Publicidad

Contra la maldición de los recursos naturales

Pablo Díaz
Por : Pablo Díaz investigador Rimisp, Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.
Ver Más


Los recursos minerales, energéticos y agroforestales deberían ser una fuente fundamental para el desarrollo en aquellos países, que como Chile, poseen tales recursos naturales (RRNN). Sin embargo, y en contra de toda lógica, la explotación de estos recursos está vinculada en muchos casos a mayores niveles de desigualdad y bajos niveles de crecimiento económico.

Esta paradoja se conoce como la “maldición de los recursos naturales”. Varios son los factores que la literatura describe para explicar este fenómeno: el talante de los contratos entre los estados y las grandes corporaciones, lesivos en muchos casos con los intereses nacionales; debilidad de los gobiernos productores para utilizar los ingresos en medidas de desarrollo de largo plazo; falta de transparencia en la asignación de los recursos y escasa deliberación y contraloría ciudadana; además del supuesto que la explotación de estos recursos no favorece el desarrollo y la innovación tecnológica, entre muchos otros.

En este escenario, la consigna de distanciarse de las materias primas  o al menos de no ponerlas en el centro de las estrategias de desarrollo se ha vuelto de cierta manera una opinión de sentido común en nuestro continente.

Contra esta posición, Carlota Pérez, profesora de origen venezolano de la London School of Economics, propone precisamente lo contrario. Según esta autora, los procesos de crecimiento o desarrollo (en esta distinción su propuesta es al menos confusa), se dan cuando una oportunidad tecnológica se conjuga con posibilidades de mercado y capacidades previamente adquiridas, en un contexto de ventajas comparativas estáticas y dinámicas.

El cambio tecnológico para nuestros tiempos estaría dado por el desarrollo de las Tics, que desde el punto de vista de la producción está permitiendo, dado el bajo costo del acceso a la información y las telecomunicaciones: i) generar infinidad de productos y servicios intangibles, al mismo tiempo que esas tecnologías sirven para que cada industria pueda hacer su propia transformación; ii) incentivar las telecomunicaciones con la consecuente disminución de los desplazamientos y los costos en energía y materiales; iii) y modelos de producción más descentralizados y flexibles, que pueden atender a necesidades variadas y específicas, con una diversidad de escalas de producción y de mercados.

[cita tipo=»destaque»]Frente a la pregunta de si las políticas ambientalistas que se prospectan para los próximos años pueden afectar la demanda de estos recursos, su apuesta está en el crecimiento verde, es decir, la incorporación de nuevos consumidores en el marco de patrones de consumo sostenibles que permitan mantener los niveles de producción de alimentos, minerales y energía, a condición de introducir nuevas tecnologías que permitan reducir los costos ambientales por unidad y responder a un mercado en crecimiento, de tipo hipersegmentado y flexible.[/cita]

Desde el punto de vista de la demanda, esta revolución tecnológica, como otras antes según la autora, está transformando patrones de consumo, moldeando los estilos de vida de las personas y compatibilizándolos con la gama de productos consustanciales a estas nuevas tecnologías. En este contexto epocal específico, la autora sostiene que las Tics y la globalización presentan a Latinoamérica una oportunidad tecnológica única asociada a una ventaja comparativa regional dada por la alta dotación de RRNN, combinada con una oportunidad de mercado en el crecimiento de los requerimientos de materiales y alimentos en los países emergentes, especialmente en Asia.

Según la autora, existen en nuestros países aprendizajes en el sector de RRNN no previstos, cuyo contexto facilitador estuvo dado por: i) la especificidad de los recursos naturales locales que generó cierta capacidad tecnológica in situ; ii) los servicios de consultoría en ingeniería que encontraron en este sector facilidades para su desarrollo; iii) y por último, las universidades públicas y los centros de investigación encontraron en la industria de RRNN y sus empresas públicas mayores oportunidades de sinergia que con las industrias manufactureras, impregnadas de las lógicas de protección y subsidios de las políticas industrializadoras del siglo XX.

Frente a la pregunta de si las políticas ambientalistas que se prospectan para los próximos años pueden afectar la demanda de estos recursos, su apuesta está en el crecimiento verde, es decir, la incorporación de nuevos consumidores en el marco de patrones de consumo sostenibles que permitan mantener los niveles de producción de alimentos, minerales y energía, a condición de introducir nuevas tecnologías que permitan reducir los costos ambientales por unidad y responder a un mercado en crecimento, de tipo hipersegmentado y flexible.

Al cuestionamiento respecto a la baja intensidad de mano de obra de la industria de RRNN en comparación con las de fabricación, la autora responde proponiendo una doble estrategia, que combine esta especialización global (metalúrgica, química y agroindustrial), con sistemas de innovación e inversión territoriales que se sustenten en ventajas comparativas locales aprovechando la multiplicación de las economías de nicho a nivel local, nacional y global. Utiliza como ejemplos de esto último las estrategias de café diferenciales en Colombia o lo que ocurre con una industria tradicional, en apariencia refractaria al desarrollo tecnológico, pero que ha experimentado enormes innovaciones “intangibles”, alineada con nuevas dinámicas de consumo, como la vitivinícola.

La propuesta de Pérez es sin lugar a dudas provocativa. Según ella la ventana de oportunidad que catapultó a los “tigres asiáticos” ya no está abierta para América Latina. Los RRNN ya no serían nuestra maldición, sino todo lo contrario. Sin embargo, probablemente uno de los puntos duros de discusión para esta propuesta, a nivel país, no sea tanto la identificación de la ventaja comparativa o su dinámica en relación a las posibilidades tecnológicas y los nuevos esquemas económicos globales, sino más bien si el proceso de especialización que conlleva, en los actuales marcos institucionales latinoamericanos y su relación con gobernanzas globales, puede derivar en procesos de desarrollo sostenibles e inclusivos o más bien acentuar las desigualdades, las injusticias ambientales y la concentración del poder.

Dicho en otras palabras, pareciera que los sistemas de innovación asociados a esta propuesta requieren por sobre todo sistemas institucionales hiperdemocráticos y descentralizados, que aseguren procesos de diálogo territorial multiactorales, con procesos participativos y deliberativos, que respalden agendas de desarrollo consensuadas y procesos de inversión social transparentes, con compensaciones adecuadas para los afectados.

Por otro lado, a nivel internacional, aparece la duda respecto a los sistemas de gobernanza de estas industrias, en la mayoría de los casos controladas por corporaciones globales donde no es muy claro todavía su alineamiento con los principios de una economía ambientalmente sostenible.

El Presidente electo, presenta en sus programas propuestas en temas de productividad asociadas a la industria de RRNN. Habrá que mirar cómo esa propuesta se combina con sus lineamientos en materia tributaria, ambiental, ciencia y tecnología, descentralización y participación política. El círculo virtuoso hipotético de los RRNN dependerá, en buena medida, de innovaciones tecnológicas pero por sobre todo de innovaciones institucionales que profundicen e incrementen la calidad de nuestra democracia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias