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Guillier vs Piñera: ¿cómo entienden y abordan el envejecimiento en Chile?

Agnieszka Bozanic y Javiera Sanhueza
Por : Agnieszka Bozanic y Javiera Sanhueza Agnieszka Bozanic es psicóloga, fundadora de #GeroActivismo. Javiera Sanhueza es socióloga Fundadora del blog Think Ageless-Pensar sin Edad.
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No es secreto para nadie. Estas elecciones han estado centradas más en los “personajes” que en las propuestas para los sectores más necesitados de la sociedad. En este contexto, se hizo necesario indagar la agenda de gobierno sobre envejecimiento, vejez y personas mayores que proponen y analizarla con una mirada crítica tomando en cuenta que es el grupo etario más invisibilizado, a pesar de que existen 17,5% de chilenos mayores de 60 años (CASEN, 2015).

Institucionalidad

Con respecto a este ítem, Guillier propone la creación de la Subsecretaria de la Persona Mayor en el Ministerio de Desarrollo Social y una nueva institucionalidad relacionada específicamente con el sistema de pensiones. Mientras que en el programa de Piñera no se encontró una propuesta específica en esta área. Es de esperar que la institucionalidad propuesta de Guillier potencie a SENAMA, organismo adecuado pero sobrepasado: ya que en él escasean los recursos tanto humanos como monetarios, por lo cual necesitamos una institucionalidad que tenga las facultades para lograr fomentar un buen envejecer y una vejez de calidad.

Acceso a la salud

Guillier propone una Política Nacional de Cuidados incorporando más y mejores centros diurnos, cuidados domiciliarios y establecimientos de larga estadía; una Ley de Cuidados Terminales y el reconocimiento del rol de los cuidadores. Propone un fortalecimiento del Modelo de Atención Integral de Salud Familiar y Comunitaria para potenciar el sistema de atención primaria público y de salud, en todo el territorio nacional. Señala que ampliará y mejorará la cobertura dental del sistema público de salud, aumentando el acceso a la atención dental en consultorios. Se desarrollará una política de prevención de la dependencia, fortaleciendo la atención primaria, reforzando el programa Más Adultos Mayores Autovalentes y el Plan Nacional de Demencias. También se ampliará el arsenal farmacológico para evitar abusos por parte de las empresas de este rubro y garantizando el acceso gratuito a medicamentos, para los pensionados.

Piñera propone retomar y revitalizar su programa “Elige Vivir Sano del Adulto Mayor” para crear una cultura de vida sana, además de una nueva cobertura GES para las personas mayores (atención dental, mental, kinesiológica, de enfermedades crónicas y acceso a medicamentos). Por último, señala retomar el concepto “envejecimiento positivo” acuñado en su gobierno anterior, con la creación de una nueva “Ley de Envejecimiento Positivo” en conjunto con una política de apoyo directo al adulto mayor con el fortalecimiento del rol de las familias, no dejando suficientemente claro qué entiende por dicho rol, los centros de larga estadía, la red de centros diurnos y de cuidadores domiciliarios.

[cita tipo=»destaque»]A pesar de algunas novedades, los programas de los candidatos aún tienen ese tufillo a insuficiencia y un tono discriminatorio, donde existe una visión asistencialista hacia la persona mayor.[/cita]

Observando las propuestas presentadas por ambos candidatos, podemos constatar que siguen aproximándose a este tema desde un enfoque que reproduce el modelo biomédico en salud, el cual se centra principalmente (por no decir, únicamente) en las enfermedades. Es hora de cambiar hacia el paradigma biopsicosocial con enfoque de derechos y de género, y fortalecer la atención pública, pues el 80% de las personas mayores se atienden en Fonasa. También, escasean propuestas en salud para aquellas autónomas e independientes (85,5% según CASEN, 2015), las cuales debieron haber sido diseñadas desde la esfera de promoción y prevención.

Sistema de pensiones

Guillier aumentará el gasto fiscal en pensiones, lo que se traducirá en un aumento de las pensiones en un 20%, creando un aporte adicional para las mujeres. También se incrementará las pensiones básicas solidarias y el porte previsional solidario. Para cumplir con lo anterior, propone un sistema mixto, el cual intentará instaurar el aumento del 5% de contribución adicional (aporte del empleador) y se administrará fuera del sistema de AFP (directamente por el Estado).

Por su parte, Piñera propone incrementar hasta un 40% las pensiones, aumento tasa cotización a un 14% (a cargo empleador), aumento recursos pensiones solidarias, incentivos para extender voluntariamente la vida laboral y un “seguro de longevidad”, no dando mayor información sobre de qué se tratan específicamente estas dos últimas propuestas.

El que este apartado constituya el más largo de este artículo de opinión, nos insulta ¡¿Por qué casi todo lo que tienen que decir acerca de las personas mayores se centra solo en este aspecto?! Si bien es un derecho humano fundamental del cual todos deberíamos gozar en condiciones, la sobre exposición de este tema ha tenido un efecto negativo grave: simplifica la agenda pública de la vejez, el envejecimiento y las personas mayores hacia una sola dimensión.

Por último, hay que llamar la atención sobre un punto importantísimo, que no podemos dejar pasar: la vejez no es una “etapa pasiva”, como lo ven algunos candidatos. Las personas mayores están involucradas en una diversidad de actividades productivas, en su mayoría, invisibilizadas, porque se ejecutan desde la informalidad.Un ejemplo claro es el trabajo que abuelos y abuelas realizan, cuidando a sus nietos, labor que ayuda fuertemente a la economía familiar. No desconozcamos el valor de este tipo de actividades.

Educación y trabajo

Guillier propone adecuar la normativa laboral a la creciente demanda de las personas mayores de mantenerse activas. En este caso, en un trabajo en conjunto entre la Subsecretaría de la Persona Mayor y los ministerios del Trabajo y Economía, crearán nuevos espacios laborales, mayor capacitación, enfocándose en educación digital y ver nuevas modalidad de trabajo, como el teletrabajo. Con respecto a educación, el candidato no desarrolla ideas.

Piñera señala la creación de la “Ley del trabajo joven y de la tercera edad”, además propone un nuevo subsidio al empleo de los adultos mayores. Con respecto a educación, habla de un nuevo sistema de educación permanente, complementado con un sistema de certificación de competencias, proponiendo un acceso a SENCE.

Habrá que hincar el diente al detalle para saber si estas leyes que acercan el trabajo a la población mayor cumplirán con las expectativas de un trabajo digno, con una integración total al campo laboral. Y en educación, los candidatos parecen olvidar que el interés por aprender y formarse es una característica humana que no acaba en la adultez y no está únicamente circunscrita al trabajo, por eso la educación en sí misma es un derecho humano. Sobran los ejemplos con la gratuidad en la educación superior: personas mayores dispuestas cumplir un sueño de volver a la Universidad, dispuestas a educarse.

En el fondo, no se observa un entendimiento integral del tema, ni la propuesta de una estrategia de desarrollo que incluya a las personas mayores como un actor relevante, que puede aportar desde sus capacidades y experiencias. Lo que prima en el discurso es que hay que hacerse cargo de lo negativo de la vejez y del envejecimiento, las necesidades básicas insatisfechas y los problemas relacionados, pero ocuparse únicamente de eso nos retiene en un enfoque de carencias que también promueve una imagen negativa de estas personas, quienes podrían ser una carga social y estarían desprovistas de capacidades para ser seres sociales.

Varios

Y ya para terminar, el “varios”. Guillier comenta que en la Nueva Constitución “se debe consagrar los derechos de las personas indígenas, de los consumidores, de las personas con discapacidad, de niños, niñas, de adolescentes y personas mayores”. Propone un Estado Social de Derechos a través de todo el ciclo vital, desde la infancia hasta la vejez. También en este contexto propone implementar una “Ley de tarifa rebajada” para todos los adultos mayores, además de gratuidad de transporte para los más vulnerables, lo cual es muy favorable para esta población ya que no poder costear la movilización incide directamente en no poder hacer uso del propio tiempo libre y de ocio Los profesionales que trabajamos con y para las personas mayores sabemos que no es la desmotivación o el desinterés lo que aleja a las personas mayores de la oferta disponible. Por último, propone desarrollar políticas orientadas a abrir espacios para que las personas mayores puedan desarrollar actividades en el área de la cultura, deporte, recreación, turismo y participación, en las organizaciones locales y juntas de vecinos.

Por su parte, Piñera propone la superación de la pobreza con un esquema de seguros sociales para proteger a las personas de los “eventos y vulnerabilidades” como la longevidad. Señor Piñera: la vejez en sí misma no es una vulnerabilidad, envejecer en un país donde las personas han sido despojadas de sus derechos, sí lo es. Dejemos de perpetuar esta visión negativa del envejecimiento. Los políticos deberían ser más responsables y tener más cuidado con las ideas que instalan a través de su discurso ¿Por qué no mejor transformamos la vejez en una etapa deseable, en vez de proteger a la gente de envejecer? Recuperemos los derechos que hemos perdido… para las personas mayores de hoy y de mañana y paremos las lógicas asistencialistas.

En resumen, a pesar de algunas novedades, los programas de los candidatos aún tienen ese tufillo a insuficiencia y un tono discriminatorio, donde existe una visión asistencialista hacia la persona mayor. Es curioso, porque sin ir más lejos, ambos candidatos son personas mayores (Guillier tiene 64 años y Piñera tiene 69 años).

Primeramente, hay un mal uso del lenguaje: no se dice anciano, no se dice tercera edad. Los organismos mundiales aceptan “persona mayor” como el concepto que engloba de forma neutra a este grupo etario ¡Basta de edadismos!

Segundo, la persona mayor no es unidimensional. La mayoría de propuestas van dirigidas hacia el sistema de pensiones o salud, y claro, necesitan que se hable de estos temas, pero hay otros temas, a veces, hasta más importantes como la educación, el trabajo, participación cívica y social, recreación, de viviendas, ciudades amigables y derechos humanos.

Por último, la visión de las personas mayores como objeto pasivo, al cual se le debe entregar asistencia, cayendo en el paternalismo. Urge un cambio de paradigma viendo a las personas mayores como sujeto de derechos, y como tal se les debe involucrar activamente a la sociedad en sus diversas dimensiones. El imaginario de que la vejez es una etapa de vulnerabilidades o que la sobrevida es un evento problemático solo perpetúa los estereotipos y la discriminación.

Terminamos esta búsqueda de la agenda de gobierno en envejecimiento en los programas presidenciales de Guillier y Piñera de cara a la segunda vuelta, con la siguiente reflexión: debemos exigir más gerontología aplicada a nuestros políticos, para que la próxima vez por fin nos encontremos con mayores y mejores propuestas que permitan hacer grande a este país que envejece rápido, casi sin darnos tiempo para prepararnos. Para el año 2050, se estima seremos el país más envejecido del Cono Sur, por lo cual nuestro país debe dar un giro hacia una visión integral del envejecimiento y de la vejez, bajo un enfoque del ciclo vital, de derechos y de género.

Esto, con el fin de fomentar una cultura de calidad en la vejez y buen envejecer, una cultura donde las personas mayores sean sujetos socialmente activos, en la que el envejecimiento sea vivido como un proceso normal, pero diferenciado según las preferencias biográficas de cada uno y las características particulares del hombre y de la mujer en esta etapa. Una cultura que luche contra el edadismo, así como lo hace con los otros “ismos” que ponen artificialmente a unos por sobre a otros y dañan a la sociedad, entendida como una comunidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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