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Control de identidad: nunca te toparás conmigo

Por: Leandro Ortega Vargas


Señor Director:

Ante la improbabilidad de que fructifique el proyecto del gobierno que reduce la edad para efectuar el control preventivo de identidad (pues, no cuenta con el suficiente respaldo del Congreso), surge el debate tanto en los medios, redes sociales y almuerzos dominicales. Esta especie de brega moral, donde represión y prevención se entrecruzan dentro de una perspectiva binaria, no hace más que preguntarnos: ¿A quién (es) irá dirigido el control? ¿A la población toda? ¿En La Pintana, pero también en Kennedy con Estoril?

“El que nada hace nada teme” dijo Andrés Chadwick hace unos días. Pagaría varios billetes para presenciar un control de identidad donde la cédula del solicitado tenga encriptado el apellido Chadwick. ¿Cuál será la reacción del carabinero? ¿Acaso idéntica si en frente tenemos a un Ayancán, un Soto, un Ortega, un González o un Tapia? ¿Cuál será la proporción de carabineros pidiendo carnet en Los Trapenses un viernes por la noche versus Cerrillos?

El clasismo –o la reverencia producto de un aire de inferioridad– que lamentablemente también afecta a nuestras policías no es algo nuevo. El componente socio-económico es una variable que no debemos dejar de lado al proponer una medida que en los países que se ha implantado se reduce a fracaso. El ejemplo de Estados Unidos lo representa todo, donde las comunidades afroamericanas, árabes y latinas son el blanco perfecto de esta auténtica “pesca de arrastre” como ha dicho alguien por ahí.

Quiero pensar que la selectividad producto del clasismo será el gran escollo para que el proyecto del gobierno termine siendo desechado.

Leandro Ortega Vargas
Profesor de Historia y Geografía

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