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Racismo, xenofobia y violencia en Chile

Por: Leonora Beniscelli Contreras, Antonia Garcés Sotomayor, Sara Joiko Mujica, Josefina Palma Lamperein, Isabel Pérez Burrull, Andrea Riedemann Fuentes, Fernanda Stang Alva, Carolina Stefoni Espinoza


Señor Director:

Hace unos días nos ha llegado por diversos medios la imagen de un mensaje de Facebook que constituye una agresión racista y xenófoba descarnada hacia un colega y amigo migrante, quien ha introducido la reflexión sobre la enseñanza de las lenguas en las escuelas del país ‒el mensaje alude a nuestro colega como “negro bastardo”, “simio negro”, “simio de mierda”, “mono”, “negro asqueroso”, “vil lacra con…tumadre”‒.

Las palabras proferidas con tanta soltura por la cobardía de alguien que se esconde bajo la máscara de las redes sociales no solo son violentas ‒llegando al punto de desearle la muerte solo por su nacionalidad y el color de su piel‒, sino que tremendamente inhumanas. Por otra parte, no se trata de un mensaje excepcional; quienes estamos interesadas y preocupadas por estos procesos sociales (tales como los flujos migratorios y los procesos de ‘inclusión’ por la sociedad receptora) estamos acostumbradas a encontrar este tipo de textos y observar actitudes y prácticas fundadas en los mismos prejuicios con mucha más frecuencia de la que esperaríamos, en muchos más espacios, y con mucha más impunidad también.

Con esta carta, por lo tanto, no sólo queremos expresar públicamente nuestro rechazo rotundo a las palabras racistas, xenófobas, violentas y discriminatorias emitidas por G Miranda Alejandra ‒el nombre asociado al perfil‒ hacia nuestro colega, sino que queremos llamar a la ciudadanía a dejar de ser cómplices de estas prácticas y discursos, a decir basta a esta violación cotidiana de los derechos humanos más básicos, esos que protegen la calidad y dignidad misma de los seres humanos. Este tipo de mensaje de odio hacia otra persona por su nacionalidad, su color de piel o su etnia, como decimos, no es aislado, se repite constantemente en diversas redes sociales, en comentarios debajo de notas periodísticas sobre temas relativos a la migración, en pintadas de muros callejeros, entre otras expresiones. Nos preguntamos, frente a esas manifestaciones, ¿en qué país estamos viviendo?, ¿uno en el que algunos/as se sienten con el poder de denigrar a otra persona, e incluso desearle la muerte, solo por no haber nacido en nuestro territorio, o por tener la piel de otro color?, ¿un país en el que ser mapuche se asocia con terrorismo y ser migrante con narcotráfico? ¿Qué país estamos construyendo para las futuras generaciones si este tipo de mensajes navegan con tanta impunidad por nuestras redes? ¿En qué minuto comenzamos a construir barreras al derecho humano a migrar, si nuestra existencia ha dependido de los desplazamientos humanos más allá de ellas?

Si tú también te planteas estas preguntas cuando escuchas o ves este tipo de comentarios en redes sociales o en tu día a día en el trabajo, el transporte público, en la calle, la escuela, te invitamos a dejar el silencio cómplice. El Estado sigue en en deuda para frenar la discriminación y faltan leyes robustas, pero hay varias acciones que podemos realizar en el día a día para ir desarticulando las ideas y estructuras que generan desigualdad y que están a la base del racismo y xenofobia.

Además te proponemos usar las plataformas que existen para hacer oír nuestros reclamos, por ejemplo, espacios de comunicación abiertos a estas preocupaciones, o en las mismas redes sociales que son escenario de estas agresiones. Otra vía es utilizar los mecanismos legales, por ejemplo, las situaciones de discriminación en el espacio escolar se pueden denunciar ante la Superintendencia de Educación[1]. La Ley Antidiscriminación, conocida como Ley Zamudio (Ley N 20609)[2], es otra herramienta, que aunque deficiente, es uno de los pocos instrumentos legales que permite sustentar estas denuncias a partir del concepto de discriminación arbitraria. Para ello, citando la sistematización realizada por la Fundación Iguales[3], aprovechamos este espacio para exponer sobre el proceso para ‘interponer la acción de no discriminación’:

¿Dónde? Ante el juez de letras (civil) del domicilio del/a denunciante o ante el domicilio del denunciado/a.

¿Quién? Puede ser interpuesta por el/la denunciante, su representante legal o por quien tenga de hecho el cuidado personal o educación del/a afectado/a. También podrá interponerse por cualquier persona a favor de quien ha sido objeto de discriminación arbitraria. No se requiere abogado/a para comenzar a presentar la acción. Sin embargo, trámites como la apelación y la posibilidad de que se pueda alegar en segunda instancia hacen necesaria la presencia de un/a abogado/a.

¿Cúando y cómo? Debe interponerse por escrito dentro de 90 días corridos, contados desde la ocurrencia de la acción u omisión discriminatoria, o desde el momento en que el afectado adquirió conocimiento cierto de ella, plazo que en ningún caso debe superar el año desde ocurrida la acción u omisión.

Agradecemos el espacio para poder expresar nuestra preocupación. Lo/la saludan cordialmente:

Leonora Beniscelli Contreras
Antonia Garcés Sotomayor
Sara Joiko Mujica
Josefina Palma Lamperein
Isabel Pérez Burrull
Andrea Riedemann Fuentes
Fernanda Stang Alva
Carolina Stefoni Espinoza

[1] Más información sobre cómo denunciar en la Superintendencia de Educación en: www.denuncias.supereduc.cl/memberpages/denuncias/denuncias.aspx
[2] Más información sobre la Ley en: /www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1042092
[3]ABC de la Ley Antidiscriminación, Fundación iguales (2012): www.textosescolares.cl/usuarios/convivencia_escolar/doc/201212101727100.ABC-de-la-Ley-Antidiscriminacion.pdf

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