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No me fío de esta calma

Por: Rodrigo García


Señor Director:

Por cómo se están dando las cosas, y a nivel general, la campaña presidencial lleva –y lo más probables que seguirá así- un tono más bien apagado: rondas de entrevistas pauteadas, programas con asistencias dispares de candidatos, una franja con políticos que aportan datos domésticos de su vida y familia, otros con discursos repetidos y resabios de la guerra fría. Ante esto tengo un par de impresiones, si las abrevio llego a la frase “no me fio de este ambiente sosegado”. Por un lado, entiendo cierto enfado y distancia con el mundo partidista por parte de un número importante de la población, por otro, comprendo la necesidad colectiva de experimentar cambios de sistemas y objetivos. Ambas impresiones debiesen generar de manera natural una intención de obrar con un sentido de acción, pero esto es lo que no se aprecia de manera contundente. Muy por el contrario, el estado de ánimo de numerosos grupos sociales es de ponerse a observar el devenir con una actitud pasiva dónde ni siquiera se pregunta al de al lado si vota en noviembre.

La aparente neutralidad frente a la acción de votar, al parecer, suma números importante, o puede que no, que esta calma y sentido de la observación sólo enmascare un voto duro, concebido en una gestión personal y basado en la soledad que sienten algunos ajenos a los beneficios y goces de un modelo que los maltrata. También están los que conciben su mirada como la oportuna y necesaria para defender lo que consideran un status quo virtuoso y permanente. Nada de lo anterior suma multitudes, el porcentual histórico de emisión de votos va a la baja. ¿Podría esto cambiar de forma inesperada? Hay un grupo de observadores que lo estima posible. Se basan principalmente en procesos que se han desarrollado en América y Europa, donde se esperaba una baja participación de la población que no se definía por ningún partido político involucrado, dándose sorpresas como la de Macron en Francia. Sin embargo, no tenemos candidatos con ese carisma y lenguaje para que ocurra algo similar en nuestro país.

Por la evidencia de los datos que se ofrecen en los medios -encuestas exclusivamente-, las cifras se mantienen con pocas variaciones, el porcentual de votantes no sube del 40% del padrón electoral. Tanta calma digo, no me convence, no me fio de los silencios de multitudes, o quizás me empecino en creer que aún tenemos tiempo y que la teoría de Popper acerca de la decadencia de la sociedad occidental no termina de concretarse completamente.

Rodrigo García
Académico Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño
Universidad Diego Portales

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