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Van Rysselberghe y la crítica sin memoria

Por: Gonzalo Guajardo Gavilán


Señor Director: 

El lunes, antes de que se confirmara la renuncia del Ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Mauricio Rojas, se desarrollaba el tradicional comité político en La Moneda con la presencia de los presidentes de los partidos oficialistas. A la salida de este, Jaqueline Van Rysselberghe, presidenta de la UDI, fue consultada sobre el tema del momento por la prensa.

La Senadora, con cierta incomodidad, declaraba ante la prensa que, a su juicio, el “museo de la historia tiene un sesgo de izquierda”. De esta manera, confundiendo el nombre del museo (llamándolo “de la historia” en lugar de “de la Memoria y los DDHH”), manifestaba que este sólo contaría una parte de la historia.

Lo particular, sin embargo, fue su respuesta al ser consultada si había ido al museo últimamente. “No, yo no lo conozco, no he ido”, fueron sus palabras. Las declaraciones de la Senadora nos muestran de manera clara la posición que ella y gran parte de su sector defiende: Relativizar la realidad mostrada en el Museo de la Memoria argumentando sesgos y contexto. Para ella, no es relevante ir y ver que muestra, el sólo hecho de su existencia es motivo suficiente para cuestionarlo por no presentar una historia empatada que permita justificar los horrores cometidos en dictadura.

Esta es la política que no le hace bien a nuestro país. La política del negacionismo, la que juega al empate, la que busca relativizar los hechos para hacerlos aceptables por la sociedad. En suma, la política sin memoria. Para avanzar en superar las grietas que aún dividen a nuestro país se hace imperativo exigir con fuerza verdad, justicia y memoria. Sin estas, seguiremos teniendo representantes que criticaran a pesar de decir sin pudor que no conocen lo que juzgan.

Gonzalo Guajardo Gavilán
Egresado de Derecho
Universidad de Chile

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