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Valparaíso seguirá ardiendo

Por: Manuel Fuenzalida, Director Departamento de Geografía, Universidad Alberto Hurtado


Señor Director:

Valparaíso seguirá expuesto al riesgo de incendio mientras no se apliquen medidas tendientes a reconocer y proteger su interfaz urbano-forestal. Mucho se habla actualmente del triángulo 30-30-30 (grados Celsius, humedad relativa y velocidad del viento) en un contexto de cambio climático, o de la falta de una política de Ordenamiento Territorial con énfasis en desarrollo urbano, como los principales culpables de desencadenar la tragedia. Si bien ambos puntos de vista contribuyen a explicar un poco mejor el problema, se soslaya el hecho que el origen del siniestro es un incendio forestal, que en su definición básica requiere materiales combustibles de vegetación que son consumidos en forma incontrolada por el fuego y pueden expandirse fácilmente sobre extensas superficies.

Los incendios forestales potencialmente destructivos en clima mediterráneo están suficientemente estudiados en Norte América y Europa. Las lecciones aprendidas e incorporadas en la normativa forestal son dos. Primero, desde el límite de una explotación forestal se debe establecer un cortafuego de 1 milla, y segundo, cuando el terreno forestal (árboles o matorrales) entra en contacto con zonas residenciales (a menos de 200 metros), la Ley Forestal francesa obliga a construir un corta fuego que disponga como mínimo un radio de 50 metros desde la casa. Ambas recomendaciones no están aplicadas a la interfaz urbano-forestal en Valparaíso.

Aquí, el foco del asunto no es discutir si se tala la plantación exótica y se remplaza por bosque nativo o se vuelve más exigente la fiscalización del asentamiento humano en áreas de riesgo de incendio. Las autoridades locales deben exigir que las empresas forestales construyan cortafuegos útiles (por ejemplo, el diámetro del camino La Pólvora tiene menos de 50 metros, por lo que no puede ser considerado un “cortafuego natural”) o presionar para que alguna de las dos recomendaciones antes descritas, sean incorporadas en la Política Forestal 2015-2035, dependiente del Ministerio de Agricultura. Si se hace menos que eso, Valparaíso seguirá ardiendo.

Manuel Fuenzalida
Director Departamento de Geografía
Universidad Alberto Hurtado

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