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Morir de una niña maya y los nuevos Herodes

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Por: Esteban Valenzuela


Señor Director:

No me deja en paz la muerte de Jakelin Amei Caal en manos de policías fronterizos de USA, la niña que en estos días no tuvo un pesebre de Belén de pobre perseguida.
Caal o Kaal tiene en legua maya dos significado: pescuezo o fuerza.
A la pequeñita de siete años le faltó fuerza en el éxodo de una familia de la franja norte de Guatemala que recorrió miles de kilómetros para un letal intento de llegar a New México por el desierto infernal de Sonora.
Ella venía de un pueblo en el cual trabajé del 2010 al 2012 fomentando políticas locales e inversiones en agua potable junto a la GIZ alemana. Raxruha pertenece a Alta Vera Paz pero está al final en la zona baja y caliente que enfila hacia el Petén conocido por la ciudad maya de Tikal. Vera Paz lleva su nombre por Fray Bartolomé de las Casas y un pueblo vecino lleva el nombre del sacerdote protector de indígenas.En la latín significa la Verdadera Paz del respeto mutuo donde el cura valiente pudo de viejo hacer el experimento de reconocer y empoderar las comunidades enbve del salvajismo de los encomenderos.

En Raxruha los mayas quebchis son dignos pero pobres y abandonados por el estado oligárquico, presa de corruptos y narcos que los expulsan de sus buenos suelos por la invasión de Palma africana para biocombustibles.
En Raxruha como en toda la zona rural existe falta de empleo y una alta mortalidad infantil por diarreas y desnutrición. Allí comí temescuintle y otros animales del trópico maya en una cocina en que el maíz es la vida.
El pueblo es pobre, mosquitos y alacranes son parte del contraste de la belleza de grutas de agua en los cerros carcavicos. Una mañana me encontré en la ciudad maya de Cancuen con jóvenes que en la búsqueda de sentido y oportunidades en su rectificación querían repoblar las ruinas invandidas por la selva que se niega a morir. Uno me dijo que ya no se podía ir a USA a trabajar en la cosecha o construcción.

Lloro en Navidad por la niña y la responsabilidad de todos por no hacer más por la justicia en nuestras Naciones y enfrentar a las extremas derechas que cierran fronteras, por esos presidentes hijos y nietos de emigrantes que sin embargo hoy alzan muros como los nuevos Herodes del siglo XXI.

 

Esteban Valenzuela

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