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«Sin gorrito no hay fiesta»: La educación parte por casa

Francisco Muñoz
Por : Francisco Muñoz Licenciatura en Enfermería.
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Resultan alarmantes las cifras que dio a conocer el MINSAL con respecto al aumento de los casos diagnosticados con el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida, más conocido como VIH. En la actualidad, en Chile existe un aumento de entre un 34% y 47% en el número de nuevos casos de VIH en los últimos cinco años y el 42,9% de los diagnosticados son detectados en etapa avanzada. Para el Dr. Carlos Beltrán, “El aumento del VIH ha adquirido una magnitud totalmente fuera de los rangos esperados y que En el año 2010, se diagnosticaban poco más de dos mil casos al año, pero en 2016, esto llegó casi a cinco mil”. El informe muestra preocupación por el aumento a la resistencia de las ITS a algunos antibióticos. La resistencia al ciprofloxacino subió de un 31% en 2010 a un 63% en junio de 2016. Con la penicilina pasó lo propio aumentando la resistencia de un 33% a un 49%.

¿Qué debemos hacer? La respuesta más que sencilla: Debemos utilizar todos los medios comunicacionales posibles para poder realizar prevención y promoción de prácticas sexuales seguras, evitando así el aumento del contagio de VIH, embarazo juvenil y de ITS en la población, para que podamos crear conciencia en toda la ciudadanía de este grave problema al cual nos estamos enfrentando.

[cita tipo=»destaque»]Me sorprende mucho que ciertos sectores rasguen vestiduras cuando se quiere hablar de educación sexual, pero no lo hace ante las cifras alarmantes de contagios de VIH. Si hay algo  que abunda en nuestra sociedad es la nula educación sexual. No podemos fingir que los jóvenes de hoy no tienen relaciones sexuales.[/cita]

Debemos crear políticas públicas que sean estables y constantes. Políticas de Estado. Por ejemplo, incluir en la malla curricular de los colegios la educación sexual como algo necesario y obligatorio. Creando así un trabajo mancomunado entre profesores, matronas, enfermeros y psicólogos, para poder entregar una educación sexual integra, no sólo abocada a la genitalidad, sino que también se pueda partir desde la base de la autoaceptación que debemos tener como personas, para desarrollar una afectividad integra y completa. Debemos regularizar también, un tema tabú que es la prostitución, que da para un largo debate, ya sea a favor o en contra, pero no debemos desconocer que muchas personas utilizan estos servicios, y muchas veces las trabajadoras sexuales quizás no cumplen con estándares básicos de salud sexual. Este es un foco muy importante de VIH y de ITS.

Ahora también, las familias deben participar de este proceso, ya que hay que agregar un componente muy importante y que su vez es muy subjetivo: Los valores éticos y morales que cada familia tiene respecto a la sexualidad. Es responsabilidad de las familias, porque No toda la culpa la tiene el Estado sobre el  aumento de casos de VIH.

El Estado responde a lo que nosotros como sociedad hemos fracasado.

La intervención del Estado en estas materias ya las explicaba en el siglo XVIII el filósofo Rosseau  en su libro «Emilio», que en pocas palabras, explica que lo que ahora ocurre en nuestra sociedad es una ruptura del equilibrio entre libertad y autoridad en la formación de las nuevas generaciones, ya que demuestra que el adulto renuncia a la responsabilidad de educar a sus hijos y abandona a los menores a su sola libertad y la deja en las manos de un ente frío e invisible como lo es el Estado.

Me sorprende mucho que ciertos sectores rasguen vestiduras cuando se quiere hablar de educación sexual, pero no lo hace ante las cifras alarmantes de contagios de VIH. Si hay algo  que abunda en nuestra sociedad es la nula educación sexual. No podemos fingir que los jóvenes de hoy no tienen relaciones sexuales. Es increíble que los padres aun teniendo las creencias que tengan, no se dignen de al menos, enseñarles a sus hijos acerca de qué es un preservativo y cómo se utiliza. Es deber de ambos participantes del encuentro sexual exigir la utilización del preservativo, y si no sabe usarlo, existe algo llamado YouTube dónde en su intimidad puede aprender

Dejémonos de prejuicios éticos o morales, de tapar el sol con un dedo, de cerrar los ojos y fingir que no existe una realidad que sí está ocurriendo y de manera alarmante; dejémonos de cuentos y digamos las cosas como son: Sin gorrito, no hay fiesta.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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