliados cobrando la menor comisión posible.

El cuarto punto, a estas alturas parece ser casi filosófico y tiene relación con definir claramente que es lo que entendemos por una jubilación justa, ya que otra de las consignas es que las jubilaciones deben entregar justicia a los años de trabajo y ser dignas -ante lo cual estoy completamente de acuerdo, pero ¿Qué es una pensión justa?, ¿qué es lo que le corresponde a cada trabajador al jubilar?

[cita tipo=»destaque»]Pareciera que las alternativas son una pensión igual o cercana a su último sueldo, una pensión igual o cercana al promedio de sus ingresos durante su vida laboral, o un punto medio entre ambas alternativas. Quizás ninguna alternativa deje contento a todos, pero sí urge definir qué entendemos por pensiones justas, y posteriormente analicemos si existe algún modelo que pueda cumplir con dichas exigencias, de lo contrario toda discusión lleva a la ambigüedad.[/cita]

Pareciera que las alternativas son una pensión igual o cercana a su último sueldo, una pensión igual o cercana al promedio de sus ingresos durante su vida laboral, o un punto medio entre ambas alternativas. Quizás ninguna alternativa deje contento a todos, pero sí urge definir qué entendemos por pensiones justas, y posteriormente analicemos si existe algún modelo que pueda cumplir con dichas exigencias, de lo contrario toda discusión lleva a la ambigüedad.

Finalmente, y un elemento no menor, es cómo educamos a los cotizantes, no sólo entregándoles información, sino que educándolos en ahorro e inversión previsional y me refiero a que esto no debería quedar en las manos de quienes administren los fondos, se debería garantizar su estudio en los colegios de todo el país ya que es un tema que acompañará la vida de cada persona y que influirá directamente en su estado de bienestar futuro.

Reitero que no estoy defendiendo el actual modelo ni a las AFP, ya que efectivamente se necesita ajustes importantes, sólo pretendo incorporar elementos necesarios en la discusión de fondo que aporten en este cambio que cada vez se hace más necesario para nuestro país

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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