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Fracaso de la franja electoral del “Sí”: Un análisis desde la clasificación de Escuelas de comportamiento electoral Opinión

Fracaso de la franja electoral del “Sí”: Un análisis desde la clasificación de Escuelas de comportamiento electoral

Rodrigo Rettig
Por : Rodrigo Rettig Abogado, Magíster Política y Gobierno, UDP.
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En el análisis desde la Ciencia Política de cómo votan los electores, existen tres escuelas que explican el comportamiento electoral y, por tanto, quien lo conoce puede efectuar mejores campañas electorales ya que dicha franja iría direccionada estratégicamente. La franja del “Sí” en el plebiscito de 1988 es un claro ejemplo de qué es lo que no debe hacer en una campaña electoral.

Para iniciar, señalar que las Escuelas a las que se hace mención son tres: Columbia, Michigan y Rochester. La Escuela de Columbia, refiere que hay clivajes históricos (familia principalmente, lugar que se ocupa en la estructura social). Lipset dijo que las razones por las cuales la gente vota como vota se deben a clivajes societales y estos clivajes explican la formación de partidos y preferencias de la gente. Esta escuela sugiere que las percepciones políticas están asociadas a características de raza, sexo, religión, condición de clase o etnia (Arriagada, Navia, Schuster. 2010).  Es decir, variables de largo plazo.

En segundo lugar, la Escuela de Michigan nos ofrece una explicación alternativa al voto sociológico reconociendo no sólo la pertenencia a un grupo, sino que también la socialización del elector (Valenzuela). Se construye a partir de Columbia pero hace cosas distintas. Se diferencia en que permite algo más de variables. Dice que no son clivajes, si no son variables de mediano plazo, son variables de socialización. La gente no nace de izquierda sino que se hace de izquierda, por ejemplo, no dependiendo de tu condición de clase, sino que de la socialización que se tiene durante la vida. Una persona que de acuerdo a los clivajes y su familia tiene “path dependence” de derecha, pero que estudia Derecho en la Universidad de Chile, existen altas probabilidades de que cambie de pensamiento político. Asimismo, una persona de escasos recursos que ingresa a las Fuerzas Armadas, de acuerdo a la socialización que tendrá, es probable que pueda cambiar su forma de pensar políticamente hablando.

[cita tipo=»destaque»]En síntesis, la campaña del “Sí”, particularmente estos dos capítulos, fueron una apología al pasado. Todo lo circunscribieron a que en caso de que no ganara la opción del “Sí”, Chile volvería a ser un país dirigido por marxistas e incluso delincuentes. Las personas indecisas que quizás se sentían un tanto lejanas de la opción oficialista eran derechamente tratadas e identificadas como marxistas y comunistas, lo que los hacía estar cada vez más lejos de la opción de Pinochet.[/cita]

Por último, la Escuela de Rochester señala que sus electores miden variables de corto plazo y, a partir de eso, votan. Por ejemplo los nacionalistas, pro animales, pro medio ambiente, etc. No deciden por la misma marca todo el tiempo, sino que pueden variar de una elección a otra. Votan a partir de variables de corto plazo. No tienen ADN determinado ni tampoco los influyen los procesos de sociabilización ya que supone que los votantes están indecisos.

En Chile, la tradición ha sido construir explicaciones de los determinantes del voto a partir de variables de mediano y largo plazo. De hecho, la literatura sociológica y política supone la existencia de clivajes históricos que dan cuenta de un ordenamiento en tercios (derecha, centro e izquierda) del sistema de partidos y de las preferencias electorales de su población. Así, las percepciones políticas de los chilenos estarían basadas en este tipo de clivajes y serían renuentes a cambiar en el tiempo. Se constata que Columbia y Michigan han sido mucho más utilizados en Chile que las explicaciones emanadas del modelo Rochester (Arriagada, Navia, Schuster, 2010).

Plebiscito 05 de octubre de 1988

El plebiscito del 5 de octubre de 1988 se realizó en un país en dónde ya se llevaba 15 años de dictadura, con números económicos no muy auspiciosos. Campeaba la inestabilidad macroeconómica en términos generales, baja tasa de inversión por trabajador, se instauró un sistema de leyes laborales contraria a los intereses de los trabajadores, el gasto público fue más bajo y los salarios disminuyeron.

Sin embargo, el analfabetismo baja y sube el porcentaje de personas con educación primaria y superior mejorándose las expectativas de vida y mortalidad infantil. A grandes rasgos, si bien es cierto hubo aspectos positivos como los anteriormente descritos, las políticas sociales fueron claramente desmontadas produciéndose alzas en los niveles de pobreza y desigualdad llegando incluso al 45% en el año 1985, lo que produjo una clara situación de descontento en la visión que se tenía por parte de los habitantes del país respecto a cómo se estaba conduciendo los destinos de Chile.

Importantes es recordar que no hubo elecciones anteriores que permitieran analizar cómo estaban las fuerzas políticas del país. El Congreso se suprimió durante el régimen de Pinochet. La cesantía bordeaba, como durante todo el régimen, el 20% y la desigualdad producía descontento en la sociedad. Sin perjuicio de lo anterior, la macroeconomía mostraba repuntes importantes creciendo sostenidamente desde la segunda mitad de la década de los 80.

Al cerrarse las inscripciones en los registros electorales, un mes antes del plebiscito, había más de siete millones de chilenos inscritos para votar, lo que equivalía al 92% de aquellos que estaban facultados para emitir su preferencia. Entre el 5 de septiembre y el 1 de octubre, la televisión chilena emitió una franja con las campañas propagandísticas del oficialismo y la oposición. Este espacio político tuvo una altísima sintonía.

La franja del “Sí”, pasó por dos períodos: el anterior a saber resultados de encuestas previas, y el posterior. Antes de saber que los resultados favorecerían al parecer a la opción “No”, la franja oficialista hablaba de “Chile, un país ganador”, exaltándose los logros del gobierno de Pinochet, en un tono más bien conciliador. Sin embargo, una vez que las encuestas comenzaron a ser públicas, y dónde se apreciaba que la opción del “No” iba punteando, se tomó la drástica decisión de dar un giro a la campaña, pasando de un papel pasivo a uno activo de corte confrontacional, lo que a la luz de los resultados no fue una buena decisión.

“La campaña fue entonces intervenida. La idea era endurecer la franja para enfrentar al “No” y el rol López fue progresivamente disminuyendo en influencia. El 18 de septiembre de ese año marcaría un punto de inflexión al trabajo que venía realizando desde 1987. Según “La historia oculta del régimen militar”, el cambio implicó transformaciones en los equipos y la aparición de Carlos Bombal y la periodista Carmen Gardeweg como rostros para contrapesar la imagen del conductor de la franja opositora, Patricio Bañados. El publicista ha narrado entre cercanos y conocidos que, tras ese giro, comenzaron a llegar videos a la sede de la franja en Providencia. La mayoría, ha dicho López, provenían de militares sin uniforme: aparecieron parodias a los spots que presentaba el “No” y otros que mostraban quemas de autos y disturbios en medio de una manifestación contra el régimen militar”.

Los spots “endurecidos”, pueden verse actualmente en youtube. El primero de ellos (https://www.youtube.com/watch?v=0e42E5HH-10) , a través de una voz en off bastante seria y clásica, parte haciéndose mención inmediatamente al año 1973, en dónde se muestran imágenes de las “largas colas para adquirir pan y otros alimentos”. Se menciona expresamente como un gobierno de fracaso al de Salvador Allende. Posteriormente se menciona que no podíamos volver al desabastecimiento, analfabetismo, pobreza, mezclándose con imágenes y frases del tipo “país ganador” que era Chile en ese entonces. Termina el spot efectuando una afirmación extrema, señalándose que “sólo hay una manera de que eso no vuelva a pasar”. Para ello “debe votar sí”, finalizando con una imagen que señala “sí, usted decide. Seguimos adelante o volvemos a la Unidad Popular”.  Asimismo, se muestra sólo un partido político, la UDI, y promisorias figuras jóvenes como Andrés Chadwick. El spot finaliza con una imagen casi mesiánica de Pinochet al estilo de salvador de la patria con un fondo con la bandera chilena.

Ese capítulo fue dirigido al tipo de votante Columbia. Son votantes de largo plazo que vivieron el período 1970-1973 en su gran mayoría, haciéndose mención expresa a no volver al pasado. Se le habla al elector de derecha, no mostrándose ningún aspecto de visión futura, sino más bien especificándose, a través de infundir temor, de que no se podía volver atrás. No se mira hacia adelante con esperanza, sino que se mira hacia atrás con temor de volver a los errores del marxismo.

El segundo spot (https://www.youtube.com/watch?v=RxuRWmEg8oE), parte con una referencia a la célebre canción del “No” del “Chile, la alegría ya viene”, pero con una modificación, señalándose a través de imágenes de manifestaciones con disturbios “Chile, el marxismo ya viene”. Esto claramente fue un error, ya que muchos de los votantes del plebiscito eran personas que estuvieron en la segunda mitad de la década de los 80 manifestándose por mejores condiciones sociales, como asimismo, para que la dictadura se acabara. Muchos de los que se manifestaban, fueron caricaturizados como marxistas que destrozaban el país, prácticamente delincuentes, lo que es absolutamente poco conveniente para los fines electorales.

En una segunda parte del spot, aparecen encapuchados infiltrados en la coreografía de la campaña del “No”, escuchándose la voz en off que señala “aunque el marxista se vista de seda, marxista se queda”. Por último, habla Pinochet señalando que “Chile, a diferencia del de ayer, hoy confía en su libertad y capacidad de cada chileno”.

Por tanto, el tipo de votante al que se dirigió también fue Columbia. La campaña habló exclusivamente a votantes de su sector, quienes estratégicamente no es necesario ir a buscar ya que de todas maneras, pase lo que pase, votarían por la opción del “Sí”.

En síntesis, la campaña del “Sí”, particularmente estos dos capítulos, fueron una apología al pasado. Todo lo circunscribieron a que en caso de que no ganara la opción del “Sí”, Chile volvería a ser un país dirigido por marxistas e incluso delincuentes. Las personas indecisas que quizás se sentían un tanto lejanas de la opción oficialista eran derechamente tratadas e identificadas como marxistas y comunistas, lo que los hacía estar cada vez más lejos de la opción de Pinochet.

En ninguna de los dos capítulos se logran encontrar mensajes dirigidos a votantes Michigan o Rochester, ya que son spots absoluta y totalmente direccionados al electorado duro del sector derechista. No aparecen rostros de figuras políticas que pudieran asociarse a algún tipo de esperanza hacia el futuro. Se aborda incansablemente la figura de Augusto Pinochet, la cual a esa altura ya producía bastante reticencia como para haber intentado rescatar votos más relacionados a las escuelas de Michigan y Rochester, finalmente las cuales son las que definen las elecciones, sobre todo un país como el nuestro en dónde los tres tercios están muy marcados.

Así, podemos constatar que la campaña electoral de la opción “Sí” en el contexto de la franja política del plebiscito de 1988  fue un rotundo fracaso en su segunda etapa, no tan sólo desde el punto de vista de la derrota por casi 10 puntos respecto a la opción “No”, sino que fundamentalmente por qué no logró entusiasmar a nadie más que a su propio público político objetivo, el cual representa y ha representado a un tercio del total de la población del país con capacidad de voto.

La constante estrategia de visualizar los logros, sobre todo relacionados a infraestructura de la dictadura, no lograron penetrar en la población, quienes veían que eso no era comparable con las violaciones a los derechos humanos que ya a esa altura eran conocidas por todos a modo general.

Considerando que Chile en ese entonces estaba muy polarizado, lo ideal habría sido efectuar una campaña con aires de futuro dejando atrás el pasado. Saliendo a buscar a votantes de corto y mediano plazo, quienes podían reconocer ciertos avances del país durante el gobierno militar, como los pertenecientes a la DC, pero que la imagen de Pinochet y el constante recuerdo del pasado, lo único que logró fue alejar aún más la opción del triunfo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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