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Las personas viven más y no necesariamente mejor

Paula Forttes
Por : Paula Forttes Experta Internacional del Programa de la UE Eurosocial Puente.
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Hoy las personas viven más y no necesariamente mejor, la negación de la vejez y las lentas respuestas son la mezcla perfecta para que los mayores comiencen a perder la paciencia.

Existen en Chile 2,6 millones de personas mayores de 60 años; para 2023 el  veinte por ciento de la población pertenecerá a ese grupo etario superando en porcentaje a los menores  de 15 años, sólo frente a este dato la pregunta inmediata sería ¿Cuánto se ha avanzado en el desarrollo de políticas públicas para este grupo que le permitan vivir con calidad y seguridad?

En  los años 90´ por primera vez en nuestro país se toma conciencia del proceso de transición demográfica y se instala en la agenda pública. En esa época se piensa en mecanismos de inclusión, la primera línea que se define es la participación, se crean programas municipales entendiendo que era urgente hacerlo desde el territorio. Posteriormente, también se busca favorecer los procesos asociativos con herramientas como el Fondo Nacional del Adulto Mayor, que fortalece la organización de personas mayores cuyo beneficio es innegable en el proceso de afrontar las desvinculaciones propias de la vejez y reencontrarse en proyectos conjuntos de identidad y de pertenencia.

Se establecen programas como Vacaciones para la Tercera Edad, se crea Institucionalidad como el Servicio Nacional del Adulto Mayor. Se suman programas como los años dorados, de vacunación y de enfermedades crónicas y degenerativas, de vinculación social entre otros y se explora en programas de cuidados.

También se elimina el 7 por ciento de la cotización de salud y se aprueba la reforma previsional, que es la política de mayor envergadura en la materia con la creación del pilar solidario no contributivo la pensión se transforma en un derecho. No obstante, en materia de pensiones contributivas la situación en vez de mejorar cada vez presenta mayores precariedades a medida que los montos del sistema de pensiones de las AFP evidencia peores condiciones incluso que el antiguo de reparto.

Hemos avanzado, sin embargo, el desarrollo de políticas universales de coberturas significativas, enfocadas en derechos y que incorporen a los mayores en la definición de respuestas y en la implementación de las mismas en el ámbito del desarrollo y los cuidados es aún una tarea pendiente.

[cita tipo=»destaque»]Hemos avanzado, sin embargo, el desarrollo de políticas universales de coberturas significativas, enfocadas en derechos y que incorporen a los mayores en la definición de respuestas y en la implementación de las mismas en el ámbito del desarrollo y los cuidados es aún una tarea pendiente.[/cita]

La segunda pregunta es ¿Por qué cuesta tanto avanzar cuando los datos son tan elocuentes?

Las políticas públicas intervienen en el inconsciente  colectivo de la cultura, pero son mucho más intervenidas por el fenómeno cultural. Entonces, es difícil establecerlas cuando el escenario cultural sigue negando la vejez y vivimos en una sociedad que niega la vejez porque no logra integrar los aspectos beneficiosos de una población mayor, tampoco el aporte que significan los años, menos la oportunidad que representan para la economía, no reconoce las transferencias monetarias que realizan los mayores y el cuidado que ofrecen a sus familias, entre otros. Por eso la invisibilidad es quizás el principal obstáculo a enfrentar, en segundo lugar la voluntad política y en tercer lugar las competencias técnicas para innovar y no reproducir beneficiencia 2,0.

La tercera pregunta es ¿Qué sucederá?

Hace unas semanas las personas mayores llenaron las calles de cada ciudad en España y no hubo nadie que quedara impávido frente al mensaje que dieron, el reclamo era un reajuste miserable a sus pensiones que se hacía más miserable aún en comparación a los reajustes del sector activo, pero el reclamo era mayor y el mensaje aún más relevante, dijeron «Basta» dijeron que eran los artífices del progreso que disfrutan las nuevas generaciones en el presente, dijeron que eran muchos y que tenían poder, el poder incluso de cambiar gobiernos, los mayores entendieron que esta tremenda generación que se reconoce como tal puede convertirse en una generación para sí, para sus intereses, dijeron que los cambios deben venir y que se acabó la paciencia.

Nuestro país tiene que elaborar un pacto social en materia de envejecimiento, vejez, participación social y cuidados, eso supera la reforma a las pensiones, pero desde los ingresos quedará en evidencia la complejidad del problema y la oportunidad de las soluciones, debemos concurrir a ese pacto porque es de justicia, es ético y es urgente políticamente porque los mayores perderán la paciencia y nadie podrá argumentar que no esperaron demasiado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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