Señor Director:
Grandes discusiones en Chile, y debates legales y de valores respecto de una realidad inevitable, aquella que una quinta parte de los embarazos no son llevados a término. En Chile y en todas partes, desde siempre.
Algunos se dicen contra está realidad verídica, verificable, inevitable, de los abortos, y están de acuerdo que se prohiba asistencia médica y que las mujeres que abortan vayan a la cárcel. Sabiendo muy bién las consecuencias, los traumatismos, las hemorragias, las muertes de mujeres y fetos en la basura. Y sabiendo que mujeres con dinero abortan con asistencia médica, en Chile o en el extranjero.
Prohibir los abortos es como prohibir el Sol y la Luna. Existen, punto. Y prohibir asistencia médica para abortar viola la esencia misma de la Salud Pública y Derechos Humanos fundamentales.
Algunos creen realmente que condenar y prohibir la realidad inevitable de los abortos sirve de algo para que no existan y que no sucedan los abortos. Verdadera conciencia mágica aquella de creer que basta oponerse o ignorar la realidad para que ésta no exista. O se trata en realidad de oponerse que mujeres aborten con asistencia médica y desear que vayan a la cárcel, por mezquinos intereses políticos de complacer algunos sectores creyentes y moralidadores. Cuando se funciona con éste tipo de filtros, no se ve ni se entiende la realidad. Y sabiendo muy bién que casi todas las mujeres que abortan son creyentes y en comunicación con sus dioses.
Realmente es difícil entender aquellos que traumatizan, provocan hemorragias, matan mujeres, en plena conciencia. Y sin razón válida alguna. Probablemente se trata de falta de comprehensión de lo entendieron hace mucho tiempo las personas que viven en países desarrollados, aquello que siendo los abortos inevitables, se deben hacer con asistencia médica, y no enviar estás mujeres a la cárcel. Lo que de hecho hace toda la gente con dinero.
Jaime Escandón
Ex-Trabajador Social en Chile y Canadá
Post-grado en Trabajo Social, U. de Montréal, Canadá
