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Incendios: forestación, centralismo y cambio climático

Por: Luis Otero, autor del libro «El paisaje y las plantaciones forestales” y «La Huella del Fuego”


Señor Director:

Como una forma de ayudar a comprender las causas de los incendios incontrolables que están ocurriendo, es importante tener en cuenta los siguientes elementos:

1.La forestación y la homogenización del paisaje forestal

Chile ha sido uno de los países más exitosos en sus programas de forestación, los que han sido impulsados fuertemente desde la década de los años 60 y por todos los gobiernos, de distintos colores políticos (2,6 millones de ha). Es decir la forestación ha sido una política de Estado, el problema es que se ha plantado sin ordenar el territorio ni considerar el paisaje.

Se ha homogenizado demasiado el paisaje forestal, sin una adecuada diversidad de especies, sin diversidad de edades, tamaños y formas de los bosques, de acuerdo a las características del paisaje, su topografía, suelos y condiciones ambientales. Eso hace que el exista una gran continuidad de la biomasa o combustible, muy difícil de controlar en un incendio.

Esto no sólo ocurre en las plantaciones, sino también en los renovales de especies nativas que no han sido raleados o manejados y que son especies que pueden arder o quemarse de igual forma que las exóticas (existen cerca de 4 millones de hectáreas en el país).

Antiguamente entre una plantación y otro se mantenían cortafuegos, eso se dejó de hacer hace muchos años. Por otra parte los caminos públicos en Chile, no se limpian sus bermas de vegetación.

Para tener un paisaje más diverso también es importante dejar praderas y áreas de cultivo entre los bosques, cuando la vocación de los suelos lo permite, para disminuir la continuidad del combustible y mejorar los paisajes.

2. La falta de difusión y la educación pública

Antes el tema del manejo del fuego y control de incendios era un tema obligado de educación e investigación en las universidades, hoy no y solo algunas lo tienen estos programas.
Tampoco hay educación pública sobre incendios en los colegios, con excepción de un programa que llevan en conjunto algunas empresas en la Región de Los Ríos.

También hay escasa divulgación y prevención pública, programas en radios, avisos en carreteras, la gente no sabe lo básico del combate de incendios, ni siquiera manejan el teléfono de incendios de Conaf.

Antiguamente existía un tradición de brigadas voluntarias de incendios de Conaf, basadas en estudiantes, que estaban en todo el país y que generaban una cultura de combate de incendios, se eliminaron los años 70.

3. Los problemas institucionales y el centralismo

La Conaf tiene poco personal de combate de incendios y la gran mayoría son trabajadores temporales, con insuficiente capacitación y experiencia.

Durante los años 70 se acabó la capacitación de combate de incendios dentro del ejército y se cerró el único regimiento especializado que había en incendios en Valdivia.

En Chile se privatizó el control de incendios. Se dijo que si las plantaciones eran de privados, entonces las empresas tenían que controlar los incendios, como si los incendios respetaran los limites de las propiedades. Por eso el estado disminuyó los últimos 30 años su equipamiento y personal para el combate de incendios.

Además durante todos estos años el estado y las empresas han actuado con escasa coordinación en el tema incendios. Es decir un problema de seguridad pública y nacional quedó sin coordinación del Estado.

Por otra parte no hay una institucionalidad forestal pública. Hoy la CONAF es una Corporación de derecho privada financiada por el estado. El país necesita un servicio forestal estatal con poder para normar y ordenar las plantaciones y respaldado en una Subsecretaría forestal de alto rango institucional. El sector forestal es el hermano pobre del Ministerio de agricultura.

El sector forestal no sólo es la segunda fuente de divisas del país, que genera unos 300 mil empleos, sino que es responsable de enormes superficies de territorio Nacional que pueden afectar la seguridad de población, como ha quedado demostrado en estos grandes incendios. Hay cerca de 16 millones de ha de bosques entre nativos y plantaciones, en el centro sur de Chile.

Se requiere una nueva institucionalidad forestal, descentralizada, de carácter territorial y no funcional como la actual, donde las decisiones no se tomen en Santiago, donde además se concentra más del 40% de los funcionarios. Debe ser una institución regida por la alta dirección pública.

Los bosques demoran en crecer el lapso de 4 a 10 gobiernos, por ello su manejo y ordenación en el territorio, debe ser parte de una política de estado.

4. El cambio climático y la investigación sin aplicación

Esta catástrofe se veía venir. Desde hace más de 10 años numerosas investigaciones y cientos de reuniones organizadas por el ministerio de agricultura y del Medio ambiente sobre cambio climático y abundantemente financiadas por el propio Estado, advertían del aumento de las temperaturas extremas y los incendios forestales. Pero nunca se habló ni se financiaron investigaciones importantes sobre el manejo del fuego y combate de incendios.

Cada hectárea de plantaciones adultas y densas, tiene una biomasa aérea y en el suelo, equivalente a cerca de 100 toneladas de petróleo.

El país necesita las plantaciones para CONSERVAR los bosques nativos y generar bienes imprescindibles como la madera, el papel, pañales, etc. que no se pueden producir usando el bosque nativo, porque lo destruiríamos en un par de décadas. Pero hay que entender que los bosques contienen enormes cantidades de energía, por ello se deben ralear para disminuir su combustible y se deben alternar bosques adultos con áreas recién plantadas y con bosques de distintas especies (pinos, eucaliptos, nativas).

5. No se aprende la historia

La historia de incendios del país se nos ha olvidado, pero entre los años 43 y 44 se quemaron más de 100 mil ha entre Arauco y Llanquihue. El año 1939 se quemaron cerca de 100 mil ha de ciprés de las Guaytecas al sur de Chiloé. Entre 1930 y 1960 se quemaron 2,8 millones de ha en Aysén. Entre 1915 y 1920 se quemó el archipiélago de las Guaytecas y en 1902 27 mil ha del gran alerzal entre Puerto Varas y Puerto Montt En 1852 quemaron 62 mil ha de bosque entre Osorno y el Lago Llanquihue, para la colonización.

Es decir Chile tiene una larga y antigua historia de incendios, pero es poco lo que hemos aprendido.

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