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Derecho al agua para todos

Por: Adela Gutiérrez


Señor Director:

Se dice que el Estado chileno es subsidiario, la Constitución así lo define: no puede intervenir en muchos acontecimientos que atañen a la población, y una de ellas es el agua y la propiedad de ella.

Mi familia, como la de muchos chilenos, son de data antigua con choznos y bichoznos, aquellos sureños del Valle Central, que iban desde el campo a trabajar a las salitreras, y luego volvían a sus campos a hacerlo producir, donde el agua era propia, se construía una noria, se sacaba agua de un riachuelo o de una vertiente, todo funcionaba relativamente bien, salvo que a veces se producían roces porque un vecino desviaba el agua, pero conversando se resolvía el tema. Lo de ahora es diferente; las forestales están acabando con el agua, con su plantación de pinos y eucaliptus, colaborando con el cambio climático. Demás esta decir que la ganancia rápida de la voracidad empresarial no tiene ética ni humanidad, pero la autoridad política y tecnocrática, es cómplice, sabiendo el daño causado. Esto obliga a la población de pequeños campesinos a migrar a la ciudad, por falta de agua, los que llegan a Santiago u otras ciudades.

Con la minería es otro tema parecido. En la ciudad de La Serena, camino a Vicuña, conversando con mujeres y hombres comunes, me comentan que vendieron, mas al norte sus tierras, por insistencia de las mineras y por el agua. Resultado: Serena y Vicuña se han agigantado como ciudades, ahora tienen agua en las represas, pero se avecina, según datos mundiales, que Chile está dentro de los 30 países con problemas hídricos. La desertificación se acercará a Santiago de Chile, que tiene 7 millones de habitantes, y se dice que América latina tendrá migraciones gigantescas, por este problema. Hasta ahora ha llegado mas de un millón de migrantes o extranjeros. La guerra por el agua, nos va a enfrentar a unos contra otros, la autoridad se desentiende, no solo la actual, sino también las anteriores.

Se requiere una conciencia y actuación rápida para tratar que este grave problema, no se agudice, por un asunto humanitario: derecho al agua para todos; etnias, chilenos, extranjeros. Nada está seguro, pero la autoridad política tiene la obligación de preveer el futuro incierto que se avecina, y tomar cartas en el asunto, en forma urgente, cambiando los cultivos, estatizando el agua y educando a la población, acerca del cambio climático, de lo contrario Chile puede desaparecer… en no pocos años.

Adela Gutiérrez Muñoz

Educadora de Párvulos (UC)

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